En el número de junio de la revista Atención Primaria se ha publicado el editorial titulado "Crisis y política de medicamentos", de los autores Joan-Ramon Laporte y Montserrat Bosch.
Queremos destacar este editorial porque en él se hace una breve revisión de los puntos clave de este importante y actual tema, de forma estructurada, con un carácter muy didáctico y un lenguaje muy claro. Además, al final, se proponen una serie de posibles soluciones.
Como punto de partida los autores se preguntan si “un uso más saludable y prudente de los medicamentos podría generar ahorros que permitieran evitar o minimizar los recortes en otros capítulos, como personal y prestaciones asistenciales” para, a continuación, identificar las causas de ineficiencia. A partir de este análisis, se plantea la necesidad de practicar la prescripción razonada y se proponen soluciones al problema.
Como principales causas de esa ineficiencia señalan:
•El médico puede prescribir más de 12.000 presentaciones diferentes de medicamentos a cargo del SNS, siendo imposible que un profesional haga una adecuada gestión del conocimiento.Queremos destacar este editorial porque en él se hace una breve revisión de los puntos clave de este importante y actual tema, de forma estructurada, con un carácter muy didáctico y un lenguaje muy claro. Además, al final, se proponen una serie de posibles soluciones.
Como punto de partida los autores se preguntan si “un uso más saludable y prudente de los medicamentos podría generar ahorros que permitieran evitar o minimizar los recortes en otros capítulos, como personal y prestaciones asistenciales” para, a continuación, identificar las causas de ineficiencia. A partir de este análisis, se plantea la necesidad de practicar la prescripción razonada y se proponen soluciones al problema.
Como principales causas de esa ineficiencia señalan:
•El SNS no selecciona los medicamentos con la relación entre efectividad y coste más favorable, sino que los financia casi todos de manera indiscriminada.
•La mayoría de los nuevos medicamentos son meras innovaciones comerciales, y no ofrecen ventajas clínicas demostradas sobre sus congéneres más antiguos. No son casi nunca «de elección». Y el precio de los medicamentos no guarda relación con su valor terapéutico.
• La administración que aprueba nuevos fármacos de precio elevado y valor terapéutico incierto con una mano, nos pide que no lo prescribamos con la otra.
• La información sobre medicamentos y terapéutica es prácticamente monopolizada por la industria farmacéutica. Lo mismo ocurre con la formación continuada.
•No se regulan los conflictos de intereses de los profesionales que trabajan para el SNS, en relación con compañías farmacéuticas.
•Las sociedades científicas, a menudo autoras de guías de práctica clínica, tienen fuertes conflictos de intereses.
Plantean algunas actuaciones para conseguir una prescripción razonada de medicamentos tal como la preconiza la OMS:
•La selección de medicamentos no es un ejercicio de austeridad, sino de inteligencia clínica: disponer de un número limitado de medicamentos, seleccionados a partir de los problemas clínicos y sus mejores alternativas terapéuticas en términos de eficacia, seguridad, comodidad y coste, permite concentrar el conocimiento, la formación continuada y la evaluación de la experiencia clínica en los problemas de la práctica clínica y en los medicamentos recomendados para su tratamiento y no gastar recursos en evaluar los caprichos del mercado. La responsabilidad de la selección de medicamentos no debería recaer solo en el médico. El SNS debería seleccionar los medicamentos que financia siguiendo los criterios previamente citados y así descargaría considerablemente al médico de esta responsabilidad.
Finalmente se proponen algunas soluciones, actuando a varios niveles dentro del SNS:
•El sistema de salud debería seleccionar los medicamentos más idóneos con procedimientos públicos y transparentes.
•Los precios de los nuevos medicamentos y su financiación a cargo del SNS deberían tener relación con su valor terapéutico.
•Se debe prohibir la promoción comercial en los centros del SNS, bajo cualquier forma. Cuando se realice fuera de los centros del SNS debería estar sometida a un control estricto.
•La formación continuada promovida directa o indirectamente por la industria farmacéutica no debe ser acreditada por el SNS ni por la OMC u organizaciones similares.
•El SNS debería contar con un sistema propio y autónomo de información sobre medicamentos y terapéutica.
•Se deberían constituir en todas las áreas o regiones sanitarias comités farmacoterapéuticos, integrados y liderados por médicos, que establezcan protocolos terapéuticos.
Al final de esta interesante lectura queda la pregunta: ¿habrá alguna persona con competencias en la prescripción que haga caso a alguna de estas sugerencias llenas de sentido común?
•El SNS debería contar con un sistema propio y autónomo de información sobre medicamentos y terapéutica.
•Se deberían constituir en todas las áreas o regiones sanitarias comités farmacoterapéuticos, integrados y liderados por médicos, que establezcan protocolos terapéuticos.
Al final de esta interesante lectura queda la pregunta: ¿habrá alguna persona con competencias en la prescripción que haga caso a alguna de estas sugerencias llenas de sentido común?
+ info: Laporte JR, Bosch M. Crisis y política de medicamentos. Aten Primaria. 2012
Jun;44(6):306-8.
Ver en este blog:
La prescripción y los Doce Trabajos de Heracles: más allá del principio activo
Mejorar la calidad asistencial no implica financiar públicamente cualquier medicamento. Editorial de la Revista Atención Primaria
Publicado por José Saura Llamas
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