El grupo de ética de la Sociedad Catalana de Medicina de Familia (CAMFiC) acaba de publicar en su blog un documento de posicionamiento sobre un fenómeno de actualidad en atención primaria: la presencia de la informática en el encuentro profesional-paciente y la demanda creciente de más y más datos.
Se habla ya de la presencia de un tercero en la consulta y de que la relación ya no es profesional-paciente sino profesional-ordenador-paciente, generando ello un nuevo campo de investigación y estudios que se denominan socio-técnicos o estudios de la interacción entre las personas y la tecnología.
La tecnología en las ciencias de la salud y en las consultas es un hecho que ya nadie cuestiona. Su uso puede introducir ganancias importantes en la atención sanitaria, como por ejemplo en la comunicación y coordinación entre profesionales y niveles asistenciales, en la evaluación de la calidad asistencial o en la seguridad del pacientes, pero también puede deteriorar, según como se implante, tanto la calidad como la seguridad de la atención.
La proliferación de software y registros, que ya en el argot médico se llama “registritis”, lleva camino de cambiar la relación clínica, y no precisamente ni siempre en pro de la beneficencia. Cada vez más se solicitan datos que no sirven para la relación clínica sino que están al servicio de usos no clínicos, olvidando que la informática ha de estar al servicio de la clínica y no de la gestión, ni de la facturación, ni de la bigdata y la e-salud.
La “registritis” están modificando profundamente la naturaleza del trabajo clínico y contribuyendo a la burocratización de la atención. Porque los registros no sólo son preocupantes por la cantidad y el tiempo que nos ocupan y nos restan de nuestra función de cuidado, sino también porque exigen datos estructurados que están haciendo que la relación clínica se convierta en una actividad cada vez más reglada y estandarizada haciendo, como dice Trisha Greenhalgh, que "las historias de los pacientes se transformen en bytes; lo particular se convierte en generalizable; lo complejo se haga simple y manejable; y la incertidumbre se categorice y de esta forma se pueda almacenar”. De este modo lo particular, lo propio de cada persona, su narrativa, no interesa y sólo se tienen ojos para la enfermedad, dificultando cada vez más la comprensión de la persona y sus contextos, y llevándonos a la objetivación y deshumanización del sujeto doliente.
Necesitamos reflexión que nos oriente, nos haga de brújula y nos indique hacia dónde ir. Tal como ha hecho el Grupo de Ética de CAMFiC en cuyo posicionamiento analiza estos hechos y da recomendaciones a profesionales, gestores, ingenieros de sistemas, y diseñadores de software clínico, con la finalidad de detener esta ansia registradora y reorientarnos hacia el objetivo básico y fundamental de la AP: las relaciones humanas con las personas consultantes como faro y guía.
Grupo de ética de la Sociedad Catalana de Medicina de Familia (CAMFiC). Documento de posicionamiento sobre el hiperregistro (“registritis”) en el encuentro clínico profesional-paciente en la Atención Primaria.
María José Fernández de Sanmamed
(Actualización 14/11/2018) Publicada la versión en inglés del documento de posicionamiento sobre la #registritis de @ecamfic: Statement on hyper-registration (“registritis”) in the clinical professional-patient encounter in Primary Care
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