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19 julio, 2016

Apoyo institucional a los sanitarios que se atreven a denunciar hechos que ponen en riesgo la seguridad del paciente: nuevo cargo en el NHS británico para velar por que sus trabajadores puedan expresarse sin temor a represalias

En el Reino Unido se ha creado el cargo del National Guardian para velar por los trabajadores del NSH que se atreven a denuncian situaciones que suponen un peligro para la seguridad del paciente. El fin es evitar casos, como en el del tristemente famoso hospital de Stafford, en los que aquellos que advirtieron de lo que pasaba fueron despedidos o castigados, mientras que los responsables siguieron en sus cargos o incluso fueron ascendidos.

El informe Francis, encargado tras el estallido del escándalo de Stafford, fue contundente: "el sistema ignoró las señales de advertencia y puso el interés corporativo y el control de costos por delante de los pacientes y su seguridad". La pesadilla que vivieron los pacientes de ese centro, que acabó con su vida en algunos casos, obligó al primer ministro a pedir públicamente disculpas.

Tras descubrir nuevos casos similares, inimaginables poco tiempo atrás en un sistema de salud como el británico, se planteó la imperiosa necesidad de proteger a aquellos que tienen el valor de denunciar lo que sucede en ese tipo de situaciones.

Las organizaciones sanitarias necesitan detectar cuanto antes los riesgos y los daños causados a los pacientes por la atención prestada, para poder controlarlos en lo posible. Por eso se crean sistemas de notificación de incidentes, cuya confidencialidad en algunos países está garantizada por la ley. Pero también es necesaria una cultura de seguridad en la que los profesionales puedan expresar sus preocupaciones al respecto con confianza, se les escuche y sus aportaciones se tengan en cuenta para introducir mejoras en la realidad asistencial.

Incluso en una organización con una cultura de seguridad no punitiva, orientada a la detección de problemas para solucionarlos, los profesionales han de vencer cierta reluctancia a notificar incidentes en los que se hayan visto involucrados o situaciones de riesgo en sus centros. El problema es aún peor cuando, como consecuencia de recortes económicos o por cambios de gestión, se llega en una institución sanitaria a asumir, por cotidianos, riesgos para los pacientes que antes se consideraban inaceptables. En ese contexto de "normalización" de lo inadmisible cuando hace falta más valor para llamar la atención sobre lo que sucede.

La primera elegida como National Guardian ha sido la prestigiosa médico de familia Henrietta Hughes, que cuenta con el apoyo de los responsables corporativos de seguridad, representantes de los pacientes y la misma organización creada por Sir Robert Francis tras su famoso informe. La creación de ese cargo es una manera de visualizar el apoyo institucional a los profesionales que tienen la valentía de arriesgarse a sacar a la luz hechos que deben atajarse.

Todos los sistemas sanitarios deben, como el británico, dar pasos para garantizar que sus trabajadores puedan expresarse libremente y sin temor a represalias, de manera que pueda aprovecharse su experiencia para tomar medidas que mejoren la calidad y la seguridad de la atención.

No estamos ante un problema exclusivamente británico. Recientemente, en España, la oncóloga Virginia Ruiz fue expedientada por denunciar en su blog las inaceptables listas de espera para recibir radioterapia de su centro, el Hospital de Burgos. Tras la campaña a su favor de profesionales y pacientes, en medios y redes sociales, finalmente el expediente ha sido archivado.
Queremos acabar esta entrada con una reflexión que la Dra. Ruiz compartió en su cuenta de Twitter:

"Llegará un día en que nuestros hijos, asombrados contemplarán que la honestidad más simple era calificada de coraje"


+ info:

New National Guardian appointed to lead the NHS in speaking up freely and safely. Care Quality Commission press release, 7 July 2016.

Ver en este blog:

Orientación al dinero o al paciente: el caso del hospital de Stafford

Libertad para que los sanitarios puedan hablar alto y claro, sin miedo a represalias, sobre lo que pasa en el Sistema Nacional de Salud británico


Publicado por Jesús Palacio Lapuente

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