Es difícil de creer pero es cierto. El Real Decreto-ley 16/2012, de 20 de abril, de medidas urgentes para garantizar la sostenibilidad del Sistema Nacional de Salud y mejorar la calidad y seguridad de sus prestaciones, modifica la Ley 29/2006, de 26 de julio, de garantías y uso racional de los medicamentos y productos sanitarios, añadiendo un Artículo 85 ter sobre "Exclusión de la prestación farmacéutica de medicamentos y productos sanitarios".
Negro sobre blanco, en el artículo 4, apartado 3, puede leerse que uno de los criterios para excluir a un medicamento de la prestación farmacéutica en el Sistema Nacional de Salud es "Que el principio activo cuente con un perfil de seguridad y eficacia favorable y suficientemente documentado a través de años de experiencia y un uso extenso."
Muchos profesionales, ante lo inaudito de la medida, pensaron que era un gazapo que se corregiría: no ha sido así. El BOE de hoy ha publicado una corrección de errores en la que no se modifica este apartado del decreto.
Desde el punto de vista del uso racional de los medicamentos es obvio que un perfil de seguridad y eficacia favorable, demostrado durante años de experiencia y uso extenso, es un valor para un fármaco. Dejar de financiar este tipo de medicamentos supone que la prescripción se desplazará hacia otros fármacos similares menos seguros, menos eficientes, con menor experiencia de uso y, en la amplia mayoría de los casos, más caros.
En el siguiente apartado aparece otro singular motivo de exclusión: "Por estar indicados en el tratamiento de síntomas menores."
Corre el rumor entre los profesionales, que no han confirmado ni descartado fuentes oficiales que sepamos, de que medicamentos como el ibuprofeno y el paracetamol van a dejar de financiarse. Sea o no cierto, ibuprofeno y paracetamol pueden ser un buen ejemplo de combinación de los criterios mencionados. Entre otros muchos problemas, sucede que paracetamol es el medicamento de primera elección en dolor por artrosis de rodilla. Ibuprofeno es de primera elección en cefaleas. Ambas son de primera elección en el tratamiento de la fiebre. Dolor y fiebre pueden ser síntomas "menores" o "mayores", dependiendo de la intensidad y de la causa que los produce. Excluir ambos medicamentos de la prestación del Sistema Nacional de Salud, lo que tendría efectos tanto a nivel ambulatorio como hospitalario, supondría un despropósito incalificable.
Es un ejemplo que podríamos aplicar a otros medicamentos seguros y de eficacia comprobada, que pueden estar indicados en síntomas de intensidad variable relacionados con patologías de gravedad también variable.
Publicado por Sano y salvo
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