Supimos de Miguel Ángel Máñez por el Máster de Seguridad que han desarrollado el Ministerio de Sanidad y Política Social y la Universidad Miguel Hernández. Nos pareció que aportaba un punto de vista nuevo -y muy necesario- en el abordaje de la cultura de seguridad. Por eso le hemos pedido esta entrevista, a la que tan amablemente se ha prestado.
Miguel Ángel Máñez es economista. En la actualidad ejerce el cargo de subdirector económico y de recursos humanos en el Departamento de Salud Alicante-Sant Joan. Es autor del blog sobre gestión sanitaria Salud con Cosas desde 2007. Sus áreas de interés son liderazgo y gobierno clínico, innovación, marketing social aplicado a las organizaciones sanitarias, salud 2.0 y gestión del cambio. Ha participado en cursos y seminarios sobre internet y salud, gestión sanitaria y marketing; también ha escrito artículos en diversos medios sobre dichos temas.
- S. y S.: ¿Porqué, si todos estamos de acuerdo en el “primun non nocere”, en el principio ético de no maleficencia, hay dificultades para que los profesionales sanitarios asuman los problemas de seguridad del paciente?
- M. A. M.: La costumbre y la cultura de cada organización juegan un papel muy importante en la forma de comportarse de los profesionales. Generar un cambio de comportamiento es algo complejo en el ser humano, y por eso suelen utilizarse incentivos o premios para lograr que dicho cambio sea, además de rápido, duradero. Sin embargo, en el entorno sanitario, los incentivos asociados a la implantación de una nueva cultura basada en la seguridad del paciente son poco efectivos (en el caso de los económicos) y difíciles de aplicar (los no económicos).
Una comparación clara es el cambio de comportamiento en el entorno comercial, ya que conseguir que un consumidor adquiera un producto se basa en crear un impulso de compra que puede dar resultados positivos en apenas 3 minutos, pero cambiar un comportamiento es algo a muy largo plazo.
Finalmente, en el caso de la seguridad del paciente, los beneficios son invisibles para el profesional ,ya que afectan directamente a terceros, y eso dificulta el cambio.
Y contando con ello, desde su punto de vista ¿Cuáles serían las estrategias para conseguir introducir esa cultura? ¿Cómo podemos “venderla”?
En primer lugar, debemos demostrar que hay un beneficio directo para el profesional. Sin demostrar que el cambio genera valor para el profesional y para su actividad, no podremos avanzar. Las técnicas de marketing social buscan modificar el comportamiento en base a un intercambio, analizando la actitud de los miembros de la organización hacia el comportamiento propuesto, y dotando a cada profesional de las habilidades y de la motivación necesarias para que comprenda que puede realizar dicho cambio.
La "venta" de dicha cultura hay que alejarla del concepto monetario al que va asociado el término "venta". Los incentivos económicos sólo funcionan a corto plazo y, de hecho, cualquier cambio conseguido con un incentivo económico acaba desapareciendo en cuanto el incentivo desaparece. El diseño de incentivos debe realizarse de tal forma que consiga un cambio a largo plazo, apelando a los valores del profesional, a sus creencias y a sus habilidades para superar los obstáculos que pueda encontrar.
Por otra parte, una nueva cultura implica que debemos conocer perfectamente cómo son los profesionales de la organización, para poder detectar a los líderes, a los innovadores y a los “early adopters” (en la terminología de Rogers) que son los que van a servir de motor y de ejemplo. Además, la dirección debe actuar conforme a la nueva cultura, para evitar que el profesional vea que sus propios jefes intentan implantar una nueva forma de hacer las cosas que ellos mismos no siguen.
Finalmente, es necesaria una base formativa constante e innovadora: talleres en el puesto de trabajo, cursos, formación a los responsables de cada unidad, recordatorios, etc. Cualquier material de soporte es bienvenido, pero además la originalidad y la innovación siempre serán bienvenidas para lograr fijar la atención del profesional.
Finalmente, ¿Qué papel cree usted que jugarán los pacientes en este tema?
El paciente juega un papel central, ya que si las organizaciones sanitarias buscan generar un cambio cultural orientado a una mejora en la seguridad, es porque se ha comprobado que hay un margen de mejora en la atención al paciente: más calidad, más seguridad. Quizás hemos pasado por una época muy orientada a una cultura de bienestar y de seguridad para el propio profesional, olvidando en ocasiones, en el diseño de procesos, que el objetivo último de los servicios sanitarios es proporcionar una serie de cuidados al paciente.
Uno de los medios que últimamente se viene utilizando para conseguir esos cambios en la cultura que estamos comentando es utilizar al paciente como medio de transmitir al profesional la necesidad de hacer las cosas de otra forma. En el seno del National Health Service (NHS) se ha criticado mucho, ya que hay profesionales muy reacios a que sea el propio paciente quien les conmine a realizar una tarea de una u otra forma, pero suele ser un medio muy efectivo. De hecho, en nuestro centro estamos realizando un proyecto de marketing social y lavado de manos orientado a relacionar cada tipo de estrategia de marketing con una modificación u otra en la conducta del profesional.
Pues muchas gracias por habernos atendido. Ahora toca reflexionar sobre lo que nos ha expresado y trabajar, mejor orientados, para seguir intentando provocar esa cultura de seguridad.
Muchas gracias
+ Info: muy interesante este enlace, su clase en el Máster de Seguridad del Paciente del Ministerio de Sanidad y Política Social y la Universidad Miguel Hernández, donde Miguel Ángel Máñez desarrolla algunas de las ideas que aparecen en la entrevista.
Publicado por Sano y Salvo
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- S. y S.: ¿Porqué, si todos estamos de acuerdo en el “primun non nocere”, en el principio ético de no maleficencia, hay dificultades para que los profesionales sanitarios asuman los problemas de seguridad del paciente?
- M. A. M.: La costumbre y la cultura de cada organización juegan un papel muy importante en la forma de comportarse de los profesionales. Generar un cambio de comportamiento es algo complejo en el ser humano, y por eso suelen utilizarse incentivos o premios para lograr que dicho cambio sea, además de rápido, duradero. Sin embargo, en el entorno sanitario, los incentivos asociados a la implantación de una nueva cultura basada en la seguridad del paciente son poco efectivos (en el caso de los económicos) y difíciles de aplicar (los no económicos).
Una comparación clara es el cambio de comportamiento en el entorno comercial, ya que conseguir que un consumidor adquiera un producto se basa en crear un impulso de compra que puede dar resultados positivos en apenas 3 minutos, pero cambiar un comportamiento es algo a muy largo plazo.
Finalmente, en el caso de la seguridad del paciente, los beneficios son invisibles para el profesional ,ya que afectan directamente a terceros, y eso dificulta el cambio.
Y contando con ello, desde su punto de vista ¿Cuáles serían las estrategias para conseguir introducir esa cultura? ¿Cómo podemos “venderla”?
En primer lugar, debemos demostrar que hay un beneficio directo para el profesional. Sin demostrar que el cambio genera valor para el profesional y para su actividad, no podremos avanzar. Las técnicas de marketing social buscan modificar el comportamiento en base a un intercambio, analizando la actitud de los miembros de la organización hacia el comportamiento propuesto, y dotando a cada profesional de las habilidades y de la motivación necesarias para que comprenda que puede realizar dicho cambio.
La "venta" de dicha cultura hay que alejarla del concepto monetario al que va asociado el término "venta". Los incentivos económicos sólo funcionan a corto plazo y, de hecho, cualquier cambio conseguido con un incentivo económico acaba desapareciendo en cuanto el incentivo desaparece. El diseño de incentivos debe realizarse de tal forma que consiga un cambio a largo plazo, apelando a los valores del profesional, a sus creencias y a sus habilidades para superar los obstáculos que pueda encontrar.
Por otra parte, una nueva cultura implica que debemos conocer perfectamente cómo son los profesionales de la organización, para poder detectar a los líderes, a los innovadores y a los “early adopters” (en la terminología de Rogers) que son los que van a servir de motor y de ejemplo. Además, la dirección debe actuar conforme a la nueva cultura, para evitar que el profesional vea que sus propios jefes intentan implantar una nueva forma de hacer las cosas que ellos mismos no siguen.
Finalmente, es necesaria una base formativa constante e innovadora: talleres en el puesto de trabajo, cursos, formación a los responsables de cada unidad, recordatorios, etc. Cualquier material de soporte es bienvenido, pero además la originalidad y la innovación siempre serán bienvenidas para lograr fijar la atención del profesional.
Finalmente, ¿Qué papel cree usted que jugarán los pacientes en este tema?
El paciente juega un papel central, ya que si las organizaciones sanitarias buscan generar un cambio cultural orientado a una mejora en la seguridad, es porque se ha comprobado que hay un margen de mejora en la atención al paciente: más calidad, más seguridad. Quizás hemos pasado por una época muy orientada a una cultura de bienestar y de seguridad para el propio profesional, olvidando en ocasiones, en el diseño de procesos, que el objetivo último de los servicios sanitarios es proporcionar una serie de cuidados al paciente.
Uno de los medios que últimamente se viene utilizando para conseguir esos cambios en la cultura que estamos comentando es utilizar al paciente como medio de transmitir al profesional la necesidad de hacer las cosas de otra forma. En el seno del National Health Service (NHS) se ha criticado mucho, ya que hay profesionales muy reacios a que sea el propio paciente quien les conmine a realizar una tarea de una u otra forma, pero suele ser un medio muy efectivo. De hecho, en nuestro centro estamos realizando un proyecto de marketing social y lavado de manos orientado a relacionar cada tipo de estrategia de marketing con una modificación u otra en la conducta del profesional.
Pues muchas gracias por habernos atendido. Ahora toca reflexionar sobre lo que nos ha expresado y trabajar, mejor orientados, para seguir intentando provocar esa cultura de seguridad.
Muchas gracias
+ Info: muy interesante este enlace, su clase en el Máster de Seguridad del Paciente del Ministerio de Sanidad y Política Social y la Universidad Miguel Hernández, donde Miguel Ángel Máñez desarrolla algunas de las ideas que aparecen en la entrevista.
Publicado por Sano y Salvo
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1 comentario:
Gracias a vosotros! Todo un placer colaborar con sanoysalvo.
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