La implantación de las tecnologías de la información sanitaria ha supuesto un cambio muy relevante en la forma de prestar la asistencia sanitaria, mejorando la trazabilidad de la información y contribuyendo a la seguridad del paciente. La mayoría de estudios e informes muestran resultados positivos de la introducción de la historia clínica electrónica (HCE) y la receta electrónica (RE) sobre la calidad y la seguridad de la atención médica y farmacéutica.
Sin embargo existe el peligro de que el diseño, despliegue y uso de estas herramientas no sean del todo efectivos o que, con motivo de su desarrollo, se generen nuevos problemas de seguridad del paciente.
En este artículo, recientemente publicado en el número especial de seguridad del paciente de la revista Atención Primaria, se detallan los riesgos y beneficios de la HCE y la RE detectados desde su implantación, y se señalan los principales desafíos y desarrollos potenciales en el futuro para mejorar la calidad de la asistencia y la seguridad del paciente.
La HCE permite incluir toda la información de salud de un paciente en un único soporte, con independencia de dónde y cuándo se genera. Además de su contribución a las funciones asistencial, docente e investigadora, es parte del sistema de información del servicio de salud y pieza fundamental de los sistemas de gestión económico-financiera, planificación estratégica y control de gestión sanitaria, como se muestra en la siguiente figura:
La RE, integrada en la HCE, permite acceder al historial farmacoterapéutico del paciente, mejora el traspaso de información entre los profesionales que prescriben y los que dispensan la medicación, e incluye herramientas que conforman el sistema de ayuda a la toma de decisiones terapéuticas (bases de datos de medicamentos, paneles informativos de medicación activa, antecedentes de alergias y de reacciones adversas medicamentosas, información complementaria para el farmacéutico, etc.). Representa un cambio sustancial respecto al soporte clásico en papel y conlleva ventajas incuestionables, no solo para pacientes y profesionales sino también para el conjunto del sistema y las administraciones sanitarias.
Sin embargo, algunos aspectos del propio diseño de la RE y los límites impuestos en su implantación impiden la optimización de sus cualidades. Así, sería relevante, por ejemplo, que el profesional dispensador pudiera conocer el plan terapéutico completo del paciente, ver las indicaciones que han motivado la prescripción, realizar intervenciones menores para resolver las incidencias más frecuentes (dispensación en circunstancias especiales, cambio de forma farmacéutica, presentación, tamaño del envase, tallas o modelos de efectos y accesorios, etc.), registrar parámetros clínicos y analíticos (tensión arterial, perfil lipídico, hemoglobina glicosilada,...) e incluso aportar información relativa a estilos de vida. Todo ello debidamente protocolizado —y basado en el registro y notificación automática al prescriptor— contribuiría a monitorizar y evaluar el estado del paciente y la respuesta al tratamiento. Una evolución en este sentido permitiría utilizar la red de más de 22.000 farmacias comunitarias que hay en España como una potente recurso de salud pública. En la misma línea se deberían potenciar las posibilidades de la RE como canal de comunicación para que ésta sea eficiente, ágil y directa entre el farmacéutico y el médico prescriptor, lo que evitaría muchos contratiempos a los pacientes.
La HCE y la RE han ayudado a solventar muchos problemas de seguridad del paciente, pero también han generado otros por los problemas y dificultades en su implantación, utilización y mantenimiento. Pese al progreso y los avances realizados, aún quedan áreas de mejora para el completo desarrollo de sus potencialidades:
- Interoperabilidad
- Accesibilidad y trazabilidad de la información
- Eficiencia
- Seguridad del paciente
- Seguridad de la información
- Monitorización y gestión de datos
- Integración asistencial de la red de farmacias
Estas cuestiones, y algunas otras relacionadas con las tecnologías de la información sanitaria
—como los riesgos derivados de la
automatización del proceso de renovación de prescripciones electrónicas llevado a cabo durante la pandemia, o la necesidad de dotar de recursos tecnológicos para potenciar el desarrollo de la
atención telemática en atención primaria—, se abordan ampliamente a lo largo del artículo.
Para facilitar su divulgación hemos elaborado la siguiente infografía:
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+ info:
En este blog:
Contenidos sobre el número especial de seguridad del paciente en Twitter: hashtag #EspecialSegPacAP
Cómo citar esta entrada:
Añel Rodríguez RM. Historia clínica y receta electrónica: riesgos y beneficios detectados desde su implantación. Diseño, despliegue y uso seguros. [Internet]. Sano y Salvo. Blog de seguridad del paciente en atención primaria. [8 de enero de 2022; consultado 8 de enero de 2022]. Disponible en: https://sano-y-salvo.blogspot.com/2022/01/historia-clinica-y-receta-electronica.html
2 comentarios:
Excelente trabajo. Claro y estimulante. Abre interesantes perspectivas razonables y posibles. Explica muy bien lo que se puede hacer simplemente organizando bien lo que tenemos. Muy buenas las infografias.
Muchas gracias por el comentario
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