Prevenciones, las justas: prevención prudente, infra/sobreprevención y deprevención


En una reciente entrada en este blog apuntábamos que, como en la prescripción prudente, en la prevención prudente podemos decir que "actividades preventivas, las justas". Ni más, ni menos.

En esta entrada proponemos nuevos conceptos como prevención prudente, sobreprevención y deprevención, así como unas primeras recomendaciones para su aplicación en la práctica, en el contexto actual.

Necesitamos desarrollar nuevos términos, paradigmas y actividades para ajustar las medidas de prevención, a la luz de la evidencia científica, para hacerlas más efectivas, eficientes, seguras, equitativas y practicables en el mundo real.

En lo relativo a la prevención —como en cualquier otro tipo de intervención sanitaria— tanto los excesos como los defectos pueden perjudicar la salud.

Todo el mundo tiene claro que no aplicar un tratamiento preventivo o curativo, cuando está indicado, puede perjudicar al paciente. Pero hay menos conciencia del peligro de los excesos en el tratamiento farmacológico, la sobremedicación, y menos aún de los riesgos asociados a los excesos en las actividades preventivas, que proponemos llamar sobreprevención

La sobreprevención es la realización de actividades preventivas que no han demostrado mejorar la salud de las personas a las que se aplican o que tienen un balance negativo entre los daños y los beneficios que generan.

Los daños pueden deberse, en primer lugar, a los efectos adversos de las pruebas o tratamientos preventivos.

Por ejemplo, en EE.UU., tras promover el actual secretario de Salud Robert F. Kennedy Jr. el uso de la vitamina D como alternativa a la vacunación para prevenir el sarampión contra toda evidencia—, se ha producido un aumento inédito tanto de las hospitalizaciones por intoxicación de vitamina D como de sarampión. Este último es el otro riesgo de una actividad preventiva ineficaz cuando se usa en vez de otra eficaz: la persona que se somete a ella pierde la oportunidad de evitar un daño prevenible. Es la antítesis de la prevención, lo que podríamos llamar disprevención: actuaciones que no evitan daños, sino que los producen. 

El uso de la hidroxicloroquina o la ivermectina para la prevención de la COVID-19 es otro ejemplo reciente con desastrosos resultados. El desabastecimiento de la hidroxicloroquina por su uso fuera de indicaciones también afectó a las personas que la tenían prescrita en afecciones en las que sí está indicada, otro efecto colateral a tener en cuenta cuando se consumen recursos valiosos y limitados en actividades prescindibles.

La llegada a la potestad reguladora de los que defienden estas medidas dispreventivas en diversos países, y notablemente en uno de la importancia de EE.UU., abre una preocupante era de riesgos nuevos o reemergentes para la salud pública. Siguiendo con el ejemplo de la ivermectina, en el estado de Arkansas acaba de ser liberalizada su venta sin receta médica, una reivindicación de los que propugnan su uso, sin base científica, con fines tan dispares como prevenir y tratar la COVID o tratar el cáncer.

Las propias pruebas de cribado —detección de enfermedades en personas sin síntomas de padecerlas— también pueden producir efectos adversos: radiaciones ionizantes acumulativas, hematomas o síncopes con caída por venopunción... Sólo son asumibles, por bajo que sea su riesgo, si la probabilidad de que el paciente salga beneficiado por su realización supera a la de que sea dañado. Toda prueba cuya realización no es de esperar que mejore los resultados de la atención, incluso si sus efectos adversos no son graves ni frecuentes, es inaceptable tanto desde el punto de vista de la seguridad del paciente como desde el de la eficiencia del sistema.

Una prueba de cribado puede así mismo producir daño por falsos resultados positivos, que tienen un impacto psicológico en el paciente, pueden causarle problemas sociales o laborales y a menudo generan nuevas pruebas y tratamientos innecesarios.

Los falsos positivos pueden deberse a la falta de validez de la prueba, que puede ser intrínseca o debida a su aplicación en poblaciones con baja prevalencia del problema a cribar. Hay pruebas como la determinación del PSA que tienen cierta utilidad en el manejo del paciente con síntomas compatibles con cáncer de próstata, pero no como método de cribado en población general asintomática. Encontrar los subgrupos de población, por edad, raza u otras variables, en los que las pruebas tienen un balance daño/beneficio favorable es objeto de continuas revisiones para el PSA y otros métodos de cribado.

No es igual el valor predictivo de una prueba en pacientes con síntomas de una enfermedad, estudiados por el médico que la ha solicitado para afinar el diagnóstico —una población en la que la prevalencia de la enfermedad es muy alta— que en personas asintomáticas en las que la prevalencia es baja. Se trata de una simple cuestión de cálculo: a menor prevalencia, menor valor predictivo positivo.

En algunos casos, los positivos son reales pero intranscendentes: no hubieran generado ningún problema al paciente, al que sí le pueden causar daños los tratamientos innecesarios inducidos, además de las preocupaciones por el hallazgo. Una variante es el caso de enfermedades que no tienen mejor pronóstico por la detección en fase asintomática respecto a la detección cuando aparecen síntomas, por su lenta progresión o porque no existe un tratamiento eficaz para ellas. Cargar a un paciente asintomático con el peso del diagnóstico de una enfermedad que no se le puede tratar es una forma de ensañamiento que atenta directamente contra el principio ético de no maleficencia.

Los anteriores son casos de sobrediagnóstico: la identificación de una enfermedad o hallazgo incidental que, de no haberse detectado, no hubiera tenido consecuencias para el paciente. El sobrediagnóstico, un efecto adverso en cascada de la sobreprevención, suele generar a su vez sobretratamiento. En la imagen contigua representamos esta cascada de la sobreprevención.


La cascada de la sobreprevención

(Hacer clic para aumentar imagen)

Por ejemplo, tanto la U.S. Preventive Services Task Force como el  Programa de Actividades Preventivas y de Promoción de la Salud desaconsejan el cribado del cáncer de tiroides en personas asintomáticas, ya que es más probable que obtengan un daño (por cirugías innecesarias) que un beneficio. Algo que es lo opuesto a la finalidad de una actividad preventiva.

Los programas que producen sobrediagnóstico, si no se miden los resultados en las personas, se retroalimentan: los que los hacen exhiben los hallazgos como éxitos (suponiendo gratuitamente que se ha beneficiado a todos los participantes con hallazgos) y consiguen así más recursos para seguir produciendo más sobrediagnóstico.

La aplicación inadecuada de actividades preventivas incluye su infrautilización, lo que podríamos llamar infraprevención. Es algo que está sucediendo, por ejemplo, con vacunas eficaces y seguras, tanto por el desistimiento de personas intoxicadas por la desinformación como por las dificultades de acceso por razones de poder adquisitivo en países que no la proveen gratuitamente. En el mencionado caso del resurgimiento del sarampión en EE. UU. se combinan ambos factores, ya que el nuevo gobierno ha combinado la difusión de bulos sobre las vacunas con el recorte presupuestario, el despido de personal y el cierre de centros que vacunaban a personas de bajos ingresos.

La equidad en el acceso a las pruebas preventivas es un aspecto que no se puede negligir porque, si se hace, los programas de cribado pueden acabar aumentando las brechas en salud entre las personas más y menos favorecidas socialmente. Por ejemplo, el riesgo de morir por cáncer de cérvix es mayor en las mujeres que ejercen la prostitución, que están entre las que menos se realizan las pruebas de detección temprana. Si simplemente se ofrece la prueba, sin una actitud proactiva hacia los colectivos más vulnerables, se dedicarán los recursos en mayor medida a las personas que menos lo necesitan. Esta inequidad en la prevención hará que las diferencias en la mortalidad se mantengan e incluso aumenten.

Para evitar caer tanto en la infraprevención —para minimizar las enfermedades evitables— como en la sobreprevención —para evitar daños y gastos innecesarios—, los responsables de las campañas poblacionales y los profesionales sanitarios hemos de usar la prudencia. Para practicar la prevención prudente hay en identificar las intervenciones preventivas efectivas y las personas que puedan beneficiarse de ellas, y descartar aquellas cuyo beneficio, en general o en determinadas poblaciones, sea mínimo o incierto.

En atención primaria se hacen actividades de prevención de eficacia demostrada y relevante, como la vacunación, la detección precoz de determinadas enfermedades con cribados de alto impacto o el consejo breve para dejar de fumar. Y hay otras que no se deberían hacer, como los programas de cribado sin evidencia sólida de beneficio neto, los chequeos de salud sistemáticos aplicados a personas sin factores de riesgo o los electrocardiogramas y otros exámenes en personas asintomáticas sin una indicación clara. 

La prevención prudente necesita una gestión prudente de la prevención: una gestión racional de las actividades preventivas que garantice una atención primaria equilibrada en sus prestaciones y centrada en el paciente. En la toma de decisiones sobre las actividades preventivas que realiza un servicio o sistema sanitario deben participar tanto los directivos como los profesionales implicados en su aplicación y las personas a las que se dirigen. Además de evaluar cada una de las actividades de forma aislada, se ha de evaluar el impacto conjunto de todas ellas en la salud y la calidad de vida de las personas a las que se aplican, así como la carga de trabajo que suponen y su compatibilidad con la realización de otras actividades.

La prevención debe enmarcarse en la medicina mínimamente impertinente y, tras una cuidadosa selección de las actividades entre las opciones existentes, incluida la de no hacer nada, deben aplicarse de la manera menos disruptiva para el paciente.

La gestión prudente de la prevención también debe tener en cuenta los costes de oportunidad, es decir, los resultados que podrían obtenerse de invertir los recursos en otras actividades más efectivas y eficientes.

La prevención debe estar basada en la evidencia, la experiencia, el conocimiento de los recursos disponibles y la coherencia con la actividad de la organización. Los planes de prevención han de ser realistas, aplicables y coherentes con los demás aspectos de la práctica de los profesionales.

A la hora de hacer planes preventivos personalizados, la toma de decisiones compartida entre los profesionales y los destinatarios contribuye a mejorar la relación entre ambos y la adherencia a las actividades consensuadas.

En atención primaria, recapitulando, la prevención es esencial, pero debe llevarse a cabo con sensatez. No debe convertirse en una carga insoportable ni para el paciente ni para los profesionales, ni debe imponerse a costa de la adecuada atención clínica a los pacientes enfermos. Debe estar basada en la evidencia, focalizada en quienes más lo necesitan y aplicada de manera prudente para evitar el sobrediagnóstico, los eventos adversos derivados del intervencionismo innecesario y la sobrecarga del sistema. 

Por todo lo expuesto proponemos definir la prevención prudente como aquella que selecciona las actividades preventivas teniendo en cuenta:

  • la evidencia científica sobre sus resultados en las personas,
  • las relaciones daño/beneficio y coste/efectividad más favorables para cada población objetivo,
  • los costes de oportunidad respecto a otras inversiones alternativas de los recursos utilizados,
  • la sobrecarga de los profesionales y del sistema sanitario,
  • la decisión informada de las personas a las que se ofrecen los programas,
  • el acceso equitativo a las actividades preventivas, 
  • el acceso al tratamiento de los problemas de salud detectados.

Si cuando se detecta que a un paciente se le han prescrito más medicamentos de los convenientes está indicada la deprescripción, cuando se están realizando más actividades preventivas de las convenientes procede reajustarlas mediante la deprevención.

Definimos la deprevención como un proceso de revisión del uso de actividades preventivas innecesarias o inapropiadas para una persona o una población. Tras evaluar la relación daño/beneficio de cada actividad y su papel, coherencia y oportunidad para esa persona o población, en un contexto y momento determinado, se puede considerar su mantenimiento, su suspensión o su modificación, ajustando su intensidad o frecuencia. 

El objetivo es reducir daños evitables y evitar actuaciones innecesarias que consumen recursos limitados. Es una toma de decisiones informada y compartida para adecuar el uso de las actividades preventivas, que busca mejorar la salud y la calidad de vida de las personas, reducir la sobrecarga de trabajo de los profesionales y mejorar la eficiencia del sistema.

En una entrevista reciente, Iona Heath, referente en medicina de familia, comentaba el artículo que ya reseñamos sobre el impacto del creciente número de actividades preventivas en la atención a los enfermos. Entre otras interesantes declaraciones hacía esta advertencia:“La atención primaria ha empezado a asustar a los sanos y a descuidar a los enfermos”.

Los responsables de las campañas y programas de prevención deben usar la ciencia y la prudencia para seleccionar qué actividades se programan y quién las realiza. Los responsables de la atención primaria deben encontrar un equilibrio entre los recursos que se dedican a la prevención y a la atención.

Los médicos de familia debemos recuperar y armonizar las funciones que nos son propias, sin renunciar a la prevención, pero practicándola de manera eficiente, integrada en su práctica clínica: no como tareas impuestas a justificar en la burocracia,sino como parte de la relación terapéutica que profesional y paciente construyen en su relación longitudinal, a lo largo de la vida.

Necesitamos una prevención basada en la evidencia y en la prudencia.


+ info:
Palacio Lapuente J. No hacer para poder hacer: sensatez en las políticas, la gestión y la práctica. Atención Primaria, 2023; 55(7), 102646. https://doi.org/10.1016/j.aprim.2023.102646.
Rosa María Añel Rodríguez, María Pilar Astier Peña, Txema Coll Benejam, ¿Por qué resulta cada vez más complicado “hacer lo que hay que hacer” y “dejar de hacer lo que no hay que hacer”? Estrategias para revertir las prácticas de bajo valor, Atención Primaria, 2023; 55(7), 102630, https://doi.org/10.1016/j.aprim.2023.102630.
"Necesitamos un mayor compromiso con la continuidad de la atención y priorizar a los enfermos por encima de los sanos". Entrevista a Iona Heath. [Internet] salud 2000 (FASDP) nº 166  [marzo de 2025; consultado 18 de abril de 2025]. Disponible en: https://fadsp.es/wp-content/uploads/2025/04/SALUD2000_166_4.Entrevista-Iona-Heath.pdf 

Ver en este blog: 
Añel Rodríguez RM, Palacio Lapuente J. Cuando la prevención se convierte en un problema: una mirada crítica desde la atención primaria. [Internet]. Sano y Salvo. Blog de seguridad del paciente en atención primaria. [4 de marzo de 2025; consultado 30 de abril de 2025]. Disponible en: https://sano-y-salvo.blogspot.com/2025/03/cuando-la-prevencion-se-convierte-en-un.html
Añel Rodríguez RM, Astier Peña MP. Prácticas de bajo valor: dificultades para su desimplementación. [Internet]. Sano y Salvo. Blog de seguridad del paciente en atención primaria. [4 de octubre de 2022; consultado 30 de abril de 2025]. Disponible en: https://sano-y-salvo.blogspot.com/2022/10/practicas-de-bajo-valor-dificultades.html

Publicado por Jesús Palacio y Rosa Añel. Diseño de la infografía: Txema Coll

Cómo citar este artículo: 
Palacio Lapuente J, Añel Rodríguez RM. Prevenciones, las justas: prevención prudente, infra/sobreprevención y deprevención. [Internet]. Sano y Salvo. Blog de seguridad del paciente en atención primaria. [1 de mayo de 2025; consultado 29 de abril de 2025]. Disponible en: https://sano-y-salvo.blogspot.com/2025/05/prevenciones-las-justas-prevencion.html


Segundas víctimas: cuando el sistema falla al profesional


En un entorno como el sanitario, donde los errores todavía se viven como fracasos personales más que como fallos del sistema, nuestro compañero Carlos Aibar nos invita a mirar más allá del enfoque individual, y a comprender y atender las heridas que deja la cultura del error en los profesionales.

En su artículo, titulado “Segundas víctimas: ¿asunto individual o problema del sistema?”, Aibar articula con claridad una tesis fundamental: el sufrimiento de las segundas víctimas no es una debilidad personal, sino una consecuencia lógica de sistemas inmaduros que fallan en ofrecer un soporte estructurado, humano y preventivo a los profesionales de la salud que se ven afectados por un evento adverso.

Desde la publicación del emblemático informe "To err is human" se han producido importantes avances en la conciencia institucional sobre la seguridad del paciente. Sin embargo, la atención a las segundas víctimas sigue siendo deficitaria y, en muchos contextos, queda relegada a la buena voluntad de los compañeros de profesión y a la adecuada interpretación de unos protocolos que resultan casi siempre demasiado básicos o incipientes. 

Una de las fortalezas del artículo es la capacidad de conectar el sufrimiento individual con la responsabilidad colectiva. Lejos de reducirse a un asunto emocional, el autor subraya cómo la respuesta institucional —o su ausencia— refleja una ética organizacional: ¿se protege al profesional cuando más vulnerable está, o se le deja solo frente al error y a sus consecuencias legales, emocionales y reputacionales?

El autor pone el foco en la necesidad de precisar el concepto de segunda víctima y de conocer los factores que determinan la frecuencia e intensidad de esta afección. Como se muestra en la siguiente infografía, elaborada por el profesor Aibar, diversos factores organizacionales y culturales determinan el riesgo y la intensidad del padecimiento de los profesionales como segundas víctimas.

Entre muchos otros aspectos, el artículo destaca la importancia de disponer de los elementos esenciales para la atención a las segundas víctimas: protocolos con normas y guías de actuación claras, apoyo entre pares, formación adecuada y, sobre todo, una cultura de seguridad sistémica que no penalice el error, sino que promueva el aprendizaje compartido a partir de él. Porque el aprendizaje real en seguridad del paciente no podrá germinar en un terreno abonado de culpa y aislamiento.

El enfoque de Carlos Aibar es genuino, pero nada ingenuo: reconoce las tensiones entre la responsabilidad individual y la institucional. Defiende que, para avanzar en la seguridad del paciente y en el cuidado de los profesionales, es necesario integrar el fenómeno de las segundas víctimas como parte del abordaje sistémico de los eventos adversos, más que como una nota al pie de página o como un simple anexo de la estrategia de gestión de eventos adversos.

Este artículo es una lectura indispensable para quienes piensan que la seguridad del paciente no puede construirse desde la exigencia individual sino desde estructuras justas, entornos seguros y culturas organizacionales que reconozcan la vulnerabilidad como parte del ejercicio profesional.

El mismo principio hipocrático que nos urge a no dañar a los pacientes en el ejercicio de nuestra profesión, también debería dirigirnos a no permitir que los sistemas sanitarios perpetúen en silencio el daño que causan a los profesionales que nos cuidan. 

+ info:
Aibar Remón, C. Segundas víctimas: ¿asunto individual o problema del sistema? Rev Der Gen H. 2025;1(60),55-71. Disponible en: https://ojs.ehu.eus/index.php/rdgh/article/view/27360/25274

Ver en este blog las entradas sobre este asunto con la etiqueta Segundas víctimas

Publicado por Rosa Añel

Cómo citar este artículo: 
Añel Rodríguez RM. Segundas víctimas: cuando el sistema falla al profesional. [Internet]. Sano y Salvo. Blog de seguridad del paciente en atención primaria. [24 de abril de 2025; consultado 24 de abril de 2025]. Disponible en: https://sano-y-salvo.blogspot.com/2025/04/segundas-victimas-cuando-el-sistema.html


Criterios STOPPCog: medicamentos potencialmente inapropiados en adultos mayores con vulnerabilidad cognitiva

La revista Age and Ageing ha publicado, en su número de febrero de 2025, los resultados de un interesante estudio realizado por investigadores irlandeses, que han desarrollado una herramienta práctica para identificar y deprescribir medicamentos potencialmente inapropiados en pacientes con vulnerabilidad cognitiva. 

El articulo, titulado "Deprescripción en personas mayores cognitivamente vulnerables: desarrollo y validación de los criterios STOPPCog", aporta un amplio listado de fármacos que empeoran el estado cognitivo en personas mayores con antecedentes de deterioro cognitivo, demencia manifiesta, delirio actual o episodios previos de delirio.

Los criterios STOPPCog fueron formulados por un panel de expertos —compuesto por geriatras, psiquiatras, médicos generales y farmacéuticos clínicos— en base a su experiencia clínica y a la revisión y evaluación de la literatura existente. A continuación, mediante la metodología de consenso Delphi, los expertos clasificaron su acuerdo con cada criterio en una escala Likert de 5 puntos y proporcionaron comentarios por escrito. Todos los panelistas completaron dos rondas de validación de consenso Delphi. 

De los 25 criterios inicialmente seleccionados, finalmente se validaron 23 y se clasificaron en 6 subgrupos o secciones: 

Sección A: Medicamentos con propiedades anticolinérgicas tomados diariamente.
Sección B: Medicamentos con propiedades sedantes tomados diariamente.
Sección C: Medicamentos que pueden exacerbar los síntomas psicóticos en pacientes con patología de alfa-sinucleína.
Sección D: Medicamentos para el dolor crónico.
Sección E: Medicamentos sin eficacia probada para la demencia.
Sección F: Medicamentos sin beneficio en demencia avanzada.

Para facilitar su uso, los autores proporcionan una tabla adicional con ejemplos de medicamentos relacionados con cada uno de los criterios StoppCog. Cabe destacar que, en el cuarto subgrupo de la sección F, se encuentran medicamentos tan ampliamente utilizados como estatinas, agentes antiplaquetarios, anticoagulantes, antihipertensivos y bifosfonatos.

A continuación presentamos el listado de los criterios STOPPCog (tabla 1) con ejemplos de los fármacos correspondientes a cada una de las 6 secciones (tabla 2), traducido al español.

Criterios STOPPCog traducidos al español


STOPPCog aborda el vacío que presentaban herramientas previas, como los criterios Beers y los criterios STOPP/START, al enfocarse específicamente en personas mayores con deterioro cognitivo, demencia o episodios previos de delirio. Se trata de una herramienta aplicable en el manejo apropiado de la medicación en este grupo específico de pacientes, que con frecuencia son visitados en atención primaria. 


+ info: 
McGettigan S, Curtin D, O’Mahony D. Deprescribing in cognitively vulnerable older people: development and validation of STOPPCog criteria. Age and Ageing. 2025; 54 (2): afaf014.
"Towards better patient care: drugs to avoid in 2025". Prescrire Int. 2025; 34(267): 52-1 -52-11.
2023 American Geriatrics Society Beers Criteria® Update Expert Panel. American Geriatrics Society 2023 updated AGS Beers Criteria® for potentially inappropriate medication use in older adultsJ Am Geriatr Soc. 2023 Jul;71(7):2052-2081. 
O'Mahony D, Cherubini A, Guiteras AR, Denkinger M, Beuscart JB, Onder G et al. STOPP/START criteria for potentially inappropriate prescribing in older people: version 3. Eur Geriatr Med 2023: 1-8. 

Ver en este blog:
Añel Rodríguez, RM. Actualización de los criterios STOPP/START, versión 3. Reseña y traducción al español. [Internet]. Sano y Salvo. Blog de seguridad del paciente en atención primaria. [8 de agosto de 2023; consultado 12 de abril de 2025]. Disponible en: https://sano-y-salvo.blogspot.com/2023/08/actualizacion-de-los-criterios.html
Añel Rodríguez RM, Torijano Casalengua ML, Palacio Lapuente J. Medicamentos a evitar para una atención más segura: la lista negra de Prescrire 2024. [Internet]. Sano y Salvo. Blog de seguridad del paciente en atención primaria. [14 de febrero de 2024; consultado 12 de abril de 2025]. Disponible en: https://sano-y-salvo.blogspot.com/2024/02/medicamentos-evitar-para-una-atencion.html

Publicado por Rosa Añel
Como citar esta entrada:
Añel Rodríguez, RM. Criterios STOPPCog: medicamentos potencialmente inapropiados en adultos mayores con vulnerabilidad cognitiva. [Internet]. Sano y Salvo. Blog de seguridad del paciente en atención primaria. [17 de abril de 2025; consultado 17 de abril de 2025]. Disponible en: https://sano-y-salvo.blogspot.com/2025/04/criterios-stoppcog-medicamentos.html 


Seminario web para la preparación del Día Mundial de la Higiene de Manos 2025


El próximo 5 de mayo se celebrará el Día Mundial de la Higiene de Manos 2025. La Organización Mundial de la Salud (OMS) promueve esta campaña desde hace 17 años. 

La campaña de este año se enfoca en el uso de guantes, más concretamente en su uso adecuado en el contexto de la higiene de manos. Independientemente de que se utilicen guantes o no, la higiene de las manos —realizada en el momento oportuno y de la forma adecuada— sigue siendo una de las medidas más importantes para proteger a pacientes y profesionales frente a las infecciones relacionadas con la asistencia sanitaria. De ahí la importancia de promover su inclusión en las estrategias nacionales de prevención y control de infecciones.

La OMS ha organizado un seminario web de preparación del Día Mundial de la Higiene de Manos 2025, con un programa de una hora de duración y de inscripción gratuita. 
El seminario, que tendrá lugar el 8 de abril a las 13:30 CET, tiene como objetivos los siguientes:
  1. Educar sobre las prácticas óptimas de higiene de manos, utilizando la técnica apropiada y de acuerdo con los 5 momentos de la OMS, junto con los momentos para el uso apropiado de guantes durante la asistencia sanitaria.
  2. Demostrar cómo maximizar el uso de los recursos preparados para la celebración del Día Mundial de la Higiene de Manos 2025.
  3. Describir el impacto ambiental y climático de los guantes en la generación y gestión de residuos, especialmente cuando se utilizan de forma inadecuada.
  4. Estimular las actividades del Día Mundial de la Salud 2025 en el período previo al 5 de mayo de 2025.
Os animamos a inscribiros y participar en esta actividad de sensibilización y preparación dirigida a preparar la celebración del Día Mundial de la Higiene de Manos 2025.

Publicado por Sano y salvo


XVII Jornada de Seguridad del Paciente en Atención Primaria. Madrid, 3 de junio de 2025

“La atención longitudinal, un factor clave para la seguridad del paciente”, es el lema de la XVII Jornada de Seguridad del Paciente en Atención Primaria que tendrá lugar el próximo martes 3 de junio en Madrid, en el pabellón docente del Hospital Clínico San Carlos.

La jornada está coorganizada por la Sociedad Española de Medicina Familiar y Comunitaria (semFYC), la Sociedad Española de Calidad Asistencial (SECA), la Federación de Asociaciones de Enfermería Comunitaria y de Atención Primaria (FAECAP), la Sociedad Española de Farmacéuticos de Atención Primaria (SEFAP), la Asociación Española de Pediatría de Atención Primaria (AEPap), la Sociedad Española de Pediatría Extrahospitalaria y Atención Primaria (SEPEAP) y el Ministerio de Sanidad. 

Una vez más, y son ya diecisiete ediciones desde su inicio en el año 2008, los profesionales de atención primaria nos reuniremos para compartir, analizar y debatir buenas prácticas y proyectos dirigidos a mejorar la seguridad del paciente. En la página web de la jornada podéis consultar toda la información y acceder al formulario de inscripción.

En esta ocasión ponemos el foco en la importancia de la longitudinalidad, un atributo esencial de la atención primaria que ha demostrado mejorar la calidad y seguridad de la asistencia. La evidencia disponible hasta el momento muestra que la atención longitudinal prestada por el médico de familia evita el sobrediagnóstico, la medicalización y los eventos adversos derivados de la sobreexposición a pruebas y tratamientos innecesarios, y que reduce las derivaciones a los especialistas del segundo nivel, las visitas a los servicios de urgencias, los ingresos hospitalarios y la mortalidad.  

Hablaremos de los beneficios de la longitudinalidad y debatiremos sobre las amenazas que la acechan, como los modelos de atención basados en agendas fragmentadas o en equipos que no garantizan un profesional de referencia, la externalización de determinados servicios —atención continuada, atención urgente e incluso atención domiciliaria—, la gestión deficiente de recursos humanos, la implementación o aplicación inadecuada de las nuevas tecnologías y herramientas digitales, etc.

Os animamos a compartir vuestros trabajos y experiencias en torno al lema de la jornada. El plazo para el envío de comunicaciones está abierto y finaliza el 15 de abril. Son cuatro las modalidades de comunicaciones que se pueden enviar: 

  1. Originales/ Estudios sobre la seguridad del paciente
  2. Experiencias para la mejora de la seguridad del paciente
  3. Casos que enseñan 
  4. Proyectos de mejora sobre seguridad del paciente

Además de presentar vuestras propias comunicaciones, podéis inscribiros y participar en uno de los talleres que se desarrollarán al final de la jornada: 

  • Taller 1. El farmacéutico de atención primaria como parte del equipo para el uso seguro de la medicación y la longitudinalidad de la atención sanitaria. 
  • Taller 2. Herramientas de inteligencia artificial en atención primaria: precisión, eficiencia y seguridad. 
  • Taller 3. Seguridad del adolescente en la transición de la atención pediátrica a la medicina y enfermería de familia.
  • Taller 4. Longitudinalidad, ¿dónde te encuentras?

¡Os animamos a participar!

.

+ infohttps://www.seguridadpaciente.com/2025/

Ver en este blog:
Palacio Lapuente J. Es mi médica: el poder de la longitudinalidad y el vínculo entre paciente y profesional en atención primaria. [Internet]. Sano y Salvo. Blog de seguridad del paciente en atención primaria. [28 de octubre de 2024; consultado 5 de abril de 2025]. Disponible en: https://sano-y-salvo.blogspot.com/2024/11/es-mi-medica-el-poder-de-la.html
Palacio Lapuente J. Las ventajas de una relación estable entre el paciente y su médico: longitudinalidad, calidad, eficiencia y seguridad. Sano y Salvo. Blog de seguridad del paciente en atención primaria. [27 de septiembre de 2019; consultado 5 de abril de 2025]. Disponible en: https://sano-y-salvo.blogspot.com/2019/09/las-ventajas-de-una-relacion-estable.html

Publicado por Sano y salvo


Cuando la prevención se convierte en un problema: una mirada crítica desde la atención primaria

En medicina la prevención es fundamental pero ¿y si la estuviéramos llevando demasiado lejos? 
Con el título Sacrificar la atención al paciente en aras de la prevención: distorsión del papel de la medicina general, un reciente artículo publicado en BMJ señala las causas y consecuencias de la expansión incontrolada de la medicina preventiva en atención primaria. El artículo muestra, a través de diversos ejemplos, el impacto limitado de las actividades preventivas realizadas en atención primaria en comparación con la implementación de políticas públicas para abordar los determinantes socioeconómicos de la salud.
Un estudio previo que cuantificaba el tiempo necesario para prestar atención primaria, tanto preventiva como a enfermedades crónicas y agudas, encontró que los médicos de familia necesitarían unas 27 horas al día para seguir las recomendaciones de las guías de práctica clínica. Como se muestra en la infografía, más del 50% de este tiempo estaría dedicado a realizar actividades preventivas.

Las autoras del antes citado artículo de BMJ apuntan que "los servicios preventivos solo se suman, nunca se restan", en referencia a que las nuevas actividades se van añadiendo sin eliminar o revertir ninguna de las implantadas, por lo que se acumulan. Señalan que en los últimos 50 años se ha producido una expansión injustificada de las actividades preventivas en atención primaria, que ha mermado el tiempo y la capacidad para atender a los pacientes sintomáticos.
La ampliación de la medicina preventiva a poblaciones asintomáticas y de bajo riesgo también causa que muchas de estas intervenciones tengan un impacto marginal en la reducción de enfermedades graves y de la mortalidad. 
Además, la sobrecarga de trabajo derivada de la hipertrofia de las actividades preventivas provoca desgaste o burnout entre los profesionales de atención primaria, disminuye la calidad de la asistencia y reduce la accesibilidad a la atención médica para quienes más lo necesitan, lo que desestabiliza el sistema de salud.
Para tratar de frenar todos estos problemas, las autoras señalan algunas propuestas de mejora, entre las que cabe destacar las siguientes:
  • Realizar una evaluación crítica del impacto real de las medidas preventivas en la salud.
  • Identificar y considerar el coste de oportunidad (lo que podría hacerse con los recursos utilizados) que tiene en atención primaria cada nueva actividad de prevención o la ampliación de la población objetivo.
  • Rediseñar las guías clínicas considerando el tiempo necesario para cumplirlas.
  • Enfocar la atención primaria en los pacientes sintomáticos y en los que tienen enfermedades crónicas.

Las autoras concluyen que, para evitar el colapso de la atención primaria, es necesario devolver muchas de las tareas preventivas al campo de acción de la salud pública y permitir que los médicos de familia se enfoquen en su principal función: atender a las personas enfermas. Estas conclusiones habría que matizarlas: a ello y a proponer algunos enfoques para manejar el problema en la práctica dedicaremos el resto de esta y otra posterior entrada.

Como hemos señalado reiteradamente en este blog, en el ámbito sanitario ninguna intervención está libre de riesgos, por lo que todas ellas —sean preventivas, diagnósticas, terapéuticas o de seguimiento— deberían someterse a un estudio de su balance daño/beneficio, a la luz de la mejor evidencia disponible. Además, quienes elaboran las guías de práctica clínica deberían estar libres de conflictos de intereses, y los profesionales sanitarios que las aplican habrían de disponer del tiempo necesario para poder hacerlo de forma segura y adecuada a la situación particular de cada paciente.

Hacer más no siempre es mejor, y prevenir no siempre es mejor que curar. Necesitamos nuevos aforismos para nuevos paradigmas. Como en la prescripción prudente, para la prevención prudente podemos decir que "actividades preventivas, las justas".

Si a los excesos en el tratamiento farmacológico les llamamos sobremedicación, a los excesos en las actividades preventivas podemos llamarles sobreprevención. Si cuando se detecta que a un paciente se le han prescrito más medicamentos de los convenientes está indicada la deprescripción, cuando se están realizando más actividades preventivas de las convenientes procede reajustarlas mediante la deprevención. Estos conceptos y su aplicación en la práctica los desarrollaremos en una posterior entrada en este blog.

La sobrecarga de trabajo, por este y otros problemas, puede llevar a los médicos de familia a pensar que la solución a su falta de tiempo pasa por centrarse exclusivamente en la atención a las enfermedades, abandonando totalmente las demás actividades como las preventivas, comunitarias, docentes o de investigación propias de su especialidad.

Que la sobreprevención impuesta por norma y la burocracia asociada están quemando a los médicos de familia es un hecho. Pero también hay que tener en cuenta el impacto negativo que tendría en ellos hacerles volver a la forma de trabajar de los antiguos ambulatorios, centrándose exclusivamente en la atención a enfermedades y sin poder hacer otras actividades que se han demostrado beneficiosas, sean preventivas o de otros tipos. Cuando los profesionales no pueden realizar su labor de forma correcta, porque se interponen factores que obstaculizan el adecuado desempeño, también sufren estrés. Sucedió, por ejemplo, al inicio de la pandemia por COVID-19: el estrés moral afectó duramente a los profesionales de atención primaria, que de la noche a la mañana tuvieron que dejar de hacer muchas de las actividades que les son propias, con resultados perjudiciales para los pacientes afectados y para el conjunto del sistema sanitario.

No se trata de dejar de realizar todas las intervenciones preventivas y trasladar el problema sin más al campo de la salud pública. Se trata más bien de adecuar su uso: evaluar la situación de cada paciente en cada situación y aplicar las actividades preventivas que este necesita en el momento oportuno, aquellas que le van a aportar más beneficios que daños y cuyo coste de oportunidad sea positivo. Es decir, que los resultados obtenidos de su aplicación sean mejores que si se hubieran dedicado los mismos recursos, incluido el tiempo de atención, a realizar otra intervención. 

Renunciar a otras actividades, preventivas incluidas, y centrarse en la atención basada en los síntomas, y no en los riesgos, significaría un retroceso en las competencias y capacidades de la Medicina Familiar y Comunitaria. Significaría volver al ejercicio de una práctica clínica exclusivamente reactiva. Supondría una renuncia a la esencia de la práctica generalista y al valor del conocimiento acumulado, el que se deriva de la suma de las diferentes visitas del paciente a lo largo de su vida, por diferentes motivos y no solo cuando está enfermo. Un conocimiento que permite al médico de familia hacer "un traje a medida" para cada paciente, saber qué hacer y cuándo es el momento para hacerlo, tanto en lo que concierne al diagnóstico y el tratamiento de enfermedades como en lo relativo a las actividades de promoción de la salud y la prevención de la enfermedad.

El poder de la longitudinalidad radica precisamente en la capacidad de adecuar las intervenciones a las necesidades de cada paciente, pero no solo de forma reactiva sino también proactiva, lo que incluye realizar actividades preventivas cuando son oportunas. El conocimiento del paciente, de sus antecedentes, de sus determinantes socioeconómicos, de su contexto familiar, de su situación vital, es lo que permite a los médicos de familia tomar las mejores decisiones sobre qué es lo que verdaderamente aporta valor a cada paciente en cada momento, así como sobre lo contrario: qué intervenciones es mejor no hacer o dejar para otra ocasión.

La solución al problema de la sobreutilización de actividades preventivas no es derivar su realización a otro nivel, sino garantizar que se hagan las que hay que hacer a quien hay que hacérselas. Se trata de, en base a la mejor evidencia disponible sobre la utilidad de las diferentes actuaciones preventivas, seleccionarlas y definir la población diana que realmente se beneficia de cada una de ellas.

Algunos estudios sugieren que el aumento de la incidencia de determinados tipos de cáncer se debe principalmente a su sobrediagnóstico por la implantación de programas inadecuados de cribado y de detección precoz. En estos casos, el aumento en las tasas de detección no se correlaciona con un aumento en las tasas de supervivencia, pero sí de los daños asociados al intervencionismo. 

En el caso de las intervenciones preventivas que resulten infructuosas o contraproducentes, y cuando se demuestre que los programas de prevención están mal diseñados —ya sea porque atenten contra la equidad, porque no obtengan los beneficios esperados, porque produzcan más daños que beneficios o porque respondan más a otros intereses que a las necesidades reales de los pacientes—, lo que habrá que hacer no es traspasar la responsabilidad de su aplicación a otros, sino dejar de aplicarlos.

También urge estudiar el impacto conjunto de todas las actividades preventivas que se han ido sumando sin valorar sus efectos aditivos, tanto en la salud de las personas como en el sistema sanitario.

La situación actual de proliferación incontrolada de actividades preventivas es insostenible. En la práctica, es además inviable. Ha aumentado la sobrecarga de los médicos de familia y de otros profesionales, sobrecarga que tiene efectos perniciosos sobre la calidad asistencial y la seguridad, tanto de los clínicos como de los pacientes.

Autoridades, profesionales y pacientes deben participar en el replanteamiento de qué hacer en prevención y cómo hacerlo de manera coherente, justa y sostenible. En el caso de la atención primaria, habrá que reajustar el trabajo conjunto entre miembros de los equipos de los centros de salud y con los servicios sociales y de salud pública, para llevar de una manera proactiva las acciones más eficaces a las personas que más las necesitan. 


+ info:
Bartolomé Moreno C. et al. Recomendaciones de prevención del cáncer. Actualización 2024. Aten Primaria. 2024;56 Supl 1:103128

Ver en este blog: 
Añel Rodríguez RM, Palacio Lapuente J. Dediagnosticar: otro aspecto esencial para la seguridad del paciente. [Internet]. Sano y Salvo. Blog de seguridad del paciente en atención primaria. [1 de noviembre de 2023; consultado 3 de marzo de 2025]. Disponible en: https://sano-y-salvo.blogspot.com/2023/11/dediagnosticar-otro-aspecto-esencial.html
Añel Rodríguez RM, Astier Peña MP. Prácticas de bajo valor: dificultades para su desimplementación. [Internet]. Sano y Salvo. Blog de seguridad del paciente en atención primaria. [4 de octubre de 2022; consultado 3 de marzo de 2025]. Disponible en: https://sano-y-salvo.blogspot.com/2022/10/practicas-de-bajo-valor-dificultades.html
Ver en el blog "Salud, dinero y atención primaria":  
Simo Miñana, J. Sacrificar la atención al paciente en aras de la prevención: distorsión del papel de la medicina general.  [Internet]. Salud, dinero y atención primaria. Blog de Juan Simó. [26 de enero de 2025; consultado 4 de marzo de 2025]. Disponible en: https://saludineroap.blogspot.com/2025/01/sacrificar-la-atencion-al-paciente-en.html


Cómo citar este artículo: 
Añel Rodríguez RM, Palacio Lapuente J. Cuando la prevención se convierte en un problema: una mirada crítica desde la atención primaria. [Internet]. Sano y Salvo. Blog de seguridad del paciente en atención primaria. [4 de marzo de 2025; consultado 4 de marzo de 2025]. Disponible en: https://sano-y-salvo.blogspot.com/2025/03/cuando-la-prevencion-se-convierte-en-un.html


Calidad asistencial y seguridad del paciente en Europa: puntos críticos y oportunidades de mejora. Informe de la OMS

La Organización Mundial de la Salud (OMS) ha publicado su primer análisis sobre la calidad de la atención sanitaria y la seguridad del paciente en Europa. Con el título "Tomando el pulso a la calidad de la atención y la seguridad del paciente en la Región Europea de la OMS: análisis multidimensional y perspectivas futuras", el informe destaca brechas críticas que comprometen los resultados de salud y propone acciones prioritarias para abordarlas, con el objetivo de conseguir una atención segura, efectiva y centrada en las personas. 
Este informe es el resultado de un estudio transversal y multidimensional, que combina el análisis de datos macro de fuentes internacionales con una encuesta específica dirigida a los 53 Estados Miembros de la Región Europea de la OMS.

El estudio ha considerado tanto los aspectos estructurales del sistema sanitario como los resultados en salud de la población. Se han utilizado 46 indicadores específicos, agrupados en cuatro categorías:

  1. Planes nacionales y políticas de calidad y seguridad del paciente.
  2. Indicadores funcionales del sistema de salud: gobernanza, financiación, recursos humanos, dispositivos médicos y salud digital.
  3. Dimensiones de calidad asistencial: efectividad, eficiencia, seguridad, equidad, accesibilidad y enfoque centrado en las personas.
  4. Indicadores de resultados de salud poblacional: esperanza de vida saludable y mortalidad prevenible, entre otros.

Entre las limitaciones del estudio destaca que no incluye datos longitudinales —lo que impide, por ahora, evaluar tendencias o progresiones en los indicadores— y que los perfiles de los diferentes países no representan juicios definitivos, sino que constituyen la base para futuros análisis y comparaciones.

El estudio establece un vínculo directo entre la calidad de la asistencia sanitaria, la esperanza de vida y el riesgo de morir por enfermedades no transmisibles. Según los datos analizados por la agencia de las Naciones Unidas, cada plan de calidad nacional adicional puede aumentar la esperanza de vida al nacer en 0,57 años, y reducir en un 1,34% la probabilidad de morir por enfermedades no transmisibles, tales  como la diabetes, la hipertensión o la enfermedad pulmonar obstructiva crónica, entre otras. A este hallazgo hay que sumar los siguientes resultados:

  • Solo el 32% de los países tienen un plan nacional de calidad para la atención sanitaria, y el 30% un plan de seguridad del paciente.
  • Apenas el 13% cuenta con mecanismos para la representación de los pacientes en los modelos de gobernanza sanitaria a nivel nacional.
  • Entre un 3% y un 12,6% de la población informa haber experimentado un incidente de seguridad clínica, aunque el informe estima que uno de cada diez pacientes sufre daños durante la atención hospitalaria y cuatro de cada diez en atención primaria. Al menos el 50% de estos eventos adversos son evitables. 
  • Un dato positivo en relación a las buenas prácticas para mejorar la atención sanitaria es que el 80% de los países han implementado estrategias para abordar la resistencia a los antimicrobianos.
  • La probabilidad de morir por enfermedades no transmisibles, como enfermedades cardiovasculares, cáncer, diabetes o enfermedades respiratorias crónicas, varía entre el 7,9% y el 28,3% en personas de 30 a 70 años.
  • Existe una variabilidad considerable en el resultado de indicadores clave como la esperanza de vida saludable, que puede diferir en hasta 11 años entre los países con mejores y peores resultados. 

El análisis identifica los aspectos críticos que afectan la calidad de la atención y la seguridad del paciente, entre los que destacan los siguientes: 

  • Solo 13% de los países tienen mecanismos para incluir la representación de los pacientes en los modelos de gobernanza sanitaria. Además, los planes para combatir la desinformación sanitaria son prácticamente inexistentes en los países de la región europea de OMS.
  • La inversión en salud varía entre el 4,6% y el 22,4% del gasto público total de cada país, con diferencias significativas entre países. Los sistemas que asignan recursos basados en criterios de calidad, en lugar de criterios de volumen de servicios, logran mejores resultados.
  • La densidad de profesionales médicos y enfermeros varía ampliamente, desde 2,4 hasta 29,9 médicos de familia por cada 10.000 habitantes. Estas desigualdades en la dotación de recursos humanos afectan a la capacidad de los sistemas sanitarios para ofrecer una asistencia oportuna y de calidad en el primer nivel de atención.
  • Solo el 69,8% de los países tienen registros electrónicos de salud, y menos del 15% cuenta con directrices de calidad y seguridad para la atención por medio de la telemedicina.

Sobre la base de los resultados de la encuesta y con el objetivo de abordar algunos de los desafíos y de las deficiencias reveladas en los países de la Unión Europea, la OMS plantea una serie de acciones prospectivas para mejorar la calidad de la atención y la seguridad del paciente, entre las que destaca, como prioritarias, las siguientes:

La OMS insta a los países a invertir en planes nacionales concretos para mejorar la calidad de la atención sanitaria y la seguridad del paciente, rediseñar los modelos de atención centrados en las necesidades y preferencias de los pacientes, y garantizar su participación en la toma de decisiones en las organizaciones sanitarias. Además, hace un llamamiento a aumentar la inversión pública en salud, que actualmente varía significativamente, representando entre el 4,6% y el 22,4% del gasto público total de los países de la región europea.

Una vez más, se pone de manifiesto que la atención primaria es el eje central para una sanidad más eficiente y, por tanto, un pilar fundamental para el cambio. La atención primaria es el ámbito principal donde se presta la atención sanitaria y ofrece una oportunidad única para prevenir daños evitables, gestionar enfermedades crónicas y promover la equidad en el acceso a los servicios. Sin embargo, la falta de recursos y de formación adecuada, así como la carencia de estrategias integradas de calidad asistencial limita el impacto del primer nivel asistencial en la salud de la población. 

Como conclusión, la OMS subraya que invertir en modelos de atención primaria robustos y centrados en las personas es esencial para lograr sistemas sanitarios más seguros, eficientes y resilientes en toda Europa.


Publicado por Pilar Astier y Rosa Añel
.
Cómo citar esta entrada:
Astier Peña MP, Añel Rodríguez RM. Calidad asistencial y seguridad del paciente en Europa: puntos críticos y oportunidades de mejora. Informe de la OMS [Internet]. Sano y Salvo. Blog de seguridad del paciente en atención primaria. [21 de enero de 2025; consultado 21 de enero de 2025]. Disponible en: https://sano-y-salvo.blogspot.com/2025/01/calidad-asistencial-y-seguridad-del.html