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24 octubre, 2024

Cómo reducir la sobreutilización en la atención sanitaria: una guía práctica recomendable

La sobreutilización de servicios médicos es un problema muy relevante en nuestro sistema sanitario actual, no solo por el incremento de los costes sino también por el daño que pueden causar a los pacientes. 

Llamamos prácticas de bajo valor (PBV) a aquellas intervenciones sanitarias que no han demostrado su efectividad o cuya relación coste-beneficio es desfavorable. Su retirada es esencial para mejorar la calidad de la atención sanitaria y optimizar los recursos de los que disponemos.

El libro "How to reduce overuse in healthcare: a practical guide", publicado en septiembre de 2023, puede ayudarnos en esta tarea. Esta publicación nos proporciona una guía completa y práctica, en el marco de los programas de desimplementación "Choosing Wisely", con estrategias basadas en la evidencia y recomendaciones de interés para reducir las PBV.

Esquema del marco de desimplementación Choosing Wisely: fases y actividades clave. Traducido y adaptado para @sanoysalvoblog por @txemacoll

Entre los contenidos y recomendaciones más destacables del libro, se encuentran los siguientes:
  • Identificar y priorizar las PBV. El primer paso es detectar las pruebas diagnósticas, tratamientos y procedimientos que no aportan valor y que no mejoran los resultados de salud de los pacientes. La identificación se basa en revisiones sistemáticas de la literatura, listas de recursos que recopilan PBV (Choosing Wisely o similares) y en la consulta con expertos clínicos. El segundo paso es priorizar aquellas más necesarias para cada organización según su prevalencia, su impacto en el paciente (salud, calidad de vida...), su factibilidad en su retirada y los recursos necesarios para hacerlo.
  • Barreras y facilitadores. El libro incide en el abordaje de las barreras comunes a la desimplementación, como son la resistencia al cambio, la falta de conocimiento, los sesgos cognitivos y la presión de los pacientes. Para superar estas barreras, se sugieren varias herramientas facilitadoras, incluyendo el liderazgo clínico, la formación continua y la participación de los pacientes en la toma de decisiones. Este análisis debe ser focal y propio para cada organización, por lo que es difícilmente exportable a otros servicios. La idea es diseñar estrategias a medida en cada situación.
  • Estrategias de desimplementación Una vez elegidas las PBV el siguiente paso es desarrollar estrategias efectivas para su retirada, como educar y concienciar a los profesionales sanitarios sobre estas prácticas, actualizar las guías de práctica clínicas basadas en la evidencia, incorporar incentivos (financieros o no) para su retirada o eliminar aquellos que fomenten el uso de las PBV. Las intervenciones para desadoptar estas prácticas no son soluciones instantáneas, implican desmantelar rutinas profundamente arraigadas. Su diseño debe fundamentarse en la mejor evidencia disponible y utilizar taxonomías para evitar confusiones en los cambios. Estas decisiones deben ser personalizadas, adaptadas a cada organización y siempre centradas en el usuario. Además, es crucial priorizar la equidad y seguir un modelo de cambio lógico, simple y comprensible.
  • Impacto en la seguridad del paciente. La reducción de la sobreutilización tiene un impacto directo en la seguridad del paciente. El libro presenta casos de estudio que demuestran cómo la eliminación de prácticas innecesarias ha mejorado los resultados de salud y reducido los eventos adversos. Por ejemplo, la reducción del uso inapropiado de antibióticos ha disminuido la resistencia antimicrobiana y las infecciones asociadas. Es muy interesante el concepto de las posibles consecuencias innecesarias que pueden producirse al eliminar una práctica de bajo valor. En ocasiones, al reemplazar una intervención por otra, inadvertidamente se puede introducir un nuevo problema de igual o mayor magnitud. Un ejemplo sería el caso de la sustitución de un hipnótico por un neuroléptico en el tratamiento del insomnio en la población mayor. Por eso, debe estar muy claro que práctica debe reemplazar a la PBV para evitar estas consecuencias en los casos en los que sea necesario ese reemplazo.
  • Innovaciones y novedades. El libro introduce varias novedades en el campo de la desimplementación, tales como el uso de tecnologías avanzadas y el análisis de datos para identificar patrones de sobreutilización y monitorizar sus resultados. También recomienda un enfoque multidisciplinar entre diferentes ámbitos y equipos de trabajo, para conseguir un enfoque integral y la implicación de los pacientes en la identificación y eliminación de PBV, asegurando que sus preferencias y valores sean considerados.
  • Por último, esta guía ofrece recomendaciones prácticas para los profesionales de la salud y los gestores sanitarios. Una de ellas es la implantación de sistemas de evaluación continuada para el seguimiento de la estrategia. Además, aconsejan fomentar una comunicación abierta y transparente entre todos los actores involucrados (pacientes, profesionales de la salud y gestores), ser flexible, ajustar las estrategias según los resultados recibidos y mejorar las competencias de estudiantes, residentes y profesionales sanitarios en la atención de alto valor. En el capítulo final, los autores presentan ejemplos de experiencias de proyectos de desimplementación, como son la iniciativa Essencial de Cataluña, la iniciativa de Países Bajos enfocada en reducir la sobreutilización de análisis clínicos, y el proyecto Espress de Canadá, que busca minimizar las pruebas preoperatorias innecesarias en pacientes con bajo riesgo.
La reducción de las PBV es un desafío complejo para el sistema sanitario, pero esencial para mejorar la calidad de la atención y la seguridad del paciente. Como señalamos en este artículo de la revista Atención Primaria, el proceso de desadopción de PBV requiere de estrategias multifacéticas a desarrollar por diferentes agentes y en diferentes niveles, lo que supone un esfuerzo relevante en recursos humanos, organizativos y económicos. 
Reducir estas prácticas, además de evitar la sobreutilización de recursos sanitarios innecesarios, también garantiza una atención de calidad, segura y centrada en las necesidades reales de los pacientes. Este libro nos puede ayudar a iniciar dicho proceso. Los autores recomiendan que, una vez finalizada su lectura, se empiece la estrategia al día siguiente (“start tomorrow”), debatiendo estos conceptos con los colegas, hablando con los pacientes o aplicando una idea que, por simple y modesta que sea, puede ser un primer paso para cambiar la cultura de la organización.

+ info
Kool T, Patey AM, van Dulmen S, Grimshaw JM, editors. How to Reduce Overuse in Healthcare: A Practical Guide. 1st ed. Hoboken, NJ: Wiley-Blackwell; 2023. Print ISBN: 9781119862727. Online ISBN: 9781119862758. 
Grimshaw JM, Patey AM, Kirkham KR, Hall A, Dowling SK, Rodondi N, et al. De-implementing wisely: developing the evidence base to reduce low-value care. BMJ Qual Saf. 2020;29(5):409-17. 

Publicado por: Txema Coll Benejam
Como citar esta entrada:
Coll Benejam T. Cómo reducir la sobreutilización en la atención sanitaria: una guía práctica recomendable. [Internet]. Sano y Salvo. Blog de seguridad del paciente en atención primaria. [24 de octubre de 2024; consultado 24 de octubre de 2024]. Disponible en: https://sano-y-salvo.blogspot.com/2024/10/como-reducir-la-sobreutilizacion-en-la.html

15 octubre, 2024

Prácticas de bajo valor: aportaciones del Instituto Lown para evitarlas

Reducir las prácticas de bajo valor es uno de los aspectos fundamentales en los que trabajan los expertos del Instituto Lown. Con el objetivo de conseguir que los pacientes reciban toda la atención que necesitan y ninguna que no necesiten, y mejorar con ello la seguridad y la eficiencia del sistema de salud, avanzan tres de sus principales proyectos o líneas de trabajo:

  1. Servicios de bajo valor: complicaciones, variabilidad y medición. Este proyecto tiene como objetivo mejorar el conocimiento sobre la atención de bajo valor, en particular sobre los daños que conlleva, las diferencias en su utilización y la complejidad para medir los servicios de bajo valor. El proyecto consta de tres estudios diferentes, que buscan responder a las siguientes preguntas:
    • ¿Con qué frecuencia los pacientes experimentan complicaciones adquiridas en el hospital como resultado de una atención de bajo valor?
    • ¿Cómo varía la utilización de cirugías de cáncer según el ingreso de los pacientes en diferentes países?
    • ¿Qué servicios de alto impacto y bajo valor deberíamos medir, y qué datos necesitamos para poder medirlos?

  2. Informe sobre el uso excesivo de stents. En este informe, publicado en el año 2023, se presentan los resultados del Índice de Hospitales del Instituto Lown (Lown Institute Hospitals Index, LIHI), el primero que evalúa cómo evitan los hospitales el uso excesivo de pruebas y procedimientos de bajo valor. Entre los datos más impactantes que arroja este estudio, destacan dos: 1/ que los hospitales de EE. UU. colocaron más de 229.000 stents coronarios innecesarios entre 2019 y 2021, lo que supone un stent innecesario cada siete minutos; y 2/ que Medicare desperdició hasta 2.440 millones de dólares en stents innecesarios entre 2019 y 2021.

  3. Sobrecarga de medicamentos. Los investigadores del Instituto Lown señalan que Estados Unidos sufre una epidemia invisible de daños causados ​​por la prescripción excesiva de medicamentos y predicen que, si no se hace nada para cambiar las prácticas actuales, durante la próxima década la sobrecarga de medicamentos contribuirá a más de 4,5 millones de hospitalizaciones, por efectos secundarios graves, y a la muerte prematura de 150.000 adultos de edad avanzada. Con el objetivo de frenar estos daños, el Instituto Lown publicó en enero de 2020 un Plan de acción para eliminar la sobrecarga de medicación, desarrollado por un grupo de 22 expertos en el uso de medicamentos, entre los que se encuentran médicos, enfermeras, farmacéuticos, representantes de pacientes e investigadores de los Estados Unidos y de Canadá. 

Casi cinco años después de la publicación del informe sobre la sobrecarga de medicamentos, el problema no ha hecho más que aumentar, sobre todo entre mayores de 65 años, y se estima que cientos de estadounidenses mayores son hospitalizados cada día debido a los efectos adversos de uno o más medicamentos. Los expertos del Instituto Lown señalan que los medicamentos no deben interferir en lo que es importante para una persona mayor, es decir, en sus capacidades cognitivas y en su movilidad. El exceso de medicamentos en estos pacientes tiene graves efectos adversos, como delirio, hemorragia, caídas e incluso hospitalización o muerte. Se estima que por cada medicamento adicional el riesgo de efectos adversos aumenta entre un 7 y un 10 por ciento. 

A medida que envejecemos los fármacos nos afectan de manera diferente, por lo que los medicamentos recetados hace años pueden tener mayor riesgo de causar daño que cuando se recetaron por primera vez. Por ejemplo, las benzodiazepinas, y otros medicamentos con efecto sedante, aumentan el riesgo de caídas, fracturas y deterioro cognitivo en personas mayores, y los medicamentos anticolinérgicos pueden causar alucinaciones, confusión, taquicardia, sequedad ocular y otros efectos adversos, que se vuelven más pronunciados en combinación entre sí. Lo mismo ocurre cuando, en el afán de conseguir los objetivos marcados por las guías de práctica clínica para el control de enfermedades crónicas, como la diabetes o la hipertensión, la intensificación del tratamiento aumenta el riesgo de caídas, fracturas, confusión, convulsiones y hospitalización. 

También hay que tener en cuenta que las "cascadas de prescripción" son una causa frecuente de sobremedicación. Esto sucede cuando a los pacientes se les prescribe un medicamento para tratar los efectos secundarios causados por otro medicamento, lo que genera más efectos secundarios y más medicamentos, y así sucesivamente.

           Viñeta de @Goneintorapture, publicada por el Instituto Lown en https://lowninstitute.org/medication-overload-how-to-avoid-harm-from-too-many-meds/, adaptada al español por @roanelSP


El Plan de acción del Instituto Lown para eliminar la sobrecarga de medicación presenta soluciones integrales para abordar las principales causas de dicha sobrecarga. Incluye informes y materiales de apoyo para cada una de las cinco líneas de acción en las que se estructura:

  1. Implementar "controles de prescripción": recomendaciones para la realización de revisiones de medicamentos que ofrecen la oportunidad de deprescribir (suspender medicamentos o reducir dosis) de manera adecuada.
  2. Concienciar: recomendaciones sobre cómo generar conciencia entre los pacientes, los médicos y el público en general sobre los posibles daños del uso de múltiples medicamentos.
  3. Mejorar la información en el punto de atención: recomendaciones para proporcionar a los médicos la información que necesitan para prescribir y deprescribir de forma segura. Incluye aspectos relacionados con el uso adecuado de guías de práctica clínica y de los registros médicos electrónicos.
  4. Educar y formar a los profesionales sanitarios: recomendaciones para capacitar a los profesionales para reducir la sobrecarga de medicación, incorporando información sobre atención geriátrica y capacitación en deprescripción durante la formación, tanto académica como continua.
  5. Reducir la influencia de la industria farmacéutica: recomendaciones para reducir el impacto de la industria farmacéutica, limitando las visitas de los representantes a los médicos y la publicidad directa al consumidor.
Además de estos y otros proyectos, en la sección de publicaciones de su web se puede acceder al blog del Instituto Lown y a la sección de artículos y noticias destacadas como, por ejemplo, una noticia publicada en agosto de 2024 en la que detallan cómo una aseguradora de Medicare Advantage ganó miles de millones gracias al sobrediagnóstico de la enfermedad arterial periférica. 

El Instituto Lown, un referente en seguridad del paciente, realiza una labor muy necesaria para tratar de frenar la corriente medicalizadora y de intervencionismo innecesario, que constituye una amenaza para la sostenibilidad de los sistemas sanitarios y para la seguridad de la asistencia.


+ info: 
Eliminating medication overload: A national action plan. Working Group on Medication Overload. Brookline, MA: The Lown Institute, 2020. DOI: https://doi.org/10.46241/LI.YLBW4885 

Publicado por: Rosa María Añel Rodríguez y Jesús Palacio Lapuente

Cómo citar esta entrada:
Añel Rodríguez RM, Palacio Lapuente J. Prácticas de bajo valor: aportaciones del Instituto Lown para evitarlas. [Internet]. Sano y Salvo. Blog de seguridad del paciente en atención primaria. [15 de octubre de 2024; consultado 15 de octubre de 2024]. Disponible en: https://sano-y-salvo.blogspot.com/2024/10/practicas-de-bajo-valor-aportaciones.html 

01 octubre, 2024

Activación e implicación de los pacientes en su seguridad: claves para maximizar el éxito de las intervenciones dirigidas a incorporar a los pacientes como barrera


Pacientes como barrera de seguridad
Fuente: @roanelSP
"Generar cultura de seguridad es un trabajo de fondo que requiere continuidad en el tiempo, debemos ser muy persistentes". Así concluía Rosa Añel la entrevista que realizó para este blog en el año 2018, enfatizando la importancia de la implicación de la ciudadanía, clave de la campaña de Seguridad del Paciente que entonces diseñó y lideró en Osakidetza/Servicio Vasco de Salud.

Participar como barrera de seguridad significa que las y los pacientes, mediante su actuación, pueden prevenir algunos de los problemas de seguridad que se producen durante la asistencia sanitaria y notificar los fallos que han detectado. La participación del paciente en su seguridad tiene una doble vertiente: proactiva, detectar los riesgos y puntos débiles del sistema que favorecen la aparición de fallos durante el proceso asistencial, y actuar para evitar los daños derivados de dichos fallos; y reactiva, informar sobre los incidentes de seguridad que ya han acontecido, para analizar sus causas y aplicar mejoras que eviten su repetición.

Tras años de trabajo en este campo y buscando ampliar el escaso conocimiento existente sobre cómo involucrar a los pacientes para que actúen en pro de su seguridad, qué tipo de estrategias son las más exitosas para conseguirlo y cuáles son los factores que facilitan y los que dificultan dicha participación, la Dra. Añel presenta, junto con la profesora Virginia Díaz Gorriti, los resultados de una intervención educativa que han sido publicados en la Revista Clínica de Medicina de Familia el pasado mes de junio.

El estudio se realizó en Atención Primaria, en la Organización Sanitaria Integrada (OSI) Barrualde-Galdakao, de Osakidetza. El tipo de incidente de seguridad elegido para realizar la intervención educativa han sido los errores de identificación del paciente, y el proceso asistencial seleccionado, la intervención quirúrgica programada del servicio de traumatología. Se diseñó material específico para sensibilizar y activar a los pacientes que se encontraban en lista de espera para ser operados. Así, los pacientes recibieron una intervención educativa al comienzo del proceso con el fin de activarles y promover su participación, a favor de su seguridad, a lo largo del proceso asistencial. 

Todos los detalles del diseño y la metodología del estudio, la evaluación de la situación de partida de las y los pacientes, su percepción de la seguridad clínica y sus conocimientos previos a la intervención, están publicados en el año 2019 en la revista Journal of Healthcare Quality Research.

Las autoras presentan este año los resultados de la última fase de su investigación, cuyo objetivo ha sido evaluar el efecto de la intervención educativa en el nivel de activación y la capacidad de participación del paciente reforzando su seguridad durante la asistencia. La información recabada mediante las entrevistas personales semiestructuradas, junto a las notas registradas por la entrevistadora y la observadora al final de cada una de ellas, y las anotaciones del cuaderno de campo entregado a las personas participantes, ha conformado el conjunto de datos primarios, de cuyo análisis derivan los resultados que ahora se presentan.

Mediante el análisis cualitativo del contenido, se identificaron cinco categorías, y trece subcategorías, con la siguiente segmentación temática de la información:

  1. El interés mostrado por la actividad educativa, que fue muy alto. El proceso de captación de participantes fue ágil, nadie solicitó salir del estudio, y todas las personas participantes recordaron los dos mensajes clave para contribuir a asegurar su proceso de identificación: "identifícate" y "comprueba que los datos de identificación que figuran en la pulsera y en la documentación son los tuyos".
  2. La situación de base de los pacientes en cuanto a su percepción y conocimiento de los riesgos asociados a la asistencia sanitaria. Todos los pacientes son conscientes, en mayor o menor grado, de que el ámbito sanitario no está exento de riesgos. Sin embargo, la valoración que hacen de los incidentes de seguridad es muy diferente en función de las consecuencias que hayan tenido. Cuando se trata de incidentes sin daño, muestran una actitud más comprensiva. Sin embargo, cuando el resultado del proceso asistencial no es el deseado, muestran desconfianza y, en ocasiones, rechazo hacia la actitud de los profesionales. Entre los factores que las y los pacientes identifican con mayor claridad, que contribuyen a aumentar el riesgo de que algo salga mal, destacan: la ausencia de su profesional de referencia, la información insuficiente o contradictoria, el uso de lenguaje técnico, la incertidumbre, y la percepción de falta personal suficiente para hacer el trabajo con calidad y seguridad.
  3. Las dificultades para participar. Las y los pacientes desconocen aspectos importantes del proceso asistencial y esto condiciona las posibilidades de participación. Han señalado carencias de información, e incluso a veces información contradictoria, en los siguientes aspectos del proceso asistencial: información sobre el procedimiento quirúrgico y sobre el postoperatorio, indicaciones acerca de qué hacer y qué no hacer en cada fase o momento del proceso asistencial, e información sobre el tratamiento y recomendaciones de cuidados al alta. Además de las dificultades para conseguir la información necesaria para aclarar sus dudas, la actitud del personal médico y la percepción del contexto o clima asistencial como hostil, son los elementos que dificultan la participación efectiva de las y los pacientes como barrera de seguridad.
  4. La utilidad de la intervención y su impacto real en la capacidad del paciente para participar reforzando su seguridad durante la asistencia. Todas las personas participantes han mejorado su nivel de activación —han manifestado su intención de cambio en futuros contactos con el sistema sanitario, y creen que la intervención educativa ha mejorado su disposición y capacidad para actuar reforzando su seguridad— si bien el grado de mejora conseguido es diferente en función de la situación de partida de cada paciente. Cabe destacar que se ha producido un efecto "bola de nieve" por el cual, pacientes que antes no habían reparado en la importancia de participar reforzando su seguridad, tras la intervención educativa comienzan a comportarse como agentes sensibilizadores e implicadores, trasmitiendo esta información a sus familiares y las personas de su entorno.
  5. Otros hallazgos o información emergente. En esta categoría las autoras incorporan la información adicional que no deriva del guion elaborado para conducir las entrevistas ssmiestructuradas. Entre esta información sobresalen dos aspectos: 1/ el fenómeno de "agencia delegada", situaciones en las que el paciente no puede ejercer su agencia para participar activamente como barrera de seguridad y delega esta función en una persona de su confianza, generalmente un familiar o persona cuidadora; y 2/ la existencia de "zonas opacas", momentos o aspectos del proceso asistencial ocultos o innacesibles, en los que el paciente no puede participar de ningún modo.

Las autoras destacan que la capacidad del paciente para actuar como barrera de seguridad no es una cuota fija o estanca, sino que varía en función de las circunstancias personales y de salud de cada paciente (factores intrínsecos), y de las características de los profesionales y del contexto o ámbito asistencial (factores extrínsecos). Claramente determinada por el nivel de estudios, la capacidad para participar no es innata, sino que se adquiere. Y se puede adquirir de dos formas: de forma natural, con la experiencia como pacientes, o de forma inducida, mediante actividades o intervenciones educativas. La primera significa, generalmente, que algo ha ido mal, por lo que no es la manera más recomendable de aprender.

La información y la formación son imprescindibles como primer paso para la activación. Si los pacientes no disponen de información suficiente sobre su proceso, difícilmente podrán participar de forma efectiva y, por ello, esto requiere ser abordado. Debemos tener en cuenta, además, que dicha activación no siempre se traduce en participación efectiva, que el empoderamiento no se alcanza en todos los casos y, una vez alcanzado, no se mantiene estable, sino que fluctúa en función de los factores moduladores de la participación identificados en este estudio. Así, las autoras concluyen que conocer y tener en cuenta los factores que modulan la capacidad de participación de las y los pacientes nos permitirá ser más eficientes en el desarrollo de intervenciones enfocadas a potenciarla.

Entre las limitaciones del estudio destacan las siguientes: 1/ no se puede concluir acerca de las diferencias de género encontradas, y sus causas, por no estar diseñado el estudio para tal fin, 2/ a pesar de haber explorado los factores moduladores de la participación, no se ahonda en ellos, y 3/ debido a la duración del periodo de seguimiento de las personas participantes (entre 18 y 24 meses) no se han podido evaluar los posibles cambios, en el nivel de empoderamiento alcanzado, con el paso del tiempo. Las autoras ponen a disposición de los lectores sus hallazgos, limitaciones y reflexiones; aspectos, todos ellos, que interesa tener en cuenta de cara a futuras investigaciones.

Los resultados de este estudio son compatibles con los hallazgos de otras investigaciones, en las que se señala que las intervenciones más exitosas para involucrar a las y los pacientes en su seguridad son aquellas que: 

  • promueven un cambio de comportamiento y se implementan en entornos clínicos, 
  • se enfocan a ayudar a las y los pacientes a identificar problemas de seguridad y a tomar medidas específicas sobre aspectos que tienen que ver con su seguridad durante su proceso asistencial 
  • se dirigen a aspectos que no conlleven para las y los pacientes un comportamiento que pueda ser considerado por el personal médico sanitario como "conflictivo", y 
  • permiten a las y los pacientes aportar información retrospectiva sobre temas de calidad y seguridad (cuestionarios, encuestas, entrevistas, notificación de problemas, sugerencias de mejora).

Este artículo contribuye a aumentar el muy necesitado corpus de estudios sobre el empoderamiento para mejorar la seguridad del paciente. Con intervenciones como esta, de información y capacitación, las autoras abren camino para promover que las y los pacientes participen reforzando su seguridad durante la asistencia sanitaria. Y lo hacen en condiciones reales y desde el ámbio de la atención primaria.


+ info:

Añel Rodríguez RM, Aibar Remón C, Martín Rodríguez MD. La participación del paciente en su seguridad. Aten Primaria. 2021 Dec;53 Suppl 1(Suppl 1):102215. 

Añel Rodríguez RM. Desarrollo de una intervención educativa para activar a los pacientes en su seguridad. J Healthc Qual Res. 2019; 34(1):3-11.

Añel Rodríguez RM. La participación del paciente en su seguridad: propuesta metodológica para promover la agencia del paciente. 2018. Tesis de Máster. Archivo digital de docencia e investigación de la Universidad del País Vasco. Disponible en: https://ehu.on.worldcat.org/oclc/1364701226  

En este blog:

Añel Rodríguez RM. La implicación de la ciudadanía como clave de la campaña de Seguridad del Paciente de Osakidetza - 2018. Entrevista a Rosa Añel. [Internet]. Sano y Salvo. Blog de seguridad del paciente en atención primaria. [2 de octubre de 2018; consultado 3 de septiembre de 2024]. Disponible en: https://sano-y-salvo.blogspot.com/2018/10/la-implicacion-de-la-ciudadania-como.html

Añel Rodríguez RM. El paciente como barrera de seguridad. Entrevista a D.ª Rosa Mª Añel Rodríguez. Coordinación de Programas de Salud Pública y Seguridad del Paciente. Dirección de Asistencia Sanitaria, Osakidetza. Servicio Vasco de Salud. [Internet]. Sano y Salvo. Blog de seguridad del paciente en atención primaria. [23 de mayo de 2019; consultado 3 de septiembre de 2024]. Disponible en: https://sano-y-salvo.blogspot.com/2019/05/el-paciente-como-barrera-de-seguridad.html

Añel Rodríguez RM. La participación del paciente en su seguridad. Artículo especial publicado en la revista Atención Primaria.  [Internet]. Sano y Salvo. Blog de seguridad del paciente en atención primaria. [12 de enero de 2022; consultado 3 de septiembre de 2024]. Disponible en: https://sano-y-salvo.blogspot.com/2022/01/la-participacion-del-paciente-en-su.html


Publicado por: María Luisa Torijano Casalengua

Cómo citar esta entrada:
Torijano Casalengua ML. Activación e implicación de los pacientes en su seguridad: claves para maximizar el éxito de las intervenciones dirigidas a incorporar a los pacientes como barrera. [Internet]. Sano y Salvo. Blog de seguridad del paciente en atención primaria. [1 de octubre de 2024; consultado 1 de octubre de 2024]. Disponible en: https://sano-y-salvo.blogspot.com/2024/10/activacion-e-implicacion-de-los.html