Los efectos no deseados secundarios a la atención sanitaria representan una causa de elevada morbilidad y mortalidad en todos los sistemas sanitarios desarrollados. A las consecuencias personales en la salud de los pacientes por estos daños hay que añadir el elevado impacto económico y social de los mismos.
En España, según el Estudio Nacional sobre los Efectos Adversos ligados a la Hospitalización (ENEAS) llevado a cabo en 24 hospitales del Sistema Nacional de Salud y publicado en febrero de 2006, el 9,3% de los pacientes ingresados sufre algún efecto adverso relacionado con la asistencia sanitaria. Una de las conclusiones de dicho estudio fue que las tres causas inmediatamente relacionadas con los efectos adversos (EAs) en los hospitales españoles son, por orden de importancia, los efectos adversos relacionados con la medicación (37,4% de los EAs detectados), las infecciones nosocomiales de cualquier tipo (25,3%) y los efectos adversos relacionados con problemas técnicos durante la realización de un procedimiento (25,0%). De este último grupo, el 55,6% fue consecuencia de una intervención quirúrgica. Además, en función de los criterios prefijados en el estudio, el 42,8% de los EAs se consideró evitable.
El informe ENEAS pone también de manifiesto que en un 63,3% del total de EAs se precisó la realización de nuevos procedimientos (p.ej. pruebas de radiodiagnóstico) y en un 69,9% tratamientos adicionales (p. ej. medicación, rehabilitación o cirugía). Por tanto, los EAs ocasionan un mayor gasto sanitario, como consecuencia de los ingresos hospitalarios directamente relacionados con el EA, más días de estancia, así como pruebas y tratamientos que se podrían haber evitado en casi la mitad de los casos.
Así pues, parece importante poder cuantificar el coste asociado a los efectos adversos relacionados con la asistencia sanitaria con el fin de priorizar mejoras y justificar el gasto que supone la puesta en marcha de estrategias de reducción de errores y gestión del riesgo sanitario.
Las revisiones bibliográficas que se presentan suponen un primer paso en esta dirección.
En España, según el Estudio Nacional sobre los Efectos Adversos ligados a la Hospitalización (ENEAS) llevado a cabo en 24 hospitales del Sistema Nacional de Salud y publicado en febrero de 2006, el 9,3% de los pacientes ingresados sufre algún efecto adverso relacionado con la asistencia sanitaria. Una de las conclusiones de dicho estudio fue que las tres causas inmediatamente relacionadas con los efectos adversos (EAs) en los hospitales españoles son, por orden de importancia, los efectos adversos relacionados con la medicación (37,4% de los EAs detectados), las infecciones nosocomiales de cualquier tipo (25,3%) y los efectos adversos relacionados con problemas técnicos durante la realización de un procedimiento (25,0%). De este último grupo, el 55,6% fue consecuencia de una intervención quirúrgica. Además, en función de los criterios prefijados en el estudio, el 42,8% de los EAs se consideró evitable.
El informe ENEAS pone también de manifiesto que en un 63,3% del total de EAs se precisó la realización de nuevos procedimientos (p.ej. pruebas de radiodiagnóstico) y en un 69,9% tratamientos adicionales (p. ej. medicación, rehabilitación o cirugía). Por tanto, los EAs ocasionan un mayor gasto sanitario, como consecuencia de los ingresos hospitalarios directamente relacionados con el EA, más días de estancia, así como pruebas y tratamientos que se podrían haber evitado en casi la mitad de los casos.
Así pues, parece importante poder cuantificar el coste asociado a los efectos adversos relacionados con la asistencia sanitaria con el fin de priorizar mejoras y justificar el gasto que supone la puesta en marcha de estrategias de reducción de errores y gestión del riesgo sanitario.
Las revisiones bibliográficas que se presentan suponen un primer paso en esta dirección.
Incorporado al Blog por Lola Martín.
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