Prevenir el sobrediagnóstico: cómo dejar de hacer daño a las personas sanas


Cada vez con mayor frecuencia se detectan enfermedades que nunca producirán síntomas importantes ni la muerte prematura del paciente. Este fenómeno denominado sobrediagnóstico (overdiagnosis) conlleva a que personas sanas o con bajo riesgo de desarrollar una enfermedad sean etiquetadas de enfermas, se les someta a pruebas innecesarias y se les prescriba un tratamiento para toda la vida, pudiéndoles causar más daño que beneficio. Paralelamente se produce un gasto de recursos que podrían utilizarse para tratar o prevenir enfermedades auténticas. Se estima que en los Estados Unidos pueden ser desperdiciados anualmente más de 200 mil millones de $ en tratamientos innecesarios.

La evidencia sugiere que el problema puede afectar a un número importante de patologías como asma, trastorno de déficit de atención con hiperactividad, cáncer de mama, enfermedad renal crónica, diabetes gestacional, hipertensión arterial, hipercolesterolemia, cáncer de pulmón, osteoporosis, cáncer de próstata, embolismo pulmonar o cáncer de tiroides.

Entre las fuentes del sobrediagnóstico se identifican las pruebas de cribado en personas asintomáticas, la utilización de pruebas diagnósticas cada vez más sensibles en las personas que consultan por algún problema, los hallazgos casuales (incidentalomas) en personas que se examinan por otras razones y la ampliación de los límites en la definición de las enfermedades y la reducción de los umbrales de tratamiento. Estas causas son alimentadas por otros factores que están incrustados en lo profundo de la cultura de la medicina y de la sociedad:
• Los cambios tecnológicos que al detectar cada vez más pequeñas "anomalías" incrementan la prevalencia de cualquier enfermedad.
• Intereses comerciales y profesionales. Las industrias que se benefician de expansión de los mercados relacionados con el diagnóstico y el tratamiento tienen una gran influencia en la profesión médica y la sociedad en general a través de vínculos financieros con grupos de profesionales y de pacientes, financiando campañas de sensibilización de enfermedades, actividades de formación continuada y fundaciones de investigación.
• Los miembros de los paneles de expertos que elaboran guías de práctica clínica e introducen cambios en las definiciones de la enfermedad o en los umbrales de tratamiento a menudo tienen vínculos económicos con empresas que obtienen beneficios con la ampliación de los mercados.
• El interés de algunas sociedades profesionales en maximizar el grupo de pacientes dentro de su especialidad.
• La medicina defensiva. Los profesionales pueden ser castigados por no “reaccionar” ante los signos tempranos de la enfermedad, sin embargo no suelen ser objeto de sanciones por el sobrediagnóstico.
• Las creencias culturales de que “más es mejor” y de que la detección temprana que no tiene riesgos, a pesar de que mayor atención está asociada a mayores daños.

Las actuaciones que se pueden acometer, en relación con el sobrediagnóstico, pasan por incrementar su investigación; proporcionar formación y sensibilizar a la población y a los profesionales sobre los riesgos del sobrediagnóstico, especialmente los asociados al cribado; difundir condiciones específicas con riesgo de sobrediagnóstico; elevar los umbrales que definen lo “anormal” y renovar el proceso de definición de la enfermedad;  desarrollar protocolos para el abordaje de los incidentalomas, excluir de  los paneles de expertos a personas con conflicto de interés, exigir independencia en el diseño y desarrollo de estudios científicos, etc.

Muchos factores, incluyendo “la mejor de las intenciones”, están impulsando el sobrediagnóstico. La norma cultural de que “más es mejor”, animada por la fascinación de los logros de la evolución tecnológica, debe ser sustituida por otras que valoren la relación entre beneficios y daños, sin que ello signifique limitar la atención médica que los pacientes necesiten.  La serie de artículos “Less is More” ("menos es más") de Archives of Internal Medicine, o el proyecto “Promoting Good Stewardship in Medicine” de la National Physicians Alliance, algunos de los cuyos artículos hemos comentado en Sano y salvo, son ejemplos de este enfoque.


Moynihan R, Doust J, Henry D. Preventing overdiagnosis: how to stop harming the healthy. BMJ. 2012;344:e3502

Publicado por José Ángel Maderuelo 


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