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15 agosto, 2017

Conflictos de interés, medicalización y seguridad de los pacientes. Ponencia de Abel Novoa Jurado en la X Jornada de Seguridad del Paciente en Atención Primaria. Madrid, 2 de junio de 2017.

Continuamos con la publicación de las ponencias a la mesa de debate sobre “actividades y estrategias para un uso seguro de los medicamentos”. En su intervención Abel Novoa define el conflicto de interés (CI) como “aquellas circunstancias que crean un riesgo de que los juicios o acciones profesionales en relación con su interés primario puedan ser indebidamente influidos por un interés secundario”. Los intereses primarios de la medicina son la prevención de la enfermedad y la promoción de la salud; el alivio del dolor causado por la enfermedad; la asistencia, curación y cuidado de los enfermos; evitar la muerte prematura y velar por una muerte en paz.
Actualmente se considera al CI como un problema estructural, con consecuencias sistémicas y cuyas soluciones son tanto profesionales como políticas, académicas, sociales o culturales.
En los años 80, las dificultades de la profesión ante los intereses privados fueron abordadas desde el punto de vista del paradigma profesional que consideraba que la clave del problema estaba en manos de la profesión médica, que las influencias de los CI eran no estructurales y que, aunque podría haber algún caso de corrupción, los juicios profesionales se guiaban por los intereses primarios. Sin embargo, las evidencias acumuladas en los últimos 30 años indican que la influencia indebida de los intereses de la industria sobre los juicios profesionales afecta a los objetivos de la medicina. 
A pesar de haber ensayado diferentes abordajes como la declaración, la gestión o el registro transparente de los CI (proyecto The Sunshine Act), se constata que un 30% de los ensayos clínicos se publican con evidente sesgo comercial y que existen dificultades para desarrollar guías de práctica clínica libres de intereses. Además no ha mejorado la calidad en la prescripción de fármacos, la autocrítica profesional o la cuestión del pago a los médicos. Al contrario, los CI aparecen como parte integral de la investigación biomédica y la gestión sanitaria, los intereses comerciales han conseguido manipular el conocimiento y existe una desregulación del mercado de medicamentos que afecta especialmente a las novedades. Esta influencia de los intereses secundarios en los objetivos de la medicina hace necesaria una apuesta decidida por la independencia profesional y su reconocimiento.
Las organizaciones profesionales no se defienden adecuadamente de estas influencias, y aluden a una retórica de la buena intención que no es creíble al observar el evidente autointerés de muchas de sus actividades.
La innovación y la generación de conocimiento biomédico se desarrolla en un nuevo contexto de “revolución tecnocientífica” enmarcado en la lógica del beneficio, primando la iniciativa privada sobre la académica, el entorno cerrado sobre el colaborativo y el marketing sobre las ventajas objetivas. Además la salud se muestra como el mercado perfecto, debido a que la ambigüedad de su definición justifica la innovación tecnológica en un “modelo de progreso infinito” utópico que no acepta limitaciones, favoreciendo la sobreutilización de recursos y un crecimiento insostenible de los sistemas de salud.
El paradigma de la gestión también afecta de manera estructural a las decisiones de los profesionales. La retribución en base a indicadores de eficiencia, en lugar criterios clínicos, éticos o científicos genera un círculo vicioso de los CI: el mercado determina los objetivos y los resultados de la investigación para incrementar el consumo de productos, lo que genera más gasto y hace que gestores y políticos activen instrumentos de control de la actividad profesional basado en reglas determinadas por evidencias y criterios contaminados por los intereses de unos y otros. 
El abordaje de los CI pasa, además de otras intervenciones, por considerar que la independencia profesional no es un problema médico individual, sino fundamentalmente institucional, político y social. Para superar las dificultades es importante apelar al profesionalismo, la tercera lógica, distinta a la del mercado y a la de la gestión, capaz de modular sus excesos y aprovechar sus potenciales beneficios para los pacientes y la sociedad.


Abel Novoa Jurado. Médico de Familia del Servicio Murciano de Salud. Presidente de la Plataforma No Gracias.


+ info:
Entrevista al ponente en el blog Sano y salvo.

Más información sobre la jornada.


Publicado por José Ángel Maderuelo

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