El último número de Quality and Safety in Healthcare dedica parte de su contenido a las órdenes verbales. Su uso ha sido identificado como un potencial colaborador de escasa calidad y cuidado menos seguro. Por ello, muchas organizaciones enfatizan el hecho de cambiar el proceso y/o reducir o incluso eliminar las órdenes verbales (Joint Commision (2005), Institute of Medicine (2001), Institute of Safe Medication Practices).
Wakefield describe la limitada investigación existente sobre órdenes verbales para adoptar una determinación al respecto en un sentido o en otro y presenta un modelo identificando los puntos susceptibles de error en ellas. Finalmente sugiere una agenda en investigación planteando ejemplos de preguntas para entender mejor la naturaleza y extensión de esta amenaza para la seguridad del paciente.
El mismo autor presenta en otro original, un estudio descriptivo hospitalario analizando por un lado datos en papel y por otro datos electrónicos como aproximación inicial al entendimiento sobre cuándo y cómo las órdenes verbales son utilizadas. Obtienen variables de contenido de las órdenes (número, tipo, complejidad, abreviaturas o términos no estandarizados empleados, medicaciones implicadas que suenan parecido) y también variables sobre el contexto en que se dan (el lugar, el tiempo, las características del personal o del ambiente). Descubren un elevado número de órdenes verbales, siendo la mayoría relacionadas con medicación, con indicios de existir más conveniencia por parte de los profesionales que necesidad estricta en el uso de las mismas.
La realidad es que algunas veces no hay más remedio que recurrir a lo verbal, por la distancia, el tiempo, incluso por seguridad. A veces las órdenes verbales son seguras y otras veces no. ¿Cuándo, cómo, en qué circunstancias, para qué, para quién? Esto es lo que debe aclararse, plantea Karyn D Baum en su comentario.
Al final y como casi siempre, nada es blanco o negro, hay que tener en cuenta la escala de los grises y explorarla, y es necesario insistir en el papel de la investigación para poder obtener conclusiones válidas y aplicables.
Wakefield describe la limitada investigación existente sobre órdenes verbales para adoptar una determinación al respecto en un sentido o en otro y presenta un modelo identificando los puntos susceptibles de error en ellas. Finalmente sugiere una agenda en investigación planteando ejemplos de preguntas para entender mejor la naturaleza y extensión de esta amenaza para la seguridad del paciente.
El mismo autor presenta en otro original, un estudio descriptivo hospitalario analizando por un lado datos en papel y por otro datos electrónicos como aproximación inicial al entendimiento sobre cuándo y cómo las órdenes verbales son utilizadas. Obtienen variables de contenido de las órdenes (número, tipo, complejidad, abreviaturas o términos no estandarizados empleados, medicaciones implicadas que suenan parecido) y también variables sobre el contexto en que se dan (el lugar, el tiempo, las características del personal o del ambiente). Descubren un elevado número de órdenes verbales, siendo la mayoría relacionadas con medicación, con indicios de existir más conveniencia por parte de los profesionales que necesidad estricta en el uso de las mismas.
La realidad es que algunas veces no hay más remedio que recurrir a lo verbal, por la distancia, el tiempo, incluso por seguridad. A veces las órdenes verbales son seguras y otras veces no. ¿Cuándo, cómo, en qué circunstancias, para qué, para quién? Esto es lo que debe aclararse, plantea Karyn D Baum en su comentario.
Al final y como casi siempre, nada es blanco o negro, hay que tener en cuenta la escala de los grises y explorarla, y es necesario insistir en el papel de la investigación para poder obtener conclusiones válidas y aplicables.
Editado por Marisa Torijano
1 comentarios:
Tambien es necesario insistir en el papel del sentido comun para poder obtener conclusiones validas y aplicables en primaria. En primaria, las ordenes, como el consentimiento informado, son en la mayor parte de los casos verbales. Otra cosa es que en la historia se escriba lo fundamental. En el mundo real, en los centros de salud no podemos ni debemos hacer un escrito para pedir al celador una historia o a la enfermera que tome una tension. Ya tenemos poco tiempo para atender a los pacientes, como para perderlo haciendo mas papeles todavia. El tiempo es el que hay, a mas papeleo, menos atencion al paciente. La burocracia ya consume el 40 por ciento de nuestro tiempo, ya vale!!
http://atencionprimariaenespana.blogspot.com/2008/07/contra-la-burocracia-medica.html
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