En 2019, la 72ª Asamblea Mundial de la Salud, reconociendo que
mejorar y garantizar la seguridad del paciente es un desafío cada vez mayor
para la prestación de servicios de salud, solicitó al director general de la
OMS la formulación un plan a desarrollar de forma colaborativa con todos los
Estados Miembros y las partes interesadas pertinentes, incluido el sector
privado, para presentarlo a la 74ª Asamblea en 2021.
El plan proporciona un marco estratégico para fortalecer la seguridad del paciente con
un enfoque holístico. Tras una breve introducción
que incluye antecedentes, justificación y proceso de desarrollo, se definen la visión, misión y valores del plan, y se
exponen los seis principios rectores
para guiar su desarrollo e implementación durante los próximos 10 años:
1. Reconocer y tratar a pacientes y familiares como
colaboradores necesarios para una atención segura
2. Conseguir resultados a través del trabajo
colaborativo
3. Analizar datos y experiencias para generar conocimiento
4. Trasladar la evidencia a la práctica y
convertirla en mejoras medibles
5. Adaptar las políticas a la naturaleza y
características del entorno local donde se aplican los cuidados
6. Combinar el conocimiento científico-técnico de
los profesionales y las experiencias de la ciudadanía y de los representantes
de pacientes
El plan se sustenta en 7 objetivos estratégicos:
1. Lograr que el daño cero a los pacientes sea una forma de pensar y un compromiso en la planificación y prestación de atención sanitaria en cualquier parte del mundo
2. Construir sistemas de salud altamente fiables y
organizaciones sanitarias que protejan a los pacientes de los daños en el día a
día
3. Garantizar la seguridad en todos los procesos
clínicos
4. Involucrar y empoderar a pacientes y familiares
para conseguir una atención más segura
5. Sensibilizar, educar y capacitar a los
trabajadores para que contribuyan al diseño y prestación de una atención segura
6. Asegurar un flujo constante de información y
conocimiento para mitigar los riesgos y reducir los daños evitables
7. Desarrollar y mantener sinergias y
colaboraciones multisectoriales e internacionales para mejorar la seguridad del
paciente
Cada objetivo incluye cinco tipos de estrategias diferentes,
por lo que el marco de trabajo resultante es una matriz de 7 x 5 con 35 estrategias específicas, y para cada
una de ellas se recomiendan diferentes acciones, indicando a qué categoría de agentes implicados van dirigidas: entidades
gubernamentales, organizaciones sanitarias, otros agentes implicados en la
salud y la propia OMS.
La implementación
del plan debe adaptarse a la situación de cada país, priorizando diferentes
acciones según el contexto local. Para conseguir los objetivos deben mantenerse
las sinergias entre todos los actores implicados, en base a lo que el plan
describe como “Ecosistema de Implementación de la Seguridad del Paciente”.
El plan ofrece un conjunto mínimo de indicadores para evaluar el desarrollo y cumplimiento de los
objetivos a alcanzar en 2030. Los agentes implicados pueden añadir otros indicadores
relevantes adaptados a su contexto y a sus necesidades.
El borrador del plan está abierto a consulta pública hasta el próximo
lunes 28 de septiembre, a través de un formulario web que consta de 23 preguntas y se puede completar en varios tiempos, pues
permite guardar las respuestas sin haber finalizado y retomarlo en otro momento.
Se trata de una oportunidad para que organizaciones sanitarias y expertos en
seguridad del paciente de todo el mundo podamos revisarlo y mejorarlo. Os
animamos a participar enviando vuestros comentarios y sugerencias.
La publicación en 2000 del informe To Err is human: building a safer healthsystem, cambió la perspectiva de análisis de los fallos en las
organizaciones sanitarias al considerarlos multicausales y sistémicos. Las organizaciones sanitarias pueden y deben aprender de los fallos para generar mejoras. Este enfoque permite abandonar la búsqueda de un culpable como única medida tras un evento adverso. Si bien es cierto que ningún profesional sanitario, en su
condición de humano, está libre de equivocarse y cometer errores, la
probabilidad de que esto ocurra es mayor cuanto más adversas son
las condiciones de trabajo. Tomar conciencia de que errar es humano, y de que
tanto los propios medios técnicos como la relación entre humanos y tecnología
también son fuente de riesgos, es crucial. Además, debemos tener en cuenta que
la forma de errar irá cambiando con la complejidad de los cuidados y con la
incorporación de nuevos elementos al sistema.
La cultura de seguridad promueve la notificación y análisis de los eventos adversos para conocer sus causas, aprender de lo ocurrido y utilizar la información para hacer sistemas más seguros, incorporando medidas de mejora para evitar su repetición (enfoque reactivo), y fomenta la vigilancia y detección de riesgos latentes para atajarlos antes de que se produzcan daños (enfoque proactivo). La gestión de los eventos adversos en un clima de cultura positiva incluye la atención a las primeras, segundas y terceras víctimas (pacientes, profesionales y organizaciones afectados por los eventos adversos). La cultura de la culpa señala a los profesionales y servicios implicados como responsables de lo ocurrido, los errores se interpretan como signos de incompetencia, y se genera un clima de temor y desconfianza donde los eventos tratan de ocultarse. Se produce así una situación de pérdida continua de oportunidades para mejorar el sistema, y las necesidades de las primeras, segundas y terceras víctimas quedan sin atender.
Las campañas “cero daños”, al plantear un objetivo
inalcanzable, reintroducen la cultura de la culpa, frente a la cultura de
seguridad basada en el aprendizaje y la mejora. Bajo la presión de conseguir
“cero eventos adversos”, cuando inevitablemente se produce alguno, los
profesionales y servicios implicados son señalados como culpables. Este
contexto favorece el ocultamiento y la negación de los eventos, e imposibilita
tanto la gestión de riesgos como la atención a las víctimas. Además, al ser
imposibles de cumplir, los objetivos “cero daños” alejan a los profesionales
que trabajan en condiciones reales de los políticos o gestores que los plantean
desde una perspectiva ilusoria.
Pretender que nadie resulte dañado no es un objetivo realista, es frustrante, y puede tener el efecto contrario y terminar reduciendo el nivel de seguridad. El lema elegido para el despliegue del plan, “Hacia cero daños al paciente en la asistencia sanitaria”, debe cambiarse porque plantea un objetivo inalcanzable. El enfoque “daño cero” defiende la seguridad absoluta, pero ningún sistema está libre de riesgos, y el sistema sanitario tampoco. Necesitamos un plan, pero un plan para trabajar en el mundo real, ambicioso pero aplicable, y fundamentado en la experiencia acumulada durante los últimos años y en la cultura de seguridad del paciente, no en la de la culpa.
La OMS no debe conducir a los que trabajan por una atención sanitaria más segura hacia una vía que sabemos por la experiencia que no conduce a la mejora sino a la frustración.
Un lema más realista, útil y acorde tanto con la cultura como con la metodología de seguridad del paciente podría ser:
"Hacia una atención sanitaria más segura, libre de daños evitables".
+ info:
Public consultation for review of draft Global Patient Safety Action Plan 2021-2030. WHO
The harms
of promoting ‘Zero Harm’. Thomas EJ. BMJ Qual Saf 2020;29:4–6. https://qualitysafety.bmj.com/content/early/2019/10/08/bmjqs-2019-009703
Managing
risk in hazardous conditions: improvisation is not enough.
Amalberti R, Vincent C. BMJ Qual Saf 2020;29:60–63. https://qualitysafety.bmj.com/content/early/2019/07/08/bmjqs-2019-009443
Never/zero
thinking. Shorrock S. Humanistic Systems Blog. https://humanisticsystems.com/2016/02/27/neverzero-thinking/.com/2016/02/27/neverzero-thinking/
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