Por el interés y el éxito del taller pedimos a nuestra compañera en el GdT de seguridad del paciente de semFYC Montse Gens Barberà que hiciera la reseña que sigue a continuación, para difundir su contenido más allá de los asistentes a la jornada.
A partir del análisis de dos casos prácticos, queríamos reflexionar sobre la atención que ofrecemos actualmente a los pacientes atendidos en su domicilio y, a la vez, proponer un nuevo enfoque que incorpore la visión de la seguridad de los pacientes.
Antonia tiene 84 años y es viuda desde hace 5. Vive sola, pero tiene una hija que vive cerca que la ayuda en lo que necesita. Es diabética e hipertensa, tiene una fibrilación auricular y sufre de artrosis que controla con analgésicos; también toma Sintrom. Tiene dificultad para la movilidad y no sale sola de casa. Hace un mes sufrió una caída en el baño de su casa y se fracturó el fémur. En la última visita a su domicilio, su hija explica que últimamente se despista mucho, pierde cosas por dentro la casa, y no está segura de que tome correctamente la medicación. Al realizar el control de Sintrom, se detecta un INR >8.
Marta tiene 48 años. Cuando tenía 23 le diagnosticaron SIDA. En febrero de 2017 ingresa en el hospital tras una nueva reagudización. Se le plantea la irreversibilidad de su estado de salud, proponiendo suspender el tratamiento actual por un nuevo tratamiento paliativo. Es consciente de su situación, comprende el significado del tratamiento paliativo y su pronóstico. No quiere continuar el tratamiento en el hospital y pide poder vivir las últimas semanas de vida en casa. Vive sola en un pequeño apartamento. Su madre vive cerca y su hermana a 20 Km. La enfermera de enlace contacta con su equipo de atención primaria para informarles de la decisión de la paciente de pedir el alta del hospital para morir en casa.
Todos reconocemos a Antonia y a Marta en muchos de nuestros pacientes que atendemos en domicilio. ¿Somos capaces de ofrecerles una atención individualizada, proactiva, resolutiva, adecuada, eficiente, satisfactoria y segura, en cualquier momento y con la intensidad necesaria en su domicilio? ¿La identificación de las áreas críticas nos facilitaría la toma de decisiones y la implantación de prácticas seguras? ¿Podemos definir un modelo que nos permita disponer de un mapa de riesgos en seguridad del paciente?
El taller propone un enfoque de la atención a domicilio desde la perspectiva de seguridad de los pacientes, desarrollando un modelo basado en la identificación de las áreas críticas para la seguridad, disponiendo de un mapa de riesgo con alertas visuales para facilitar la toma de decisiones e implantar prácticas seguras.
¿Cómo lo hacemos?
A partir de diferentes estudios nacionales e internacionales identificamos las áreas de riesgo más prevalentes en el entorno de la atención domiciliaria: identificación de los pacientes que necesitan atención en su domicilio, autonomía, apoyo social, cuidador, riesgo o presencia de úlceras, riesgo o antecedentes de caídas, valores y creencias, uso seguro del medicamento, riesgo de infección, control de síntomas, riesgo de descompensaciones que provocan ingresos evitables, continuidad asistencial en atención primaria, coordinación en las transiciones, entorno de trabajo de enfermería y la cultura de seguridad de la organización.
La valoración de estas áreas de riesgo se realiza mediante la observación directa, entrevistas con los pacientes y cuidadores, intercambio de información con otros profesionales implicados (servicios sociales, profesionales de otros dispositivos asistenciales...) y diferentes escalas de valoración, lo que genera una gran cantidad de datos que se registran en diferentes lugares de la estación clínica.
En la práctica, obtenemos mucha información disgregada que, lejos de ayudar al profesional, dificulta su interpretación, la identificación de las áreas críticas para la gestión del riesgo y, por tanto, la toma de decisiones para la implantación de prácticas seguras.
Necesitamos disponer de información básica automatizada y actualizada para la toma de decisiones, enfocada a la seguridad del paciente. Para ello es necesaria una nueva arquitectura de la información, transformar los registros actuales que constan en la historia clínica en un mapa de riesgos con alertas visuales, que se actualice automáticamente y que facilite la toma de decisiones a los profesionales.
Este nuevo enfoque de disponer de un “mapa de riesgos en seguridad del paciente en la atención domiciliaria” consiste en la visualización en la historia del paciente de sus áreas críticas. Esta visualización es el resultado de transformar la información registrada en la historia clínica en formato de alertas visuales que permite identificar el riesgo y actuar para implantar prácticas seguras.
La identificación de las áreas críticas nos permite disponer del mapa de riesgos para la implantación de las prácticas seguras adecuadas a cada situación única.
Con la incorporación del modelo de gestión de riesgos garantizamos una atención más segura del paciente en atención domiciliaria.
Pensamos que disponer de un mapa de riesgos del paciente es básico para una asistencia sanitaria segura en el domicilio.
Publicado por Sano y salvo, texto de Montserrat Gens Barberà