BMJ Quality & Safety ha publicado un artículo titulado "
Sufrir en silencio: un estudio cualitativo de segundas víctimas de eventos adversos". El término segundas víctimas hace referencia a los profesionales sanitarios que experimentan distrés emocional tras un evento adverso. Distrés que se ha revelado como similar al del paciente, la primera víctima. En el artículo se
aborda la brecha entre el apoyo que necesita recibir la segunda víctima por parte de su organización y el que realmente recibe de ella.
El objetivo del estudio era investigar cómo los profesionales se ven afectados por su implicación en eventos adversos, dedicando una especial atención al apoyo de la organización que necesitan y a cómo ésta satisface dicha necesidad. Para ello los autores realizaron un estudio cualitativo, basado en entrevistas semiestructuradas a 21 profesionales sanitarios de un hospital universitario sueco que habían pasado por la experiencia de un evento adverso.
Los resultados confirmaron los de anteriores estudios respecto a que la implicación en un evento adverso produce distrés emocional, a menudo de larga duración.
Tanto los pacientes como los profesionales pueden verse afectados de dos maneras después de un evento adverso: primero, por el incidente en sí mismo y, en segundo lugar, por la manera en que el incidente se maneja.
Pero lo peculiar de los resultados de este estudio, por su diseño, es que también se halló que el impacto en los profesionales está relacionado con la respuesta de la organización al evento adverso. La mayoría de los entrevistados no recibieron apoyo de la
organización o, si lo recibieron, no fue ni estructurado ni sistemático.
Además, la investigación formal rara vez proporcionó información
adecuada y oportuna a las personas involucradas. El apoyo insuficiente, la falta de una investigación clara y
la ausencia de retroalimentación hicieron más difícil de procesar y
superar emocionalmente el evento.
El estudio muestra también las necesidades específicas que los informantes tuvieron después del evento adverso. La necesidad más crítica fue la de hablar con otras personas acerca de lo sucedido. En esas conversaciones los informantes pudieron compartir la carga emocional y recibir consuelo personal y profesional. También hubo una fuerte necesidad de entender el evento y aprender de él, a menudo a través de discusiones con los demás. Algunos refirieron la necesidad de hablar de las condiciones de trabajo que pensaban causaron, directa o indirectamente, el evento. Estos informantes se vieron particularmente frustrados por el hecho de que la investigación no considerara realmente las causas raíz del evento adverso. Cuando no se cubren estas necesidades, los individuos pueden quedar aislados con sus sentimientos y sufren en silencio, lo que puede dificultar la oportunidad de aprender de estos eventos tanto individualmente como a nivel organizativo.
Otro hallazgo, coincidente con investigaciones previas, fue que la información sobre los eventos adversos no se divulgó sistemáticamente dentro de las organizaciones ni se compartió entre los miembros del personal. Es conocido que, debido al perfeccionismo que se espera de los profesionales, éstos pueden ser reacios a hablar abiertamente y buscar ayuda después de un evento adverso, por miedo a ser estigmatizados. Dado el daño que puede sufrir la segunda víctima cuando se cierra en sí misma y no busca ni recibe apoyo, son necesarios protocolos a aplicar preceptivamente cuando sucedan eventos adversos.
En el cuestionario para medir la cultura de seguridad del paciente en los hospitales de Suecia (basado en el de la AHRQ) se han incluido dos nuevas dimensiones: "Información y apoyo a pacientes y familiares que han sufrido un evento adverso" e "Información y apoyo al personal que han participado en un evento adverso". Ambas hacen referencia a la relación entre la cultura de seguridad del paciente y la forma en que la primera y la segunda víctima de los eventos adversos son atendidos. Esta información puede ser utilizada para desarrollar estructuras de apoyo que ayuden a evitar un distrés innecesario a muchos de los profesionales implicados en eventos adversos.
El uso de procedimientos estables y transparentes para la investigación y
el análisis de los eventos adversos parece ser una característica
central que debe tener cualquier sistema de apoyo. Al prestar
simultáneamente atención tanto al manejo de las necesidades individuales
como a la investigación formal, este tipo de sistemas pueden contribuir a la evolución positiva de la cultura de seguridad del
paciente de la organización. En base a los resultados obtenidos, los autores consideran que este tipo de procedimientos, junto con el apoyo emocional oportuno y continuo de gestores y compañeros, proporcionan un soporte adecuado para la mayoría de los profesionales involucrados en estos eventos. En algunos casos, sin embargo, puede ser necesaria una ayuda psicológica más amplia.
Futuras investigaciones deben abordar cómo conformar estructuras de soporte avanzado que puedan satisfacer las necesidades de apoyo de los profesionales implicados en un evento adverso. La organización también puede en el proceso detectar oportunidades para aprender de lo sucedido. Estas cuestiones son fundamentales tanto para los gestores de los centros como para los responsables políticos que deseen prevenir y manejar adecuadamente los eventos adversos, así como promover una cultura de seguridad positiva.
Ullström S, Andreen Sachs M, Hansson J, Ovretveit J, Brommels M. Suffering in silence: a qualitative study of second victims of adverse events. BMJ Qual Saf. 2013 Nov 15. doi: 10.1136/bmjqs-2013-002035.
En este blog hemos atendido desde su inicio a este asunto (escribir segundas
víctimas en buscador de la columna de la derecha). Algunas de las
entradas que hacen referencia al tema son las siguientes:
Las segundas víctimas y la mediación en el conflicto entre profesionales y pacientes tras un evento adverso
Segundas
víctimas: atención a los profesionales involucrados en un evento
adverso. Ponencia de José Joaquín Mira en la V Jornada de Seguridad del
Paciente en Atención Primaria
Segundas víctimas. Una revisión sistemática imprescindible
El impacto emocional en los médicos de los errores
Publicado por Jesús Palacio Lapuente