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Segundas víctimas: cuando el sistema falla al profesional


En un entorno como el sanitario, donde los errores todavía se viven como fracasos personales más que como fallos del sistema, nuestro compañero Carlos Aibar nos invita a mirar más allá del enfoque individual, y a comprender y atender las heridas que deja la cultura del error en los profesionales.

En su artículo, titulado “Segundas víctimas: ¿asunto individual o problema del sistema?”, Aibar articula con claridad una tesis fundamental: el sufrimiento de las segundas víctimas no es una debilidad personal, sino una consecuencia lógica de sistemas inmaduros que fallan en ofrecer un soporte estructurado, humano y preventivo a los profesionales de la salud que se ven afectados por un evento adverso.

Desde la publicación del emblemático informe "To err is human" se han producido importantes avances en la conciencia institucional sobre la seguridad del paciente. Sin embargo, la atención a las segundas víctimas sigue siendo deficitaria y, en muchos contextos, queda relegada a la buena voluntad de los compañeros de profesión y a la adecuada interpretación de unos protocolos que resultan casi siempre demasiado básicos o incipientes. 

Una de las fortalezas del artículo es la capacidad de conectar el sufrimiento individual con la responsabilidad colectiva. Lejos de reducirse a un asunto emocional, el autor subraya cómo la respuesta institucional —o su ausencia— refleja una ética organizacional: ¿se protege al profesional cuando más vulnerable está, o se le deja solo frente al error y a sus consecuencias legales, emocionales y reputacionales?

El autor pone el foco en la necesidad de precisar el concepto de segunda víctima y de conocer los factores que determinan la frecuencia e intensidad de esta afección. Como se muestra en la siguiente infografía, elaborada por el profesor Aibar, diversos factores organizacionales y culturales determinan el riesgo y la intensidad del padecimiento de los profesionales como segundas víctimas.

Entre muchos otros aspectos, el artículo destaca la importancia de disponer de los elementos esenciales para la atención a las segundas víctimas: protocolos con normas y guías de actuación claras, apoyo entre pares, formación adecuada y, sobre todo, una cultura de seguridad sistémica que no penalice el error, sino que promueva el aprendizaje compartido a partir de él. Porque el aprendizaje real en seguridad del paciente no podrá germinar en un terreno abonado de culpa y aislamiento.

El enfoque de Carlos Aibar es genuino, pero nada ingenuo: reconoce las tensiones entre la responsabilidad individual y la institucional. Defiende que, para avanzar en la seguridad del paciente y en el cuidado de los profesionales, es necesario integrar el fenómeno de las segundas víctimas como parte del abordaje sistémico de los eventos adversos, más que como una nota al pie de página o como un simple anexo de la estrategia de gestión de eventos adversos.

Este artículo es una lectura indispensable para quienes piensan que la seguridad del paciente no puede construirse desde la exigencia individual sino desde estructuras justas, entornos seguros y culturas organizacionales que reconozcan la vulnerabilidad como parte del ejercicio profesional.

El mismo principio hipocrático que nos urge a no dañar a los pacientes en el ejercicio de nuestra profesión, también debería dirigirnos a no permitir que los sistemas sanitarios perpetúen en silencio el daño que causan a los profesionales que nos cuidan. 

+ info:
Aibar Remón, C. Segundas víctimas: ¿asunto individual o problema del sistema? Rev Der Gen H. 2025;1(60),55-71. Disponible en: https://ojs.ehu.eus/index.php/rdgh/article/view/27360/25274

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Publicado por Rosa Añel

Cómo citar este artículo: 
Añel Rodríguez RM. Segundas víctimas: cuando el sistema falla al profesional. [Internet]. Sano y Salvo. Blog de seguridad del paciente en atención primaria. [24 de abril de 2025; consultado 24 de abril de 2025]. Disponible en: https://sano-y-salvo.blogspot.com/2025/04/segundas-victimas-cuando-el-sistema.html


Curso online de segundas víctimas, gratuito y disponible en español, desarrollado por el consorcio europeo ERNST

El consorcio ERNST (European Researchers’ Network Working on Second Victims) ofrece un curso online, de acceso gratuito, para la formación sobre segundas víctimas, dirigido a todos los profesionales sanitarios. Su versión en castellano está disponible en este enlace

Este curso, elaborado por expertos de reconocido prestigio internacional en seguridad del paciente, está financiado por la agencia COST (European Cooperation in Science and Technology), un programa que permite a los investigadores crear redes de innovación e investigación interdisciplinarias en Europa y en otros países.

Los objetivos del curso son los siguientes:

  • Dar a conocer las implicaciones del fenómeno de las segundas víctimas para los profesionales, las instituciones y los sistemas de salud.
  • Concienciar sobre la relevancia de la seguridad psicológica y aportar herramientas para promoverla.
  • Promover las habilidades necesarias para apoyar a los trabajadores de la salud después de situaciones estresantes.
  • Facilitar nuevos conocimientos sobre intervenciones para apoyar a los profesionales sanitarios cuando las cosas salen mal.

El curso, de10 horas de duración, está estructurado en siete módulos y aporta los conocimientos necesarios para mejorar la atención a los profesionales sanitarios que sufren como segundas víctimas. Los participantes aprenderán sobre las consecuencias de los eventos adversos y cómo apoyar tanto a los pacientes como a sus colegas de profesión. El certificado acreditativo del curso se obtiene tras realizar una breve evaluación final y completar la encuesta de satisfacción.

Os animamos a difundirlo entre los profesionales de vuestras organizaciones sanitarias. Cuantos más profesionales tomemos conciencia y nos formemos en esta área específica de seguridad del paciente, mejor será la gestión de los eventos adversos y la atención a las segundas víctimas. 

+ info: 
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Publicado por Pilar Astier
Cómo citar esta entrada: 
Astier Peña MP. Curso online de segundas víctimas, gratuito y disponible en español, desarrollado por el consorcio europeo ERNST [Internet]. Sano y Salvo. Blog de seguridad del paciente en atención primaria. [19 de julio de 2024; consultado 19 de julio de 2024]. Disponible en: https://sano-y-salvo.blogspot.com/2024/07/curso-online-de-segundas-victimas.html 


Zombis con bata blanca. Guardias prolongadas, salud laboral y seguridad del paciente


Soy residente de cuarto año de Medicina Familiar y Comunitaria. Los días con guardia entro al centro de salud a las 8 y hago mi jornada habitual. Llego al hospital extenuado tras haber atendido unos 40 pacientes. Como en media hora y empiezo a trabajar en el servicio de urgencias.

Hasta las 8 de la tarde, más o menos, se mantiene la lucidez. A esa hora, comienzan los primeros errores. Por suerte, suelen ser de tipo administrativo. No firmar una prescripción, no aportar los papeles de las pruebas... Solucionable todo sin que lleguen a producirse mayores daños a los pacientes.

Después de cenar la cosa empeora. Esos errores empiezan a tener alguna trascendencia, pero aún no son graves. Confundir el lado derecho con el izquierdo en el informe, olvidarse de alguna pregunta o de alguna maniobra exploratoria de menor importancia...

Y luego llega la tercera fase. Esa en la que uno duda de todo. Las cifras que se saben de memoria empiezan a bailar. Las mismas preguntas y exploraciones se repiten porque no se tiene seguridad o porque ya no se recuerda lo que se había hecho a ese paciente en concreto. Las dosis de los fármacos se entremezclan y el criterio desaparece.

Llegados a ese punto dudar no es malo, es mejor dudar que errar. Porque a esas horas en las que la noche parece no tener fin, es cuando se hacen informes con dosis de fármacos equivocadas o no se ven fracturas que aparecen en las radiografías, como le ha pasado a compañeros que las hubieran visto claramente con menos fatiga en los ojos y en la mente. Cuando cada paciente es un muro. Cuando se olvida todo el amor que se siente por la medicina. Cuando no se puede humanizar porque uno mismo está deshumanizado.

Así hasta las 8 de la mañana, cuando sales del hospital 24 horas después de haber entrado en el Centro de Salud.

Tenemos que parar esto. Porque la atención, tras muchas horas de trabajo y muchos pacientes atendidos, conforme pasa la noche acaba quedando a cargo de zombis con bata blanca. Zombis que pueden tirar de adrenalina si se enfrentan a un paciente en parada cardiorrespiratoria o con un politraumatismo, pero que también pueden dar el inhalador que no corresponde a un asmático o dar el alta a un paciente con una fractura de peroné diciendo que es un esguince.

Zombis que tienen que jugar con su vida y con la de los demás al acabar la jornada y tener que volver a casa en coche. Zombis que llegan a casa y siguen dándole vueltas a los errores graves que podrían haber cometido. Zombis que cuando cometen esos errores tienen la misma responsabilidad a nivel judicial o deontológico a las 10 de la mañana que a las 3 de la madrugada. Zombis que existen porque los responsables de la asistencia sanitaria consideran una buena idea ahorrar costes de personal al precio de crear unas condiciones de trabajo que impiden una atención con la calidad y la seguridad exigibles. Mientras tanto, esos responsables estarán tranquilos en su casa durmiendo y saben que no les pasará nada. Porque si alguien falla durante la larga noche nadie irá a por ellos. Irán a por ese zombi que demasiado hacía manteniendo los ojos abiertos.

Los médicos, como los conductores de vehículos de pasajeros y mercancías o los pilotos aéreos, cuando trabajamos muchas horas seguidas perdemos facultades y cometemos errores, que pueden ser fatales para otras personas y para nosotros mismos. Conductores y pilotos tienen limitado el máximo número de horas que pueden trabajar de manera continuada y son sancionados si lo superan por las autoridades. A los médicos españoles, en cambio, les ordenan trabajar más horas seguidas que las permitidas a conductores y pilotos. Recientemente, en la Comunidad de Madrid incluso se incentiva que los médicos de familia, que ya andan sobrecargados de trabajo con su consulta habitual, hagan además urgencias extrahospitalarias, carguen con la consulta de los compañeros ausentes y amplíen su jornada para atender al exceso de pacientes de los compañeros que tengan más de 35 citados en su agenda diaria.

Los turnos de 24 horas están presentes en la mayoría de nuestros Hospitales y Servicios de Urgencias Extrahospitalarios, ya sean de Atención Primaria o de Urgencias. Además, como muestra el reciente informe del Consejo General de Médicos (CGCOM), losmédicos residentes en España superan de media las 48 horas de trabajo semanales, las horas máximas establecidas por la normativa europea. Un número significativo de residentes incluso no realiza el descanso diario obligatorio y no se marchan del hospital tras 24 horas de trabajo continuado tal y como establece la ley. Un número aún mayor de residentes tampoco realiza el descanso semanal obligatorio.


 
 Resultados y propuestas del Estudio sobre jornadas laborales y descansos de los MIR en España (selección)

No hay evidencia científica que demuestre que los trabajadores clínicos sean más capaces de soportar la fatiga que los de otros sectores. Los médicos no somos inmunes a las malas condiciones laborales. Nos cansamos como el resto de trabajadores, pero no tenemos tacógrafos para limitar las horas trabajadas.

El cansancio por exceso de horas trabajadas, insuficientes pausas y sobrecarga de trabajo tiene efectos sobre la salud de los profesionales, pero también compromete la de los pacientes a los que atienden. Un sonado estudio publicado en el New England Journal of Medicine, encontró que los errores graves aumentaban un 22% y los errores diagnósticos se multiplicaban por 5 en los médicos residentes de medicina intensiva que trabajaban 24 horas, en comparación con los compañeros que tenían turnos más cortos.

Variables como la velocidad de procesamiento o la memoria de trabajo sufren descensos entre la hora 14 y la hora 24 de una guardia de Urgencias. Incluso se ha comparado la vigilia prolongada que provoca la atención continua por la noche con la pérdida de habilidades provocada por el alcohol.

La limitación a 16 horas de las guardias de los residentes de primer año, en EEUU,  redujo el 32% los informes de errores médicos significativos, el 34% los eventos adversos prevenibles notificados y el 63% de los errores médicos con muerte del paciente notificados.

La falta de sueño incrementa 15 veces la tasa de errores clínicos de los médicos de urgencias.

También hay evidencia en lo que se refiere a la fatiga de decisión, en aspectos como la prescripción de antibioterapia, en la que se encuentran diferencias en su adecuación incluso en las cuatro primeras horas de trabajo respecto a las posteriores.

Aunque no todas las guardias son iguales y la carga de trabajo varía según la especialidad y el tipo de centro, en los servicios de urgencias ha ido aumentando la carga de trabajo en los últimos tiempos, y con la pandemia se disparó exponencialmente. En la mayoría de los servicios de urgencias, estar de guardia ya no es estar en expectativa de trabajo, si se presenta, sino trabajar de manera continuada durante 24 horas o lo que dure el turno.

La Joint Commission, que marca los estándares de calidad y seguridad en la atención sanitaria estadounidense, referencia para los de todo el mundo, dedicó una de sus publicaciones sobre Eventos Centinela (los más graves) a los efectos de la fatiga en la seguridad del paciente. Alertaba este influyente organismo de que la fatiga por una inadecuada duración o calidad del sueño tiene impactos en las enfermeras como:

  • Lapsos de atención e incapacidad para mantenerse concentrado.
  • Reducción de la motivación.
  • Disminución de la capacidad para la resolución de problemas.
  • Confusión.
  • Irritabilidad.
  • Lapsos de memoria.
  • Deterioro de la comunicación.
  • Proceso lento o defectuoso de la información.
  • Tiempo de reacción disminuido.
  • Indiferencia y pérdida de empatía.

Un artículo publicado en noviembre en el Joint Commission Journal on Quality and Patient Safety concluye que la evidencia sugiere claramente que los turnos de trabajo de duración prolongada aumentan significativamente la fatiga y perjudican el rendimiento y la seguridad. El artículo informa de que los residentes que trabajan en horarios tradicionales con turnos recurrentes de 24 horas:

  • Cometen un 36 por ciento más de eventos adversos graves evitables que las personas que no trabajan más de 16 horas consecutivas.
  • Cometen cinco veces más errores graves de diagnóstico
  • Tienen el doble de fallos de atención en el trabajo durante la noche
  • Sufren un 61% más de pinchazos con agujas y otros objetos punzantes después de la vigésima hora consecutiva de trabajo.
  • Experimentan un deterioro del rendimiento de entre 1,5 y 2 desviaciones estándar en relación con el rendimiento de referencia en reposo, tanto en tareas clínicas como no clínicas.
  • Informan de un 300% más de acontecimientos adversos evitables relacionados con la fatiga que provocaron la muerte de un paciente

La Joint Commission sugiere a las organizaciones de atención sanitaria actuaciones basadas en la evidencia y en la cultura de seguridad del paciente como:

  • Evaluar la organización en busca de riesgos relacionados con la fatiga. Esto incluye una evaluación de las horas fuera del turno y el trabajo en turnos consecutivos, y una revisión de la dotación de personal y otras políticas relevantes para garantizar el abordaje de los turnos y horarios de trabajo prolongados.
  • Dado que el traspaso de pacientes (en el relevo o las transiciones asistenciales) es un momento de alto riesgo -especialmente para el personal fatigado-, evalúar los procesos y procedimientos de traspaso de la organización para asegurarse de que protegen adecuadamente a los pacientes.
  • Invitar al personal a participar en el diseño de los horarios de trabajo para minimizar el potencial de fatiga.
  • Crear y aplicar un plan de gestión de la fatiga que incluya estrategias basadas en la evidencia científica para combatirla. Estas estrategias, además de la adecuación de la duración de las guardias, pueden incluir: participar en conversaciones con otras personas; hacer algo que implique acción física (aunque sólo sea estirarse); consumo estratégico de cafeína (no consumir cafeína cuando ya se está alerta y evitar la cafeína cerca de la hora de acostarse); hacer siestas cortas (menos de 45 minutos). Estas estrategias se derivan de estudios realizados por la NASA, aunque estos estudios subrayan que la única forma de contrarrestar las graves consecuencias de la somnolencia es dormir.
  • Formar al personal sobre la higiene del sueño y los efectos de la fatiga en la seguridad del paciente. La higiene del sueño incluye dormir lo suficiente y hacer siestas, practicar buenos hábitos de sueño (por ejemplo, realizar una rutina relajante antes de dormir, como yoga o lectura) y evitar alimentos, alcohol o estimulantes (como la cafeína) que puedan afectar al sueño.
  • Ofrecer oportunidades para que el personal exprese sus preocupaciones por la fatiga, darles apoyo cuando las planteen y tomar medidas para abordarlas.
  • Fomentar el trabajo en equipo como estrategia para apoyar al personal que trabaja en turnos u horarios prolongados y para proteger a los pacientes de posibles daños. Por ejemplo, utilizar un sistema de segundos controles independientes para tareas críticas o pacientes complejos.
  • Considerar la fatiga como un factor potencialmente contribuyente al revisar todos los acontecimientos adversos.

A medidas de este tipo, en España, habría que añadir el cumplimiento y la revisión de la normativa que regula los horarios de trabajo de los profesionales de la salud en general y los residentes.

El artículo 40.2 de la Constitución es claro al respecto: son los poderes públicos los que deben garantizar la seguridad en el trabajo, la limitación de la jornada laboral y el descanso de los trabajadores.

Pero los gestores de la Sanidad Pública, en vez de velar por la salud de los profesionales y los pacientes, solo se fijan en los costes salariales. Obvian el impacto, también económico, de los eventos adversos evitables causados por la fatiga. En España, la hora de guardia de los médicos es más barata que la hora ordinaria y no tiene cómputo a la hora de la jubilación.

Por otro lado, la mayoría del artículo 34 del Estatuto de los Trabajadores no se aplica a los médicos. Hablar de un máximo de 40 horas semanales o de 8 horas de trabajo efectivo (considerándose como tal la simple presencia del médico en su puesto de trabajo) es una verdadera utopía. Las excepciones de la profesión médica en la legislación laboral se recogen en el Estatuto Marco, en el que las guardias de 24 horas entran dentro de la “jornada complementaria”. Este concepto aumenta notablemente las horas de trabajo, ya que provoca que las horas se midan en cómputos semanales a lo largo de 6 meses. Pese a ser un texto de 2003 todavía vemos centros sanitarios en los que no se cumplen los descansos y las horas fijadas por el Estatuto y en el Real Decreto que regula la Formación Sanitaria Especializada.

La Directiva europea al respecto no garantiza, por si sola, el cumplimiento de sus límites en España, ya que admite salvedades en casos excepcionales y con el consentimiento del trabajador. En realidad, ambos supuestos no se cumplen en España. El exceso de 48 horas semanales, al sumar las guardias, en España no es la excepción sino la norma, y son obligatorias en la práctica. De hecho los hospitales tienen dimensionada la plantilla sobre la base de que los médicos hacen más de 48 horas semanales. Para cumplir la normativa tendrían que ampliar la plantilla.

Por otra parte, los ingresos de los médicos en España, que ya de por sí son inferiores a los de otros países europeos, dependen en una parte sustancial de la realización de guardias. La posibilidad de tener turnos que permitan a los médicos la conciliación familiar y social también influye: los especialistas de atención 24 horas que se organizan en turnos de 8 o 12 horas acaban trabajando las mismas horas que lo que hacen guardias de 24 h, pero repartidas en muchos más días y con menos fines de semana de descanso. Para poder decir que los profesionales consienten en trabajar 24 o más horas seguidas, y más de 48 semanales, habría que dar la opción de turnos que cumplan la normativa europea sin detrimento del poder adquisitivo y permitiendo la conciliación.

La carga asistencial de cada puesto de trabajo también ha de considerarse a la hora de tomar medidas para evitar daños a los pacientes causados por la fatiga de los profesionales. El impacto de trabajar muchas horas a un ritmo frenético y en condiciones de incertidumbre relativamente alta, como sucede a menudo en los servicios de urgencias de hospitales terciarios, no es el mismo que el que sufren los médicos de familia que hacen guardias en centros de rurales que atienden a un número menor de pacientes, a muchos de los cuales conocen y con patología habitualmente menos crítica.  

En cualquier caso es responsabilidad de las autoridades estatales, que elaboran la legislación marco de la asistencia sanitaria y la formación de residentes, así como de las autoridades autonómicas, que tienen las competencias de los servicios públicos de atención sanitaria, garantizar que los profesionales tengan los descansos necesarios para poder hacer su trabajo de una manera adecuada. Porque de eso depende que a los pacientes los atiendan profesionales y no zombis con bata blanca.­­­­­­­­­­­­­­­­­­­­­­­­­­­­


+ Info:

Barger LK, Ayas NT, Cade BE, Cronin JW, Rosner B, Speizer FE, Czeisler CA. Impact of extended-duration shifts on medical errors, adverse events, and attentional failures. PLoS Med. 2006 Dec;3(12):e487. doi: 10.1371/journal.pmed.0030487.

Health care worker fatigue and patient safety. Sentinel Event Alert. 2011 Dec 14;(48):1-4.

Weaver MD, Landrigan CP, Sullivan JP, O'Brien CS, Qadri S, Viyaran N, Czeisler CA, Barger LK. National improvements in resident physician-reported patient safety after limiting first-year resident physicians' extended duration work shifts: a pooled analysis of prospective cohort studies. BMJ Qual Saf. 2023 Feb;32(2):81-89. doi: 10.1136/bmjqs-2021-014375.

Recomendaciones para la mejora de las condiciones de los Médicos Internos Residentes (MIR) en España. Resultados del Estudio sobre jornadas laborales y descansos de los MIR en España. Sección Nacional de Médicos Jóvenes y Promoción del Empleo. Consejo General de Colegios Oficiales de Médicos. Enero de 2023.


Publicado por Rubén Blanco Herrera


Cómo citar esta entrada:

Blanco Herrera R. Zombis con bata blanca. Guardias prolongadas, salud laboral y seguridad del paciente. Sano y Salvo. Blog de seguridad del paciente en atención primaria. [10 de febrero de 2023; consultado 10 de febrero de 2023]. Disponible en: https://sano-y-salvo.blogspot.com/2023/02/zombis-con-bata-blanca-guardias.html


Enfermar es humano: Cuando el paciente es el médico


En el año 2020, el lema de la Organización Muncial de la Salud (OMS) para el Día Mundial de la Seguridad del Paciente fue “Trabajadores de la salud seguros: pacientes seguros”. Resaltaba así la OMS la importancia del cuidado a los trabajadores como un elemento clave de la seguridad del paciente y de la calidad asistencial.

El término “seguros” incluía un concepto multidimensional: tanto la salud laboral en general como la protección de la salud de los sanitarios en medio de una pandemia. La buena salud en todas sus dimensiones, tanto física como psíquica y social, es básica para dar el mejor servicio como profesionales de la salud a la población.

Sin embargo, los médicos, con frecuencia, no sabemos cuidarnos. La pandemia puso sobre la mesa esta realidad con casos de presentismo (ir a trabajar en condiciones que exigen baja laboral por ser incompatibles con el desempeño adecuado de la profesión), autodiagnostico, autotratamientos, consultes de pasillo... pero esta realidad que evidenciaba la pandemia ya venía de antes. Nosotros mismos éramos conscientes de este punto débil que recogió la literatura de científica en este editorial de JAMA sobre humanismo antes que heroísmo.

El proyecto "Enfermar es humano: cuando el médico es el paciente" surge de la pregunta de investigación de si existen diferencias entre el proceso de enfermar de los médicos y la población general. Y si es así, identificar los puntos críticos y establecer unas estrategias para mejorar esta realidad desde la etapa de estudiantes hasta la de residentes, médicos adjuntos y los médicos jubilados.

Así hemos realizado 42 entrevistas semiestructuradas a médicos enfermos en todas sus etapas profesionales, 9 grupos focales a profesionales que participan en la atención a los médicos como pacientes (médicos de servicios de prevención de riesgos laborales, tutores y responsables de docencia, médicos de médicos, médicos de colegios profesionales, profesores de facultades de medicina, estudiantes de medicina sanos y estudiantes enfermos de otras carreras). Finalmente, con la información cualitativa y la revisión de la literatura científica confeccionamos dos encuestas: CAMAPE (Comportamiento y Actitudes del Médico Antes su Proceso de Enfermar) y CEME (Comportamientos y Actitudes de los Estudiantes de Medicina ante su Proceso de Enfermar) para recopilar la autopercepción sobre su salud y el proceso de enfermar de los médicos colegiados de nuestro país y de los estudiantes de medicina.

Los resultados del estudio muestran la realidad del proceso de enfermar de los médicos: al 75% de los médicos participantes les cuesta reconocer que están enfermos, el 96% se autotratan cuando están enfermos, solo la mitad de los profesionales acuden a las revisiones periódicas de salud laboral y el 93% han ido a trabajar en situaciones de enfermedad en las que habrían dado una baja laboral a un paciente.  Los participantes respondieron que solicitan ayuda a los compañeros de manera no formal y que están dispuestos a renunciar a la confidencialidad en aras de un proceso diagnóstico rápido. La mayoría de los participantes, por otra parte, valoran su estado de salud como bueno, no fuman, hacen ejercicio y se ponen la vacuna de la gripe. Entre los participantes, los médicos varones tienen más problemas cardiovasculares y diabetes, mientras que las cifras de ansiedad y depresión son más altas entre las mujeres jóvenes. La mayoría considera que las condiciones laborales, sobre todo la sobrecarga asistencial y la responsabilidad sobre sus pacientes, afectan directamente a nuestra salud.

Los datos corroboran la feminización de la medicina que también plantea diferentes matices en el proceso de enfermar: más ansiedad y depresión, más presentismo, más autotratamiento de antibióticos y analgésicos, menor seguridad al tratar a compañeros enfermos. La mitad de las médicas participantes y un tercio de los médicos conocen a su médico de familia. También piden ayuda y formación para saber tratar a compañeros enfermos y consideran que la validación periódica de la colegiación puede contribuir a la evaluación y cuidado de la salud de los médicos. En cuanto a los estudiantes, se detecta que ya desde antes de iniciar los estudios de medicina tienen rasgos de perfeccionismo, sufren de ansiedad, durante los estudios su situación se agrava y comienzan a renunciar a su salud y al ocio por los estudios.

El informe de investigación propone un total de 8 estrategias:

Estrategia 1: Sensibilizar a la población general, los profesionales y las instituciones sanitarias acerca del proceso de enfermar de los médicos.

Estrategia 2: Definir las tareas de la Organización Médica Colegial y Colegios Oficiales de Médicos en la atención a los profesionales enfermos.

Estrategia 3: Implementar la colaboración entre instituciones para mejorar la atención a los médicos jubilados

Estrategia 4: Implicar a las facultades de medicina en la formación de los estudiantes en habilidades de autocuidado, gestión de la propia enfermedad y del futuro entorno laboral.

Estrategia 5: Abordar la situación de discapacidad en la profesión médica.

Estrategia 6: Implicar a las instituciones sanitarias en la detección de factores de riesgo laboral que afectan a la salud de los médicos.

Estrategia 7: Cultivar en los profesionales en formación un abordaje más saludable de su desarrollo profesional.

Estrategia 8: Perspectiva de género en el abordaje de la salud y la enfermedad en la profesión médica

Estas estrategias conforman una hoja de ruta con implicaciones a diferentes niveles de decisión: la Organización Médica Colegial y los colegios profesionales provinciales, el Ministerio de Sanidad, el Consejo interterritorial del sistema nacional de salud, las comisiones técnicas de las diferentes especialidades médicas y quirúrgicas, la conferencia de decanos de facultades de medicina, los servicios de prevención de riesgos laborales de las organizaciones sanitarias y los programes de formación continuada de los profesionales médicos.

Este informe permite pasar de los comentarios de pasillo a una pregunta de investigación para generar evidencia científica que sustente la práctica de una profesión médica más saludable, gozosa y empática con nosotros mismos, personas humanes y no superhéroes. Unos primeros pasos para seguir avanzando en este sentido mediante la acción conjunta de todos los implicados.

El informe final de la investigación está disponible para su descarga gratuita en la web del Consejo General de Colegios Oficiales de Médicos. La Cátedra de Profesionalismo y Ética Clínica de la Universidad de Zaragoza ofrece online, también con libre acceso, una serie de videos docentes que se pueden utilizar para formar a los profesionales en la atención a los compañeros enfermos e infografías, recursos para recordar las principales recomendaciones para el cuidado de los profesionales de la medicina en todas sus etapas profesionales.



Publicado por Pilar Astier Peña


Cómo citar esta entrada:

Astier Peña, MP. Enfermar es humano: Cuando el paciente es el médico. Sano y Salvo. Blog de seguridad del paciente en atención primaria. [08 diciembre 2022; consultado 13 de febrero 2023]. Disponible en: https://sano-y-salvo.blogspot.com/2022/12/enfermar-es-humano-cuando-el-paciente.html




Atención urgente y en el día: cómo abordar los problemas causados por la sobrecarga de la Atención Primaria. Artículo publicado en AMF


Hemos publicado en la revista Actualización en Medicina de Familia (AMF), de la Sociedad Española de Medicina de Familia y Comunitaria (semFYC), un artículo titulado Atención urgente y en el día: cómo abordar los problemas causados por la sobrecarga de la Atención Primaria. Es de acceso libre para socios de semFYC, además de para suscriptores de AMF.
El asunto está tratado desde el punto de vista de la seguridad de los pacientes y de los profesionales, dos caras de la misma moneda: profesionales estresados y agotados, que no disponen del tiempo preciso, no pueden prestar una atención segura ni de calidad.

La accesibilidad en el día al médico de familia, que durante muchos años fue la norma, ya antes de la pandemia era la excepción en la mayoría de los centros de salud, particularmente en los urbanos. La pandemia ha empeorado la situación hasta niveles que comprometen, en la práctica y para gran parte de la población de España, el acceso a la atención en un plazo seguro en la sanidad pública.

El valor que proporciona el hecho de que sea el profesional que conoce al paciente de siempre quien le atienda, resuelva sus motivos de consulta o le derive con el nivel adecuado de prioridad a donde esté más indicado, se pierde cuando el paciente ha de esperar más de dos semanas para que el médico de familia le llame por teléfono para preguntarle qué le sucede, como llegó a ocurrir en muchos centros de salud durante el primer año de la pandemia. Actualmente los pacientes pueden citarse para visita presencial directamente, pero los médicos de familia siguen sobrecargados de trabajo, por lo que las demoras de más de dos semanas de las citas continúan dándose en muchos lugares.

Una demora de tal magnitud en el acceso al médico de familia obliga a los pacientes a tener que decidir por su cuenta si solicitan visita urgente en su centro de salud, acuden a los servicios de urgencias hospitalarios o retrasan su atención. Todas estas opciones tienen sus riesgos, difíciles de valorar para los pacientes (e incluso para los profesionales, a veces). 
Desde que apareció la demora en atención primaria se han puesto en marcha distintos tipos de medidas, desde la reducción del tiempo por paciente en la agenda de los médicos de familia hasta la creación de citas "indemorables" para pacientes que desean ser visitados en el día, aunque sea por un médico de familia diferente al suyo. En otros países, como el Reino Unido, incluso se han potenciado desde la administración las consultas mediante aplicaciones para móviles, atendidas por médicos que cambian en cada llamada o por sistemas informáticos que dan consejos automatizados basados en algoritmos.
El problema es que algunas de las medidas que se plantean no sólo no han demostrado mejorar los resultados en el paciente y en el sistema sanitario, sino que van contra atributos de la atención primaria que sí han demostrado mejorar tales resultados.
En este estudio, por ejemplo, con datos de los centros de salud de Cataluña, se encontró que las medidas organizativas que favorecen la inmediatez de la atención van en detrimento de la longitudinalidad. Ese es uno de los aspectos que hay que tener muy en cuenta a la hora de evaluar fórmulas que proponen una atención sistemática por otro médico cuando el propio tiene la agenda llena, sin más criterio que favorecer la inmediatez y a decisión del propio paciente.
Como muestra la infografía de Txema Coll, incluida en el artículo, con los resultados de un reciente estudio sobre los beneficios de la longitudinalidad, mantener el mismo médico de familia disminuye las visitas a urgencias, los ingresos hospitalarios y la mortalidad. El estudio añade más evidencia a anteriores que mostraban estos efectos favorables en la esperanza de vida y en el uso de los servicios sanitarios, entro otros efectos beneficiosos para los pacientes, los profesionales y el sistema de salud. Es por eso de una importancia vital —nunca mejor dicho— que las medidas para salir de la actual situación de sobrecarga del sistema sanitario refuercen, en vez de deteriorar, la longitudinalidad.

La sobrecarga de trabajo y el déficit de médicos de familia es de sentido común que se solucionan contratando médicos, evitando que hayan de emigrar por no poder vivir de su profesión en España y adecuando las tareas a la plantilla. Pero no sólo el sentido común, también la evidencia nos dice que el déficit de médicos de familia disminuye la esperanza de vida, por lo que aumentar su número es, literalmente, un cuestión de vida o muerte.
En el artículo, en vez de hacer una descripción pormeno­rizada de los diferentes modelos —disponible en la bibliografía incluida— hemos optado por analizar los aspectos que hay que tener en cuenta para el diseño y evaluación de medidas de mejora de la accesibilidad. Más que tomar partido por una fórmula determinada, damos orientaciones para valorar los riesgos y beneficios de las diferentes propuestas, así como para establecer prioridades y poner en marcha conjuntos de medidas coherentes para mejorar la situación, que habrá que ir adaptando a cada lugar y momento.
Los contenidos del artículo se desarrollan en estos apartados:
  • Demora y prioridad en el acceso a la atención sanitaria
  • Medidas que no resuelven los problemas de acceso a la Atención Primaria y que pueden empeorar su ya crítica situación
    • Medidas que aumentan el número de citas en la agenda y disminuyen su duración
    • Medidas que afectan a la longitudinalidad
  • ¿Una solución ideal?
Hablamos sobre las citas forzadas cuando la agenda está llena  y de las "indemorables", la insostenibilidad de trabajar continuamente en modo emergencia, la llamada "atención continuada", la atención mediante aplicacio­nes para móvil, la formación y contratación de profesionales, la autonomía en la gestión de los equipos y el aprovechamiento de su capacidad resolutiva mediante la cooperación, la figura del administrativo de referencia, la gestión de tiempos y agendas, la autonomía de los profesionales para una gestión de su agenda que permita su adaptación según situaciones, la atención telemática, la racionalización de las tareas, la eliminación de la burocracia, así como de la gestión de la demanda y el triaje.
Como marco para los contenidos de este artículo nos referimos al publicado recientemente en el número especial de la revista Atención Primaria sobre seguridad del paciente, titulado Organización de la Atención Primaria en tiempos de pandemia.
En lo relativo a la longitudinalidad, aspecto clave a asegurar en cualquier medida organizativa que afecte al primer nivel de atención, este artículo actualiza el anteriormente publicado en AMF sobre el tema, al que remitimos para profundizar en el tema.
El deterioro de la accesibilidad a la atención primaria en España no se debe a una sola causa ni tiene una única solución: influyen muchos factores y sobre todos ellos hay que trabajar con medidas planificadas y coherentes. No es un problema que haya aparecido de repente, es más que crónico, se ha ido agravando durante años y ha llegado a comprometer el acceso a la atención sanitaria. No se va a solucionar en un día ni con medidas puntuales, como si fuera un problema agudo, episódico: hay que hacer planes e inversiones a largo plazo. Tampoco se trata —una vez más— de usar la elaboración de planes como excusa para demorar las actuaciones en la práctica: hay que empezar a tomar medidas ya porque la situación es insostenible. Pero esas medidas no pueden limitarse a parches eventuales, que han demostrado ser ineficaces en las pasadas décadas, como señala la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE): «solo los aumentos permanentes y sostenidos de la provisión pueden conducir a reducciones permanentes en los tiempos de espera».
Hay que empezar a tomar medidas urgentes, pero insertas en planes estratégicos con objetivos y acciones a corto, medio y largo plazo. Medidas seleccionadas en base a lo aportado por las experiencias habidas, la evidencia sobre sus resultados, el contexto epidemiológico y social, la situación del sistema sanitario y la realidad de los centros de salud. Medidas fundamentadas pero concretas, aplicables, operativas, eficaces y sostenibles, porque la crítica situación actual no se va a mejorar con buenos propósitos o alegatos generales.
Las prioridades deben cambian según la situación, rápidamente cambiante desde el inicio de la pandemia. Por ejemplo, ser paciente de COVID con alto riesgo de fallecimiento por la edad y la comorbilidad era criterio para no ser priorizado para el ingreso en UCI, frente a otros con mayores posibilidades de supervivencia, cuando estas unidades estaban desbordadas. En el momento en el que se escribe esta entrada, tras el desarrollo de vacunas eficaces para disminuir los fallecimientos, con una alta cobertura vacunal y con una variante de menor gravedad, se deben reorientar las prioridades, de manera que la atención a pacientes sin factores de riesgo con síntomas leves no dificulte la de aquellos con mayor riesgo de evolución a formas graves o fatales. Un nivel elevado de riesgo de evolución desfavorable pasa a ser, según las circunstancias, criterio de acceso a tratamientos más intensivos o de descarte para ese tipo de tratamientos.
Dado lo crítico de la situación de sobrecarga y de la demora en atención primaria, los gestores no pueden dilapidar los escasos recursos disponibles apostando por fórmulas de eficacia no demostrada, probada ineficacia o impacto negativo en los resultados que más importan, los finales en los pacientes y el sistema de salud.
No se pueden dar por supuestos los resultados de nuevas inversiones o cambios organizativos, por muy plausibles que parezcan. Antes de introducir cambios generalizados hay que plantearse qué resultados se han obtenido en experiencias similares previas o estudiar su impacto en condiciones controladas. Se necesitan pruebas de la existencia de resultados finales superiores a los de los modelos prexistentes, especialmente cuando los cambios afectan a las características esenciales de la atención primaria, que sí han demostrado proporcionar importantes resultados de una manera eficiente
Citamos en el artículo estudios que han encontrado resultados de algunas medidas que desdicen los invocados para su implantación, como, por ejemplo, el realizado en España que mostró que la creación de los Puntos de Atención Continuada no se asoció a un disminución de la demanda en los servicios de urgencias.
Otros estudios muestran que la atención telemática no ha producido el invocado efecto de disminuir la demanda de atención presencial, ni antes ni durante la pandemia, ni fuera ni dentro de España: al poco tiempo los médicos atienden las mismas visitas en consulta más las telemáticas. La atención telemática puede ser un recurso valioso para los profesionales y los pacientes, pero para su despliegue es necesario dotar a los equipos de la plantilla y los medios precisos, porque de lo contrario se aumenta, aún más, la sobrecarga de trabajo de los profesionales.
En el Reino Unido, al incrementarse la atención telemática, se alertó de que para muchos pacientes la facilidad de su acceso puede provocar una disminución del umbral de relevancia de las consultas que efectúan a los médicos de familia. Una mejora del acceso como esta, al sobrecargar a los profesionales con consultas menos relevantes, puede producir el efecto paradójico de que empeore el acceso a los que tienen problemas más relevantes, si no se acompaña de un reajuste de cargas y plantilla para poder atender con solvencia la nueva demanda generada. 
Hace unos días, en la sección Life del British Journal of General Practice, el médico de familia y directivo S. Shekhawat publicaba un artículo titulado Leading in a pandemic: Flogging dead horses. Esta expresión inglesa, que literalmente significa fustigar caballos muertos, se usa aquí en el sentido de empeñarse en quemar recursos inútilmente en objetivos inalcanzables. Shekhawat plantea que, con la abrumadora carga que ha caído sobre los profesionales de atención primaria, no puede esperarse que esta actitud por parte de los directivos mejore los resultados. Los directivos deben centrase en cuidar a los equipos y plantearles objetivos realistas.
Para mejorar la maltrecha accesibilidad a la atención primaria, y por ende a la atención sanitaria pública, hay que readecuar las plantillas y las cargas de trabajo, así como la distribución de estas dentro del equipo. La atención primaria es muy eficiente y resolutiva, pero milagros no hace: no se puede mantener la carga anterior a la pandemia, que ya era excesiva, más la generada por la COVID-19 y mantener la accesibilidad, la calidad y la seguridad de la asistencia.
Hay evidencia de que una atención primaria accesible, primer punto de contacto, coordinadora, integral y longitudinal proporciona un uso más racional y seguro de los medicamentos, disminuye las visitas a urgencias y las hospitalizaciones, incrementa la satisfacción de los pacientes y de los profesionales, aumenta la esperanza de vida y mejora la equidad, la calidad, la seguridad y la eficiencia del conjunto del sistema de salud. Las medidas a tomar para gestionar la prioridad en el acceso a la asistencia han de reforzar estas características esenciales de la atención primaria o demostrar, antes de comprometer sus vitales resultados, que los mejoran.


+ info:

Añel Rodríguez RM, Palacio Lapuente J. Atención urgente y en el día: cómo abordar los problemas causados por la sobrecarga de la Atención Primaria. AMF 2022; 18(2); 94-102. Disponible en https://amf-semfyc.com/web/article/3081
Palacio J. Las ventajas de una relación estable: longitudinalidad, calidad, eficiencia y seguridad del paciente. AMF. 2019;15(8):452-459. Disponible en: https://amf-semfyc.com/web/article_ver.php?id=2506
Coll T, Palacio J, Añel R, Gens M, Jurado JJ, Perelló A. Organización de la Atención Primaria en tiempos de pandemia. Aten Primaria. [Internet.] 2021;55(Supl. 1):102209. Disponible en: https://doi.org/10.1016/j.aprim.2021.102209

Cómo citar esta entrada:
Palacio Lapuente J, Añel Rodríguez RM. Atención urgente y en el día: cómo abordar los problemas causados por la sobrecarga de la Atención Primaria. Artículo publicado en AMF. Sano y Salvo. Blog de seguridad del paciente en atención primaria. [14 de marzo de 2022; consultado 14 de marzo de 2022]. Disponible en: https://sano-y-salvo.blogspot.com/2022/03/atencion-urgente-y-en-el-dia-como.html


La seguridad de los profesionales como condición indispensable para la seguridad de los pacientes. Artículo especial publicado en la revista Atención Primaria


La seguridad de los profesionales como condición indispensable para la seguridad de los pacientes. Este es el título y la consigna del articulo publicado en el número especial de seguridad del paciente de la revista Atención Primaria. En él se señala que "el mayor activo de cualquier sistema sanitario son sus profesionales, y éstos deben ser cuidados para poder cuidar", poniendo el foco en la importancia de atender a las condiciones en las que trabajan los profesionales sanitarios. Precisamente la Organización Mundial de la Salud quiso destacar este aspecto nuclear de la asistencia, al seleccionar el lema "Personal sanitario seguro, pacientes seguros" en el Día Mundial de la Seguridad del Paciente en el año 2020.

Los profesionales de atención primaria estamos especialmente expuestos a sufrir las consecuencias de los incidentes de seguridad del paciente relacionados con el alto nivel de incertidumbre y la escasez de recursos. A estos riesgos, en parte inherentes a las características del primer nivel asistencial, se han sumado durante la pandemia otros nuevos que han comprometido muy seriamente no solo la calidad y seguridad de la atención a los pacientes, sino también la salud de los profesionales. 

En este artículo se exponen los factores que han impactado negativamente en la salud de los profesionales, y se analizan los diferentes tipos de riesgos y daños que han sufrido como primeras y como segundas víctimas. 

Finalmente se exponen algunos recursos, programas y proyectos de apoyo a las segundas víctimas desarrollados por diferentes instituciones y organizaciones sanitarias, que nos aportan claves y herramientas para tratar de proteger, cuidar y atender lo mejor posible a los propios profesionales. 


+ info:

Torijano Casalengua ML, Maderuelo Fernández JA, Astier Peña Pilar, Añel Rodríguez RM. La seguridad de los profesionales como condición indispensable para la seguridad de los pacientesAten Primaria. Volumen 53, Suplemento 1, Diciembre 2021. doi: 10.1016/j.aprim.2021.102216. 

En este blog:

17 de septiembre, Dia Mundial de la Seguridad del Paciente: personal sanitario seguro, pacientes seguros

Primeras, segundas, terceras, cuartas víctimas: es hora de parar el efecto dominó de los eventos adversos que sufren los pacientes, los profesionales y las organizaciones sanitarias

Todos los contenidos sobre este número especial en Twitter: hashtag #EspecialSegPacAP

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Publicado por Maria Luisa Torijano Casalengua


Sugerencia para citar esta entrada:

Torijano Casalengua ML. La seguridad de los profesionales como condición indispensable para la seguridad de los pacientes. Artículo especial publicado en la revista Atención Primaria. [Internet]. Sano y Salvo. Blog de seguridad del paciente en atención primaria. [2 de febrero de 2022; consultado 2 de febrero de 2022]. Disponible en: https://sano-y-salvo.blogspot.com/2022/02/la-seguridad-de-los-profesionales-como.html


Prevención de infecciones relacionadas con la asistencia sanitaria en atención primaria. Lecciones de la pandemia. Artículo publicado en el número especial de la revista Atención Primaria sobre seguridad del paciente en AP



"El sistema sanitario falló a la hora de garantizar la seguridad tanto de los profesionales como de las personas que acudieron a los centros al inicio de la pandemia.

La falta de materiales y directrices para la prevención de infecciones provocó en España la peor catástrofe de la historia de la seguridad del paciente y de la salud laboral en el ámbito sanitario. Sucedió también en otros países, pero España tuvo las mayores tasas de sanitarios infectados del mundo. Fue una catástrofe, en buena parte, evitable."

Así empieza el artículo Prevención de infecciones relacionadas con la asistencia sanitaria en atención primaria. Lecciones de la pandemia que hemos publicado profesionales de medicina de familia, enfermería y medicina preventiva y salud pública en el número especial sobre Seguridad del Paciente en Atención Primaria de la revista Atención Primaria.

Continuábamos los autores el resumen del artículo explicando que en él "revisamos qué medidas se han tomado para la prevención de infecciones en los centros de atención primaria, como la higiene de manos, las mascarillas y el material de protección personal o el mantenimiento de la distancia interpersonal, entre otras. Actualizamos las recomendaciones y planteamos las perspectivas en una situación que exige flexibilidad y capacidad de adaptación para mantener una atención de calidad y segura."

Sobre mascarillas, mencionar que desde la publicación del artículo, a finales de diciembre de 2021, ya ha habido una actualización de las recomendaciones de la OMS para profesionales sanitarios sobre el uso de mascarillas, ante la difusión de la variante ómicron del  SARS-CoV-2. La agencia de salud de Naciones Unidas ha ampliado los supuestos de uso mascarillas filtrantes tipo FFP2/3 en el ámbito sanitario, como informamos en este blog. Como decíamos los autores en esa entrada, en las condiciones actuales en España se puede y se debe proveer de mascarillas FFP2 o FFP3 a todos los sanitarios que atienden directamente a los pacientes, en todos los centros y niveles de atención, como organizaciones profesionales demandan en el Reino Unido. En el caso de los profesionales de atención primaria, lo excepcional debería ser el uso de mascarillas quirúrgicas, dada su proximidad a los pacientes tanto en los centros de salud como en los domicilios.

Hay un acuerdo creciente a nivel internacional en la indicación de mascarillas filtrantes en la atención de pacientes con COVID-19. En atención primaria y en momentos de alta incidencia, como señalamos en el artículo, los clínicos atienden pacientes con COVID-19 incluso en las áreas no COVID, dado el alto porcentaje de afectados que pueden no presentar síntomas. Pues bien, con la variante ómicron, mucho más contagiosa aún que las anteriores, estamos en los niveles máximos de incidencia registrados desde el inicio de la pandemia. 

En la línea de la cultura de seguridad del paciente, en el artículo planteamos la necesidad de aprender de la experiencia de lo sucedido durante la pandemia, y combinarla con la ya existente para asegurar la prevención de infecciones, la seguridad del paciente y la salud laboral en el ámbito sanitario.

Más allá de los aplausos —muy de agradecer por otra parte—, como finaliza el artículo:

"El heroísmo de los trabajadores sanitarios que hicieron frente a la pandemia sin la protección necesaria pasará a la historia. La sociedad tiene una deuda con ellos, pero más allá del reconocimiento hay que poner los medios para que no tengan que volver a sacrificarse por una falta de medios evitable y puedan ejercer, sencillamente, su profesión."


+ info:

Palacio Lapuente J, Martín Rodríguez MD, Aibar Remón C, Jurado Balbuena JJ, Torijano Casalengua ML, Añel Rodríguez R. Prevención de infecciones relacionadas con la asistencia sanitaria en atención primaria. Lecciones de la pandemia. Aten Primaria. 2021 Dec;53 Suppl 1(Suppl 1):102225. doi: 10.1016/j.aprim.2021.102225.

Ver en este blog:

La OMS actualiza sus recomendaciones sobre mascarillas para profesionales sanitarios y organizaciones médicas británicas piden FFP3 para los que trabajan con pacientes, ante la variante ómicron

Contenidos sobre el número especial de seguridad del paciente en AP en Twitter: hashtag #EspecialSegPacAP

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Publicado por Jesús Palacio Lapuente


Cómo citar esta entrada:

Palacio Lapuente J. Prevención de infecciones relacionadas con la asistencia sanitaria en atención primaria. Lecciones de la pandemia. Artículo publicado en el número especial de la revista Atención Primaria sobre seguridad del paciente en AP. [Internet]. Sano y Salvo. Blog de seguridad del paciente en atención primaria. [24 de enero de 2022; consultado 24 de enero de 2022]. Disponible en: https://sano-y-salvo.blogspot.com/2022/01/prevencion-de-infecciones-relacionadas.html


Organización de la Atención Primaria en tiempos de pandemia. Artículo especial publicado en la revista Atención Primaria


La revista Atención Primaria ha publicado recientemente un número especial sobre seguridad del paciente, elaborado por los integrantes del Grupo de Trabajo de Seguridad del Paciente de semFYC y en el que han colaborado otros profesionales expertos en la materia, de ámbito nacional e internacional. En varias entradas previas de este blog hemos reseñado el primer editorial, en el que se presentan los 15 artículos que componen este número especial, y el segundo editorial que trata más ampliamente sobre la relevancia y pertinencia de este nuevo monográfico de seguridad del paciente en Atención Primaria (AP).
Continuando con la exposición de los contenidos del número especial, os presentamos ahora el artículo titulado Organización de la Atención Primaria en tiempos de pandemia. Probablemente sea éste uno de los artículos de mayor impacto, tanto por el análisis que los autores realizan de la situación en la que se encontraba la AP cuando irrumpió la pandemia, como por la descripción de los cambios organizativos adoptados en respuesta a la misma, sus causas y consecuencias, sus ventajas e inconvenientes. A todo ello hay que añadir la conveniencia de aprender, de los aciertos y de los errores, y el interés de analizar la aplicabilidad de lo aprendido durante la gestión de la pandemia actual, para incorporar lo que ha funcionado y dejar de hacer lo que ha conllevado más riesgos que beneficios, potenciar la AP y estar mejor preparados ante futuras crisis sanitarias.
En el artículo se analizan los principales cambios organizativos llevados a cabo en el primer nivel asistencial y las consecuencias de dichos cambios y de la atención preferente a pacientes con síntomas de infección COVID-19: consecuencias para los pacientes, para los profesionales y para el sistema. 
Se detalla la compleja situación a la que ha tenido que hacer frente la AP en respuesta a la pandemia: desde los problemas generados por el incesante aumento de la carga de trabajo y las medidas de reorganización de la asistencia, hasta todo tipo de dificultades debidas a la falta de evidencia científica y de liderazgo organizacional, pasando por el impacto en la salud de los propios profesionales.
Finalmente, se presentan una serie de recomendaciones para incorporar el conocimiento adquirido durante la pandemia, evaluando la pertinencia de los cambios adoptados, y tratar de mantener una atención primaria segura, accesible y de calidad. 
En la siguiente infografía se resumen los aspectos clave del artículo:

Clic sobre la imagen para ampliarla


+ Info:
Coll Benejam T, Palacio Lapuente J, Añel Rodríguez R, Gens Barbera M, Jurado Balbuena JJ, Perelló Bratescu A. Organización de la Atención Primaria en tiempos de pandemiaAtención Primaria. Volumen 53, Suplemento 1, Diciembre 2021 doi:10.1016/j.aprim.2021.102209
Número especial Seguridad del Paciente en Atención Primaria. Aten Primaria. Volumen 53, Suplemento 1, Diciembre 2021

Contenidos sobre el número especial de seguridad del paciente en AP en Twitter: hashtag #EspecialSegPacAP


Cómo citar esta entrada:
Añel Rodríguez RM. Organización de la Atención Primaria en tiempos de pandemia. Artículo especial publicado en la revista Atención Primaria. [Internet]. Sano y Salvo. Blog de seguridad del paciente en atención primaria. [6 de enero de 2022; consultado 6 de enero de 2022]. Disponible en: https://sano-y-salvo.blogspot.com/2022/01/organizacion-de-la-atencion-primaria-en.html


La OMS actualiza sus recomendaciones sobre mascarillas para profesionales sanitarios y organizaciones médicas británicas piden FFP3 para los que trabajan con pacientes, ante la variante ómicron

 

Ante la extraordinaria transmisibilidad de la variante ómicron del SARS-CoV-2, el virus que más rápidamente se ha propagado de la historia, han surgido nuevas recomendaciones para la protección con mascarillas de los trabajadores sanitarios, dado el alto número de contagios entre ellos. El problema no es solo de salud laboral: las bajas entre los clínicos están siendo tan numerosas que disminuyen la capacidad de los ya sobrecargados sistemas sanitarios.
La Organización Mundial de la Salud (OMS) ha actualizado sus recomendaciones sobre el uso de mascarillas por parte de los profesionales sanitarios que atienden a pacientes con sospecha o confirmación de infección por COVID-19. 
Desde el inicio de la pandemia, la OMS ha analizado continuamente toda la evidencia emergente y ha revisado y actualizado periódicamente sus directrices, utilizando la metodología GRADE que evalúa la calidad de la evidencia y gradúa la fuerza de las recomendaciones. La agencia de salud de Naciones Unidas tiene también en cuenta otras consideraciones, como la situación epidemiológica o la accesibilidad de las mascarillas en los diferentes momentos.
Las nuevas recomendaciones son tres, con diferentes grados de fuerza y evidencia: 

1)  Los profesionales sanitarios deben utilizar una mascarilla filtrante (FFP2, FFP3, N95 u otras mascarillas filtrantes certificadas equivalentes) o una mascarilla quirúrgica junto con el resto del equipo de protección personal (EPP) bata, guantes y protección ocular— antes de entrar en un sitio donde haya un paciente con COVID-19 sospechoso o confirmado. 

Esta recomendación se aplica a cualquier entorno, incluida la atención domiciliaria, las residencias de mayores y centros sociosanitarios y los entornos de atención comunitaria.

Las mascarillas filtrantes deben usarse: 

  • en entornos de atención donde se sabe que la ventilación es deficiente, no se puede evaluar o el sistema de ventilación no tiene el mantenimiento adecuado 
  • de acuerdo a los valores, preferencias y percepciones de los trabajadores de la salud
La OMS señala que se trata de una nueva recomendación condicional o de fuerza débil, basada en evidencia de certeza muy baja.
2)  Deben usar una mascarilla filtrante, junto con el resto del EPP, los profesionales sanitarios que realizan procedimientos generadores de aerosoles y los que trabajan en servicios donde se realizan regularmente en pacientes con COVID-19 sospechado o confirmado, como unidades de cuidados intensivos o semi-intensivos y en urgencias. 
Esta segunda es una recomendación preexistente, con fuerza modificada de condicional a fuerte, basada en evidencia de certeza muy baja. 
3)  Se debe asegurar siempre el adecuado ajuste de la mascarilla (para las mascarillas filtrantes a través de la prueba de ajuste inicial y verificación de sellado, y para las mascarillas quirúrgicas a través de métodos para reducir las fugas de aire alrededor de la mascarilla) al igual que el cumplimiento del uso apropiado del EPP y otras precauciones.
Esta tercera recomendación es una declaración de buenas prácticas preexistente, en la que la OMS considera necesario insistir. Independientemente del tipo de mascarilla, el uso adecuado de la misma es fundamental para garantizar su eficacia y reducir el riesgo de transmisión. Las mascarillas han de verse como un componente clave del conjunto integral de medidas para la prevención y control de la infección por COVID-19.
La OMS insta a aumentar la producción, adquisición y distribución de mascarillas filtrantes y quirúrgicas para su uso en entornos de atención sanitaria, a fin de garantizar un acceso equitativo por los profesionales sanitarios y personas cuidadoras en todo el mundo. Así mismo, en lugares donde su disponibilidad es limitada o hay escasez, sugiere prolongar su uso o proceder a su adecuado reciclaje y reutilización.

En el Reino Unido, ante el aluvión de pacientes y de bajas entre el personal sanitario por COVID-19, tres organizaciones médicas nacionales —el sindicato y organización profesional médica British Medical Association (BMA), la Asociación de Consultores y Especialistas Hospitalarios y la Asociación de Médicos del Reino Unido— plantean que las mascarillas FFP3 deben ser protección que ha de proveerse sistemáticamente a los trabajadores sanitarios que están en contacto directo con pacientes.
La Agencia de Seguridad Sanitaria del Reino Unido, que actualizó sus directrices al respecto en las mismas fechas que la OMS, mantiene el uso de FFP3 o equivalente por los profesionales cuando atienden a pacientes con una infección sospechada o confirmada que se propaga fundamentalmente por aerosoles, y cuando se realizan procedimientos que generan aerosoles en un paciente con una sospecha o confirmación de infección que se propaga por gotitas y aerosoles. En las demás situaciones se indica el uso de mascarilla quirúrgica. En cualquier caso, la agencia de seguridad británica plantea que las mascarillas FFP3 se pueden usar más ampliamente cuando el riesgo de transmisión sigue siendo inaceptablemente alto, después de evaluaciones de riesgo locales que deben incluir la ventilación, la capacidad operativa y la prevalencia local de la infección y de las nuevas variantes del SARS-CoV-2.
Las organizaciones médicas mencionadas citan la evidencia creciente del importante papel de los aerosoles en la propagación del SARS-CoV-2, así como la constatación de que aerosoles con coronavirus capaces de infectar pueden generarse incluso con la misma respiración. En el Reino Unido se realizó un estudio, publicado el pasado noviembre, en el que se encontró un descenso drástico en los contagios, al cambiar de mascarillas quirúrgicas a FFP3, de los profesionales que trabajaban en áreas de atención COVID, independientemente de que se realizaran o no procedimientos generadores de aerosoles.
Señalan las organizaciones británicas que la clasificación y separación física de los pacientes que indican las guías se ven comprometidas, en el mundo real, cuando acuden simultáneamente a los centros gran cantidad de ellos, como está sucediendo en la actualidad. Dado el fulgurante ascenso de las tasas de ómicron, plantean que se deben considerar todos los pacientes como portadores potenciales de COVID-19. Creen que es necesario proporcionar mascarillas FFP3 para todo el personal que trabaja en interiores donde circula el aire exhalado por los pacientes.

En España, la situación en el sistema público de salud, y muy particularmente en atención primaria, está siendo cada vez más como la descrita del Reino Unido, con un aluvión de pacientes que provoca su hacinamiento en las áreas de espera y dificulta su clasificación temprana en respiratorio/COVID y no respiratorio/COVID.
Como planteábamos hace un año en la anterior actualización de la guía sobre mascarillas de la OMS los abajo firmantes consideramos que en contextos como el actual en España, con transmisión comunitaria, un elevado número de casos y disponibilidad en el mercado a un precio asequible de las mascarillas filtrantes tipo FFP2 y FFP3, estas son las más apropiadas para profesionales que trabajan en contacto estrecho con los pacientes, tanto en áreas respiratorio/COVID como en las que presuntamente no hay pacientes infectados por el SARS-CoV-2.
Es el caso de los profesionales de atención primaria, con pacientes que tosen en las áreas comunes y las consultas incluso en las áreas no COVID, pacientes y acompañantes con las mascarillas no siempre bien ajustadas, permanencia prolongada en la consulta en presencia de pacientes y acompañantes, exploraciones inevitablemente de contacto o cercanas tanto en consulta como en domicilios...
No COVID es una estimación en el triaje, no un diagnóstico de certeza de exclusión. Muchos pacientes clasificados y atendidos como no COVID han resultado tener la enfermedad, según se ha conocido al ser atendidos o en su evolución posterior. En el mundo real, los profesionales sanitarios están en contacto con pacientes con COVID-19 incluso en las áreas no COVID, dado el alto porcentaje de afectados que pueden no presentar síntomas.
Actualmente, incluso tras el triaje, dado el alto número de infectados sin síntomas, es inevitable que muchos de los pacientes y acompañantes presuntamente no COVID sean realmente casos presintomáticos o asintomáticos en fase contagiosa. No olvidemos tampoco el creciente número de profesionales que se están contagiando de COVID-19. Las mascarillas filtrantes protegen tanto a los profesionales de ser contagiados por los pacientes como viceversa.
Las especificaciones técnicas de las mascarillas son claras: las quirúrgicas sirven para el control de la fuente, para evitar que el que la lleva infecte a otros, pero no evitan que el usuario se infecte, dados sus niveles estandarizados de filtrado. Las mascarillas FFP2 y FFP3 de la norma europea, como las que cumplen el estándar estadounidense N95 que tienen una capacidad de filtrado que se sitúa entre las anteriores, sí impiden el paso de virus como el SARS-CoV-2, tanto en la inhalación como en la exhalación. En el Reino Unido han optado por la que mejor protege, la FFP3, para las situaciones en las que están indicadas las filtrantes tipo N95. Una decisión prudente y realizable, dada la amplia disponibilidad en el mercado actualmente, a un precio asequible, de las FFP3. Tanto el reservar las filtrantes para las situaciones de muy alto riesgo, como que sean FFP2 en vez de FFP3, sólo tenía sentido en la situación de escasez del inicio de la primera ola.
En las condiciones actuales en España, se puede y se debe proveer de mascarillas FFP2 o FFP3 a todos los sanitarios que atienden directamente a los pacientes, en todos los centros y niveles de atención. En el caso de los profesionales de atención primaria, lo excepcional debería ser el uso de quirúrgicas, dada su proximidad a los pacientes tanto en los centros de salud como en los domicilios.

+ info:

WHO recommendations on mask use by health workers, in light of the Omicron variant of concern: WHO interim guidelines, 22 December 2021

Limb M. Give NHS staff working with patients higher grade masks, say medical leaders. BMJ 2021;375: n3162

En este blog:

Actualización de las recomendaciones de la OMS para el uso de mascarillas en el contexto de la COVID-19, tanto en la comunidad como en los centros sanitarios y en la atención domiciliaria

En el número especial de la revista Atención Primaria sobre seguridad del paciente en AP:

Palacio Lapuente J, Martín Rodríguez MD, Aibar Remón C, Jurado Balbuena JJ, Torijano Casalengua ML, Añel Rodríguez R. Prevención de infecciones relacionadas con la asistencia sanitaria en atención primaria. Lecciones de la pandemia. Aten Primaria. 2021 Dec;53 Suppl 1:102225. doi: 10.1016/j.aprim.2021.102225.


Publicado por Rosa María Añel Rodríguez y Jesús Palacio Lapuente

Cómo citar esta entrada:

Añel Rodríguez RM, Palacio Lapuente J. La OMS actualiza sus recomendaciones sobre mascarillas para profesionales sanitarios y organizaciones médicas británicas piden FFP3 para los que trabajan con pacientes, ante la variante ómicron. [Internet]. Sano y Salvo. Blog de seguridad del paciente en atención primaria. [5 de enero de 2022; consultado 5 de enero de 2022 de 2022]. Disponible en: https://sano-y-salvo.blogspot.com/2022/01/la-oms-actualiza-sus-recomendaciones.html