Por otra parte, hay quien se siente ofendido al creer que este término y lo que el mismo implica restan importancia a la experiencia de los pacientes y sus familias.
El grado de intencionalidad y la violencia en el daño que la palabra "víctima" implica está detrás de la discusión.
La extensión del término y su potencia, por otra parte, son ventajas de su uso que deben considerarse seriamente, ya que resaltan la gravedad y el reconocimiento de este problema por parte de toda la comunidad científica y puede mover hacia la acción con más ímpetu e intensidad.
Han sido propuestos otros términos alternativos, como "Trauma secundario" o "Cuidador o sanador dañado", pero en absoluto han sustituido al término original y ninguno ha sido adoptado ampliamente.
El artículo revisa este fenómeno y explora la terminología utilizada para describir a los profesionales envueltos en eventos adversos así como los programas diseñados para su apoyo resumiendo distintos estudios en ambos niveles asistenciales. Aunque son más frecuentes los estudios destacados a nivel hospitalario, los autores reseñan dos centrados en Atención Primaria, en Canadá de O'Beirne y cols y en Francia, de Venus y cols, ambos basados en encuestas, a las que se añaden entrevistas semiestructuradas en este último. Los síntomas descritos en ellos incluyen frustración, vergüenza, enfado y culpa o remordimiento y, en ambos, la estrategia de manejo más común por parte de los profesionales fue contárselo a alguien.
Entre los programas de ayuda a los clínicos destacan el conocido como forYOU Team, de la Universidad de Missouri o el RISE Team, del Hospital John Hopkins, entre otros.
Finalmente el texto ofrece las distintas perspectivas del debate existente, exponiendo detalladamente tanto las ventajas como las desventajas de la utilización de este término.
A medida que la importancia del soporte emocional necesario para los clínicos adquiera mayor visibilidad, la terminología que lo rodea cambiará y evolucionará. Tal vez sea necesario, apuntan los autores, emplear distintos términos, de forma que sean de utilidad para el propósito de los distintos actores implicados que, además, deben sentirse cómodos con su utilización.
Lo cierto es que este debate acerca de los beneficios e inconvenientes de esta terminología incrementará y llevará más lejos su evolución, ayudando también a mantener el foco sobre la importancia del desarrollo y la evaluación de programas de apoyo a los clínicos que lo necesiten.
+ info en la etiqueta Segundas víctimas de este blog y en los hashtag de Twitter #SegundasVíctimas y #SecondVictims. También en esta búsqueda que hemos diseñado para recuperar lo publicado o difundido sobre el tema en español y en inglés.
En nuestro país, existe una página web dedicada específicamente a las Segundas y Terceras víctimas: y el Ministerio de Sanidad, Servicios Sociales e Igualdad recoge la temática entre los objetivos de la Estrategia Nacional de Seguridad del Paciente.
Publicado por Marisa Torijano
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