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10 septiembre, 2009

Opiniones de médicos sobre las actitudes ante el error de un compañero

Los médicos que advierten el error de un compañero pueden encontrarse con un conflicto ético acerca de la mejor forma de actuar en estos casos. Con muchos matices, por un lado se encuentra el sentimiento de lealtad ante un colega que se equivoca y por otro la obligación de informar al paciente que consulta. Hay diversas opciones, pero no se trata de emplear cualquiera sino de encontrar la mejor, la que daña menos y respeta más a todos los implicados, víctimas del fallo. Pero ¿qué opinan los médicos al respecto?

En este estudio publicado en Quality and Safety in Health Care, se realizó una encuesta entre abril y julio de 2006 a médicos generales en Teherán, con una tasa de respuesta de casi un 84%. Se les planteaba un mismo escenario clínico con diferentes resultados finales, sin daño, con daño leve o con resultado de muerte, y se les preguntaba como reaccionarían ellos ante cada caso y como les gustaría que reaccionaran sus compañeros si fuesen ellos los implicados en el error. Existían 6 opciones de respuesta: informar si preguntan, informar de todas formas, no hacer nada, justificar la acción, decírselo al compañero para que sea él quien lo comunique al paciente o denunciarlo.

La actitud más común declarada por los médicos fue la de comunicar el error al compañero y pedirle su revelación al paciente (incidente sin daño: 63.0%; IC 95%: 58% - 68%; incidente con daño leve: 70.0%; IC 95%: 65.4% - 74.6%; incidente con muerte: 62.5%; IC 95%: 57.5% - 67.5%). En la mayoría de los casos los médicos también esperan que sus compañeros les comuniquen sus propios errores (92.7%; IC 95%: 89.7% a 93.0).

Aproximadamente el 67% de los participantes se habían encontrado con un error de un compañero en los últimos 6 meses y, de éstos, el 90% no han recibido o han recibido muy poca formación acerca de cómo tratar estos temas.

Así pues, parece que el enfoque más aceptable entre estos facultativos es comunicar el error al médico responsable y animarle a que él mismo se lo revele al paciente pero, en esta cuestión, no hay reglas escritas ni un protocolo estricto. Estas actitudes están muy relacionadas y dependen de la cultura de seguridad existente en un país y, desde luego, es preciso insistir, la formación al respecto es trascendente para su fomento.


Editado por Marisa Torijano

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